Los refugiados ‘vienen muy necesitados y temerosos’
Mujeres latinas musulmanas de la frontera piden compasión para afganos que llegan a México y buscan llegar a Estados Unidos
Una organización de mujeres latinas musulmanas de la frontera pidió a las comunidades del sur de California y de Baja California compasión para los migrantes afganos que puedan llegar a Tijuana para tratar de reunirse con familiares en Estados Unidos.
“Esperamos que los primeros refugiados lleguen a la Ciudad de México en las siguientes semanas y que las autoridades mexicanas ayuden a llegar a Tijuana a aquellos que quieran venir”, dijo a La Opinión la directora de la Fundación de Latinas Musulmanas, Sonia García.
“Nosotras pensamos que la mayoría de las familias afganas van a querer venirse a Tijuana, porque está más pegado a la frontera y tendrán más oportunidad de que sus familiares de Estados Unidos puedan venir a visitarlos”, dijo García.
California es el hogar de la mayor comunidad afgana en Estados Unidos, de acuerdo con cifras de organizaciones inmigrantes de esa nacionalidad.
En Freemont, en el área de la Bahía de San Francisco, viven unos 60 mil afganos; otros cerca de 35 mil viven entre Sacramento y el Valle de San Joaquín; además, hay otra comunidad menos numerosa entre San Diego y Los Ángeles.
García pidió que, mientras los refugiados afganos que lleguen a la frontera logran reunirse con sus familiares, la sociedad en la región “se abra a recibir a estas familias migrantes que huyen para salvar sus vidas y que vienen muy necesitados y temerosos, especialmente las mujeres y los niños”.
Aleena Nawabi, la única afgana de nacimiento que se unió a las latinas musulmanas, explicó a La Opinión que el Talibán utiliza una interpretación extremista de la religión musulmana para su ventaja.
“Creo que eso sucede cada vez que se le da el poder a alguien y no se le hace que rinda cuentas, se comporta histérico. Un ejemplo que podría ilustrar es Donald Trump, a quien se le dio el poder, sin hacerlo que rindiera cuentas por la forma en que lo utilizó para su beneficio personal’, explicó.
Aleena huyó de Afganistán en la década de los años ochenta, poco más de una década antes de que el Talibán asumiera el poder, pero en medio del control de la ex Unión Soviética sobre el pueblo afgano.
Como mis paisanos que sufren con el Talibán, a nosotros nos tocó padecer a los soviéticos que llegaron a matar y a destruir con saña y luego fingieron interesarse en la reconstrucción, dijo, “de nuevo el poder sin rendir cuentas”.
Aleena agregó que se unió a las latinas musulmanas cuando supo que el grupo cruzaba la frontera para ayudar a familias migrantes necesitadas, fueran o no migrantes musulmanes.
“Cuando los musulmanes tenemos algo, lo damos; si tenemos conocimiento, eso damos, si tenemos abundancia, también. Si tenemos compasión, y vi que nosotras tenemos algo que muy a menudo falta a las familias migrantes en la frontera: dignidad”, expresó.
García, la directora, comentó que su grupo se opone a todo tipo de machismo, de prejuicio contra las mujeres o de sometimiento.
Comparó lo que sufren las mujeres bajo el poder del Talibán, que les niega su valor humano, con las vidas que llevan las musulmanas latinas en la frontera, donde “todas trabajamos, la mayoría somos profesionales, somos independientes”.
Las mujeres musulmanas planean apoyar con sus propios recursos y la ayuda de la comunidad musulmana en San Diego a las familias migrantes afganas que huyan a Tijuana, confirmó García.
Esto contradice una versión que el viernes expresó la alcaldesa de Tijuana, Karla Ruíz McFarland.
Según la alcaldesa, expertos que no identificó le dijeron que a la ciudad llegarán en unas semanas cantidades de migrantes haitianos por el terremoto de 7.2 grados Richter que azotó Haití la semana pasada, y de afganos por la salida de tropas estadunidenses de Afganistán y el retorno del Talibán al poder.
“Nosotros estamos pidiendo ayuda (fondos económicos) a los gobiernos federal y de otros estados para afrontar la situación porque” esos migrantes, “van a causar una serie de gastos” del municipio.
Las mujeres musulmanas informaron en cambio que actualmente apuran la construcción de un albergue para por lo menos 120 personas con presupuesto que han aportado las musulmanas y sin ninguna aportación oficial.
La arquitecta Laura Díaz Soberanis, musulmana de Tijuana y directora del albergue en construcción, confirmó que la obra avanza con donativos de la comunidad musulmana de San Diego y del sur de California.
Dijo que los musulmanes en la región donan un porcentaje de sus ganancias, de forma parecida a la entrega de diezmo entre la comunidad católica.
El grupo informó que aunque la construcción del albergue avanza, es posible que esté aún sin terminar cuando lleguen familias en busca de refugio.
De cualquier forma, su fundación planea proporcionarles alojamiento, alimentación, atención, psicológica y médica y asesoría legal para sus casos de asilo ante el gobierno de Estados Unidos.
Por lo pronto, la fundación se coordina con el albergue católico para mujeres solas o con hijos Casa de la Madre Asunta, para alojar a las primeras familias afganas que se presenten en Tijuana.
La fundación ya asignó a una representante para que permanezca en la Ciudad de México y se coordine con el Instituto Nacional de Migración (INM) y otras autoridades para ayudar a las familias a viajar a la frontera.
Al respecto, a preguntas de reporteros en conferencia, Sonia García respondió que sería difícil que entre los refugiados lleguen a la frontera infiltrados talibanes.
“Vamos a tener mucha precaución con eso, por lo que le gobierno de México les va a poner huellas, si vienen en familia, tenlo por seguro que, pues la familia es la que necesita el asilo, no necesariamente va a ser un infiltrado”, dijo la dirigente.
Nuevamente instó a la compasión entre la comunidad y a descartar prejuicios, pues “vienen por ejemplo madres, viudas, mujeres que han perdido a sus esposos con sus hijos, pues ahí simplemente buscan el asilo”, dijo.
En los últimos años, la mayoría de las familias musulmanas que han llegado a Tijuana en busca de asilo en Estados Unidos vienen del norte de África. Antes llegó una comunidad iraquí católica que se asentó en el condado de San Diego.