Jockey abandonado por la industria de carreras de caballos, solicita donativos para operarse
Necesita de una cirugía para librarse del dolor y volver a trabajar, pero la aseguradora no la quiere cubrir
Felipe Valdez, quien dedicó 20 años de su vida a su trabajo como jockey, jinete de caballos de carreras, en los hipódromos más prestigiosos del país, vive en una total angustia porque la compañía aseguradora no le quieren pagar una operación en la espalda que necesita para aminorar el dolor que sufre día y noche. Por eso es que hace un llamado a la comunidad hispana para que lo apoyen con donativos para pagar su cirugía y regresar a trabajar.
“La industria de carreras de caballos me ha abandonado a mi suerte. Apenas un par de entrenadores han hecho donativos para que pueda pagar la operación que cuesta arriba de $36,000, pero los dueños y el resto de entrenadores me dieron la espalda”, dijo Felipe Valdez en una entrevista con La Opinión.
La historia de este jinete de caballos de 42 años comenzó en México donde desde niño aprendió a montar. “Mi papá era aficionado a las carreras de caballo y me llevaba a verlas desde los 6 años”.
Así que ya para los 14 años, participaba en carreras de equinos en los carriles de los ranchos mexicanos.
“En 1997 empecé a montar profesionalmente. Trabajé en Canadá como 7 u 8 años hasta que vine a California a montar, y aquí monté caballos en los hipódromos de Hollywood Park, Del Mar, Perplex y Santa Anita”.
Participó en un total de 6,362 carreras. Ganó el primer lugar en 759; obtuvo el segundo lugar en 775; y el tercer sitio en 773.
Felipe dice que trabajar como jinete de caballos ha sido siempre su pasión y es su sueño hecho realidad, pero cuando comenzó a sufrir accidentes, vio la otra cara de su profesión.
“Trabajar con caballos es muy riesgoso no solo para el jockey sino para los entrenadores y caballerangos. Los caballos son animales salvajes. Te pueden matar, morder, patear y machucar los pies desde que te acercas”.
El momento de mayor peligro para un jockey es el arranque de una carrera. La primera caída la sufrió en 2010 en el Hipódromo Hollywood Park, justo saliendo del arrancadero. “Me lastimé la espalda y me pusieron una placa. Logré recuperarme aún cuando los doctores me decían que no iba a volver a montar”.
En 2015 se rompió la clavícula y estuvo en el hospital una semana donde le diagnosticaron daño en el pulmón, codo y rodilla. “Esta vez me recuperé pero no al 100%”.
En 2016, regresó a las carreras de caballo, pero una semana después volvió a caer y se rompió por segunda vez la clavícula. En esta ocasión, el daño era ya demasiado y decidió retirarse en 2017.
En total, desde su primera caída en 2010 a la fecha, ha tenido 10 cirugías que no han logrado aminorar el dolor que sufre las 24 horas del día.
“Cojeo al caminar. El brazo y la pierna derecha se me duermen, así como los dedos pequeños de la mano derecha y tengo los nervios dañados”.
Los doctores le han dicho que necesita una cirugía de la espalda baja para que el dolor pueda aminorar y llevar una vida normal que le permita trabajar.
“El problema es que la aseguradora que nos dan a los trabajadores de los hipódromos no quieren pagarme esa cirugía. He esperado por un año y medio y el dolor cada vez es peor”.
Desesperados ante la falta de recursos para pagar la operación que tanto necesita Felipe, su familia abrió una cuenta en el sitio GoFundMe para recaudar donativos. Se puede encontrar bajo el nombre en inglés ‘Help jockey Felipe Valdez a recibir cirugía en la espalda’.
La cirugía cuesta $36,2500 y eso es lo que están intentando recaudar. Aunque solo han logrado obtener arriba de $9,000.
El jinete admite que vivir con dolor, no poder trabajar y ayudar a su familia, le ha causado depresión y ansiedad.
“Un caballo puede llegar a costar millones de dólares, pero a mí la industria para la que trabajé tantos años, no me puede ayudar con el costo de mi operación. Si entre todos hicieran un donativo, podría juntarse fácilmente el dinero para pagarla”.
Felipe es casado y es padre de tres niñas: Stacey de 17 años, Milly de 10 años y Emily de 8 años.
En estos momentos, dice que el único ingreso que entra a su casa, proviene de su esposa que limpia casas y de su hija Stacey de 17 años que trabaja y estudia. De la compensación a los trabajadores lesionados recibe $580 cada dos semanas.
“Mi mayor preocupación es que terminemos en la calle”, confiesa.
Con el cheque del estímulo del paquete económico pagaron los 7 meses de luz que debían. Sin embargo, sus deudas son por miles de dólares.
Solo él debe en tarjetas de crédito entre $15,000 y $20,000. Su esposa adeuda entre $10,000 y $14,000. “Solo pagamos los intereses y ya no tenemos crédito”. Estas sumas no incluyen los adeudos con amigos que le han prestado dinero.
Es por eso que le urge operarse para regresar a llevar una vida normal y trabajar, pero se siente atado de manos porque la aseguradora no quiere autorizar la cirugía. “Necesito trabajar en lo que sea, pero para hacerlo necesito esa operación”.
Felipe hizo un llamado a la comunidad hispana para que lo apoyen con donativos para su cirugía. “Trato de echarle ganas, pero a veces me entra la ansiedad y depresión por tener a mi familia en esta situación”.