Hispanas demandan por asalto sexual a la Cámara de Comercio Hispana de Riverside
El trato que reciben al presentar la queja internamente, las lleva a acudir a los tribunales
Dos hispanas, que pidieron a La Opinión proteger su identidad y no revelar sus nombres, entablaron una demanda por asalto sexual contra la Cámara de Comercio Hispana de Riverside (GRHCC).
La querella fue interpuesta el 21 de septiembre en la Corte Superior de Riverside.
Ambas mujeres fueron agredidas por Nicolás Pérez, quien era un miembro activo de la Cámara de Comercio Hispana de Riverside, en un incidente ocurrido durante la Convención Estatal de la Cámara Hispana de California celebrada entre el 9 y 11 de septiembre en la ciudad de Palm Springs.
Las dos demandantes fueron invitadas al evento anual.
“El incidente ocurrió el viernes 10 de septiembre durante una fiesta. Estábamos en la pista de baile haciendo un círculo con otros invitados”, recuerda la demandante número 1.
En ese momento, dice que se le acercó Pérez, miembro activo de la Cámara de Comercio Hispana de Riverside, como intentando bailar con ella.
“Repentinamente me dio un beso en el cuello. Lo hice a un lado y le pedí que guardara su distancia. Él tenía un vaso con licor en la mano. ¿Tú crees que deberías estar tomando? le dije. ‘Si quieres toma de mi vaso’, respondió”.
“Fue entonces cuando puso sus manos en mis oídos y me empezó a acariciar”. Después de que se lo quitó de encima, Pérez volvió a intentarlo y la víctima número 1 corrió a buscar refugio con un grupo de mujeres.
Al día siguiente, reportó el incidente a Frank Montes, ex presidente de la Cámara Hispana de Comercio de California, quien se indignó con el hecho.
La víctima 1 dijo que fue entonces que se enteró que había una segunda víctima.
“Yo estaba en la misma fiesta. Nicolás me quiso abrazar por la espalda y me metió los dedos a mis oídos. Eso me incomodó mucho y me alejé”, relata la demandante y víctima número 2.
Pero la cosa no paró ahí. “Hubo una recepción privada ese mismo día, más tarde, y cuando fui al baño, vi que Nicolás venía caminando, cayéndose de borracho”, agrega.
De nuevo cuando Pérez estuvo cerca de su víctima, intentó no solo abrazarla sino que le tocó sus genitales. “Lo empujé, le pedí que parara y le dije que no estaba bien”.
La víctima número 2 reportó el incidente durante la convención, a quien en ese momento era la presidenta de la Cámara Hispana de Comercio en Riverside, Carmen Lainez. “Ella solo respondió que Pérez estaba muy tomado y lo tuvieron que llevar a su cuarto, pero nunca mostró preocupación por lo que su amigo había hecho”.
La víctima número 1 dice que ellas no fueron las únicas a las que Perez molestó el viernes 10 de septiembre. “Tuve que quitárselo de encima a otra mujer a quien se le echó encima y la estaba presionando con su cuerpo. La persona alcanzó a poner su bolsa en medio de los dos, para minimizar el contacto, pero no salió de esa situación hasta que yo se lo quité”, dijo la demandante número 1.
Ambas mujeres dijeron que esperaban que el agresor fuera removido de inmediato de la convención, pero nunca hubo esa intención y lo protegieron.
Antes de demandar, buscaban solamente un cambio de liderazgo de la Cámara de Comercio Hispana en Riverside. Ellas exigían que la presidenta Carmen Lainez y el vicepresidente Salvador Ayala renunciaran a sus cargos directivos. Ambos se negaron.
“Días después durante una agitada junta con la directiva, donde uno de las víctimas tuvo la oportunidad de hablar brevemente, tanto Carmen Lainez como Salvador Ayala dijeron que ellos no sabían nada y que era una mentira”.
Sin embargo, Ayala había reconocido días antes, que le habían pedido a Pérez que se mantuviera alejado de las mujeres y dejara de estar coqueteando.
Más tarde se enterarían que tras las quejas presentadas, Pérez ya había sido dado de baja como miembro de la Cámara de Comercio Hispana de Riverside.
La abogada en migración Rosa Elena Sahagún, quien no es su representante legal en la demanda, sino su aliada, observó que antes de presentar la querella, la presidenta y el vicepresidente tuvieron la oportunidad de remover a Pérez tanto de la convención como de la Cámara de Comercio Hispana de Riverside.
“Minimizaron el incidente; y la respuesta fueron burlas, risas y las víctimas fueron llamadas mentirosas”.
Lo único que ocurrió es que la presidenta de la Cámara de Comercio Hispana de Riverside dejó el cargo, pero permanece como miembro y es directora regional de la Cámara de Comercio Hispana de California para el área Inland-Empire.
La víctima número 1 concluyó diciendo que tanto la presidenta como el vicepresidente de la Cámara Hispana de Comercio fallaron en tomar medidas después de la agresión sexual. “Quienes nos atrevemos a reportar, somos víctimas por partida doble, porque después de sufrir la agresión cuando denunciamos, no nos creen y se ríen de nosotras”.
La víctima número 2 dijo que ellas siempre habían sido voluntarias de la Cámara de Comercio Hispana. “Hacíamos eventos para empoderar a la mujer, y ahora que somos víctimas no se nos da credibilidad ni se toma acción. ¡Es humillante! Cuántas personas habrán pasado por lo mismo, y nadie les creyó”.
La abogada Sahagún reconoció el valor que tuvieron las víctimas del acoso sexual para enfrentarse a quienes consideraron sus amigos por tantos años. “Por estar en posiciones de liderazgo, debieron tomar las medidas para protegerlas”.
La Opinión pidió un comentario sobre la demanda tanto a Carmen Lainez, expresidenta de la Cámara de Comercio Hispana de Riverside como al director de esta agrupación empresarial, pero hasta el momento no hay una respuesta.
La demanda es por al menos 14 cargos, entre los que destacan asalto sexual y negligencia. También es a nivel personal contra Nicolás Pérez, Salvador Ayala, Carmen Lainez y Liza Sosa, entre otros. A Sosa, la incluyeron en la demanda por reírse cuando la víctima habló en la junta directiva de la Cámara de Comercio Hispana de Riverside.
Skip Allen Feild, abogado de las demandantes, dijo que reportar el asalto sexual nunca es fácil, y frecuentemente es evitado por las víctimas, aún cuando se haga de manera anónima.
“La valentía de mis clientas para denunciar estos eventos traumáticos a los que sobrevivieron no puede minimizarse”.
Comentó que hay múltiples organizaciones y las personas que las dirigen, que declaran abiertamente que su objetivo es proteger y promover el bienestar de las mujeres y las minorías, mientras que por otro lado ocultan, protegen y evitan activamente asumir la responsabilidad al permitir a un acosador y abusador sexual figurar en sus juntas directivas.
“Muchos de estos líderes conocían la conducta anterior del señor Pérez, uno de ellos un abogado con licencia, que ocultó activamente su historial y eso le permitió ser elegido como miembro de las juntas directivas, donde se le brindaron múltiples oportunidades para continuar con su conducta sexual inapropiada”.
Precisó que sus clientas comenzaron todo esto con el objetivo de simplemente reformar estas organizaciones, pero al no ser escuchadas, no les quedó otra más que llevar su caso al sistema judicial para ver si ahí, si las escuchan.