Zapatero recibe el cariño de propios y extraños mediante una recaudación de fondos para su jubilación
Jóvenes que crecieron viéndolo trabajar en su vecindario de South Gate buscan cumplir su sueño de volver a Guatemala
Con una maleta en su espalda y una cajita con herramientas esenciales, Agustín Pérez ha caminado las cuadras de South Gate y Huntington Park anunciando sus servicios de una forma muy peculiar por más de 30 años.
“¡Zaaaapatero! ¡Zaaaapatero!”, va gritando mientras avanza con paso firme por las áreas residenciales en espera de que alguien solicite su servicio de lustrado de zapatos.
El hombre, de 72 años, es zapatero de oficio y aseguró que en su cajita y mochila carga todas las herramientas no solo para bolear zapatos sino también para coserlos, poner tapas y arreglar cualquier calzado necesario.
“Yo se los entrego como nuevos”, aseguró don Agustín, quien es originario de Guatemala.
En entrevista con La Opinión, contó que ha sido zapatero toda su vida y que comenzó con este oficio a sus 12 años en su natal Río Bravo, un pueblito en el departamento de Suchitepéquez, Guatemala.
En 1986 emigró a Estados Unidos y aún recuerda que desde que salió de su pueblo llevaba sus herramientas de zapatero.
“Todavía me acuerdo… Llegué [a Los Ángeles] un sábado a las 9 de la mañana y para el medio día ya estaba trabajando”.
Este es el único trabajo que ha realizado desde que llegó a Estados Unidos. Y a pesar de las caminatas y del trabajo manual, aseguró no tener dolencias en el cuerpo y que intenta mantenerse sano.
“Nunca he tomado una gota de alcohol ni he fumado”, dijo don Agustín. “El dinero que me gano es para mi comida y para mi café”.
El inmigrante renta un cuarto en South Gate y su jornada comienza todos los días a las 9 de la mañana. Anunciando sus servicios camina siete horas a diario. A veces encuentra el trabajo en las casas adyacentes, otras veces debe caminar millas antes de recibir su primer par de zapatos para arreglar.
“Como ayer ya eran las 2 de la tarde y no había conseguido nada, pero ya después encontré unos trabajitos y ahí conseguí hacer mi día”, dijo el zapatero.
Contó que por lo regular cobra 5 dólares por una limpieza de zapatos pero la comunidad que lo conoce por tantos años usualmente le da una propina.
Y aunque don Agustín tiene celular, no lo usa para recibir llamadas sobre trabajo. Las personas que necesitan su servicio solo esperan al día en que pase por su calle.
“Cuando quieren el trabajo saco mis cositas ahí afuera y en menos de 10 minutos ya está listo”, aseveró el
septuagenario.
Ayudar sin esperar nada a cambio
Marvin de la Torre, de 29 años de edad, creció en las calles de South Gate y aún recuerda cuando veía pasar a don Agustín frente a su casa ofreciendo sus servicios. En ocasiones los niños del vecindario lo seguían para copiar su original forma de anunciar su servicio de zapatos.
Hace unos años Marvin se mudó de South Gate para Huntington Park y atrás quedaron los buenos tiempos del zapatero del vecindario. Sin embargo, en 2020 volvió a escuchar esa peculiar voz afuera de su hogar en Huntington Park y salió a verlo.
“Le di unos zapatos para que me los arreglara y me cobró $20. Entonces yo pensé que eso no era mucho dinero y hablé con él’, contó Marvin, quien describió a don Agustín como un hombre muy humilde y trabajador.
Fue entonces que le propuso la idea de crear una página de recaudación de fondos y el septuagenario aceptó.
Con la ayuda de su hermano menor Iván de la Torre, de 19 años, grabaron un pequeño video contando su historia, abrieron una cuenta en GoFundMe y la compartieron en redes sociales.
El sueño de don Agustín, con el dinero recaudado, es poder tener lo suficiente para comprar su boleto de avión y regresar a su natal Guatemala y reunirse con sus hijos a quienes no ha visto por más de 20 años.
“Mis hijas tienen 44 años, la otra 43 y el varón tiene 41 años”, contó don Agustín.
Los hermanos dijeron que la ayuda que le están ofreciendo al zapatero es desinteresada y solamente con el objetivo de que pueda tener una jubilación digna.
Iván dijo haber visto por muchos años cómo su madre también trabaja arduamente limpiando casas y en ocasiones él le ayuda.
“Me gustaría hacer mucho más por mi mamá pero por ahora no puedo”, dijo Iván. “No tenemos mucho pero con lo que podemos le ayudamos a [don] Agustín”. Agregó que le gustaría ver a más jóvenes trabajar por buenas causas de manera desinteresada.
“Muchas veces la gente joven no tiene motivación o interés y si tenemos la posibilidad de ayudar debemos hacerlo. En mi caso, fue mi hermano el que me inspiró”.
Don Agustín dijo que con el dinero que recaude espera llegar con sus hijos y ser una visita amena y no una carga. Aseguró que se irá agradecido de haber vivido en Estados Unidos por muchos años.
“Estoy muy agradecido de este hermoso lugar y Dios me va a dar el entendimiento de cómo administrar el dinero… Porque cuando yo dé el último suspiro, tengo que entregarle cuentas al señor Jesucristo de cada dinero que recibí de cada mano que lo está depositando”.
Para donar a la jubilación de Pérez puede visitar: https://www.gofundme.com/f/help-72yr-old-augustin-perez-retire