Salvadoreño vende el mejor ‘barbecue’ de Los Ángeles

Pasa de una época de desempleo y de perder su vivienda a ser dueño exito de un negocio

René Ramírez dice haber aprendido a balancear el tiempo en el negocio y el tiempo para su familia./ foto: suministrada.

René Ramírez dice haber aprendido a balancear el tiempo en el negocio y el tiempo para su familia./ foto: suministrada.  Crédito: Cortesía

René Ramírez recuerda cómo hace solo unos años tuvo que recorrer las calles de Manhattan Beach y sus alredores para recoger cosas que otras personas habían tirado a la basura, con el fin de venderlas y así poder sacar adelante a su familia.

Hoy desde su restaurante en Huntington Park disfruta de las mieles del sacrificio y el éxito sin olvidar sus raíces.

“Ray” como lo conocen sus amigos es ahora el propietario de Ray’s BBQ, considerado uno de los mejores restaurantes de su tipo en California y elogiado por el legendario experto en comida barbacoa, Daniel Vaughn.

El éxito de este hombre, de 46 años de edad y de origen salvadoreño, ha estado lleno de tropiezos y difíciles experiencias, pero que no han logrado derrumbarlo, solo lo han hecho más fuerte.

Con una gran simpatía, Ray cuenta como pasó de vender sanwiches de $5 en casa de su madre a tener un negocio establecido y reconocido; también abre su corazón para relatar los momentos más difíciles de su aventura como emprededor y comparte las claves para superar la adversidad.

Sin empleo

Este padre de familia recuerda una de las etapas más complejas que él y los suyos tuvieron que superar para salir adelante.

“En 2011 me quedé desempleado, todavía estábamos sufriendo los estragos del 2008, no nos alcanzaba y estaba desesperado. Teníamos dos hijos en esos días, entonces nos íbamos a recoger las cosas que gente con más dinero botaba a la basura, lo limpiábamos y las vendíamos en Ebay y Craiglist”, recuerda.

Poco después empezó a comprar ahumadores para repararlos y revenderlos. Así llegó la idea, a través de un amigo, de empezar a vender costillas, pero antes la vida le tenía preparado otro tropiezo.

“Tuvimos que vender la casa porque no podíamos pagarla, sacamos lo que pudimos y me fui a vivir con mi mamá”.

Ray recuerda que lo primero que tuvo que apreder en esta etapa de su vida fue a dejar el orgullo de lado y enfocarse en su prioridad, que era sacar adelante a su familia.

“Antes andaba todo trajeado y con buenos perfumes y luego recogiendo basura, hasta comprábamos subastas. Pero realmente son cosas que no me da pena decirlas, porque eso me convirtió en una persona más fuerte”, comparte.

“Hay que dejar el orgullo a un lado, si no dejas el orgullo a un lado no vas a poder salir adelante, si piensas en ‘¿qué van a decir mis amigos? ¿Qué van a decir porque ando recogiendo cosas?’… Pero era eso o quedarnos en la calle, en realidad qué importa lo que diga la gente”.

La comida suele terminarse antes de la hora de cierre del restaurante.

El inicio de Ray’s BBQ

Fue en enero de 2014 cuando se decidió a usar los ahumadores que vendía para hacer sanwiches de pull pork (cerdo desmenuzado) en la cochera de la casa de su madre y desde ese momento su vida, la de su esposa y la de sus hijos cambió por completo.

“Gané 60 dólares el primer día y esos 60, se convirtieron en 120 dólares… En siete fines de semana abrimos el restaurante con la ganancia de lo que vendíamos en casa, la palabra se regó tan rápido que para el Super Bowl de ese año estábamos vendiendo entre cinco mil y siete mil dólares en el fin de semana”, explica el ahora empresario.

Su vida había dado un giro de 180 grados, de pronto era dueño de un negocio, cien por ciento familiar, pero los retos no acaban y luego de alquilar su local, se dio cuenta que el costo para echar a andar el restaurante iba a ser otra prueba por superar.

“Si uno supiera qué tan costoso es abrir un restaurante, con los permisos y todo, yo creo que uno al ver eso no lo hace, porque para pagar todos esos procesos me tuve que prestar 20,000 dólares má y, tuve que vender algunas cosas, porque ni mi esposa y yo nunca habíamos trabajado en restaurante”, cuenta ahora ya con un toque de humor.

El inmigrante viajó a Texas para aprender más de la barbacoa.
Fue arreglando ahumadores que nació la idea del negocio..

Salto de calidad

A un año de abrir el restaurante en Huntington Park, Ray y su esposa estaban evaluando la posibilidad de cerrar, pero decidieron tomar una última oportunidad y se fueron a Texas a explorar sobre la cultura del barbecue y volvieron más fuertes que nunca con la decisión firme de darle al restaurante el empujón que necesitaba.

“Me hice una pregunta, si quería vender volumen o quería vender calidad”, recuerda el salvadoreño.

Se decidió por vender productos de calidad y eso es lo que le ha valido para posicionarse en el gusto de clientes.

“Esa fue la decisión que tomamos, cancelamos los nachos que fue lo que nos hizo popular, fuimos poniendo mejor carne poco a poco… Cuando menos sentimos los sándwiches que antes valían 5 dólares ahora valen 18, pero es otro nivel”, explica Ray, que hoy en día prepara sus platillos con la mejores carne del mercado.

El empresario junto a su esposa Anabel y sus hijos Sebastián, Raúl e Isabella. / fotos: suministradas.

La recompensa

Con un negocio ya establecido que abre de martes a jueves y solo de 9 de la mañana a 3 de la tarde, aunque en la mayoría de los días la comida se termina mucho antes, Ray ha encontrado el balance entre el trabajo, la familia y la salud.

Confiesa que ha batallado con la ansiedad y la depresión, pero como todo lo que se le presenta ha sabido superarlo con el apoyo de su esposa Anabel y sus hijos Sebastián, Raúl e Isabella, todos parte del funcionamiento del restaurante.

Hoy se da el permiso de tomarse seis semanas de vacaciones cada año para estar con su familia, descansar y perfeccionar sus recetas.

“Por eso ahora, que gracias a Dios, nos está yendo bien, ahora es que nos damos los gusto que antes no podíamos, ahora estamos cosechando todo ese sacrificio que nos toco hacer”.

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