Conoce el rancho que construyó Chuy Lizárraga tras crecer en humilde casa llena de carencias
El intérprete Chuy Lizárraga no se olvida de sus orígenes, al mostrarse muy orgulloso del lugar que lo vio nacer y del rancho que construyó con mucho esfuerzo
Chuy Lizárraga viene desde abajo y está muy orgulloso del rancho que construyó. Crédito: Mezcalent
El cantante Chuy Lizárraga, de 44 años, ha construido con mucho esfuerzo y dedicación el lindo rancho que posee en su natal Sinaloa, un sitio con el que siempre soñó, pero que veía lejano debido a las carencias por las que pasó durante su infancia y juventud.
El intérprete de ‘Sal de mi Vida’ nació en la humilde comunidad de Puerta de Canoas, donde sus abuelos tenían una pequeña y humilde casa llena de carencias, en la que, incluso, no tenía ni baño, por lo que debía ir al campo y buscar un lugar donde pudiera realizar sus necesidades.
“No se usaban los baños para los hombres, nada más para las puras mujeres. Curiosamente éste era mi recorrido para el baño”, recordó el representante de la música de banda en entrevista con ‘El Gordo y la Flaca’.
Años más tarde volvió al sitio que lo vio nacer, pero ahora lo hizo para presumir el rancho que construyó a unos cuantos pasos de distancia y que es algo por lo que luchó incesantemente.
“Aquí es un lugar muy especial. Hay muchas cosas que recordar y que es parte de la esencia de lo que es Chuy Lizárraga. No se ocupa tanto para ser feliz, nada más ocupa entender la vida. Dicen que si te ríes solo y te vistes para ti, has entendido la vida”, compartió el intérprete de ‘Di Que Regresarás’ en plática con ‘Al Rojo Vivo’.
En ese recorrido mostró algunos de los rincones de su rancho de un solo piso, el cual llama la atención por su techo de teja, por su altar a la Virgen de Guadalupe, por su terraza y por las losetas del techo, donde plasmó el nombre de algunas de sus canciones y de las personas que han marcado su vida.
Su rancho es completado por extensas áreas verdes y por diversas instalaciones para sus caballos, para su ganado y para sus gallos miniatura azteca, que son sus mascotas favoritas.
No cabe la menor duda de que querer es poder y así lo demostró el gran Chuy Lizárraga.
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