Transnistria, el disputado rincón de Europa oriental que guarda el mayor arsenal de armas de la Guerra Fría

Unas 20.000 toneladas de armas y municiones procedentes de la era soviética permanecen en un depósito de la disputada región de Transnistria, en Moldavia.

Transnistria, el disputado rincón de Europa oriental que guarda el mayor arsenal de armas de la Guerra Fría

Transnistria es un enclave rusoparlante en Moldavia. Crédito: Getty Images

Es uno de los mayores y quizá menos conocidos vestigios de la Guerra Fría, pero tres décadas más tarde aún enciende alarmas y genera preocupaciones.

En Transnistria, un territorio que a inicios de la década de 1990 se hizo autónomo de Moldavia aunque no ha logrado reconocimiento internacional, se encuentra el mayor arsenal procedente de la Guerra Fría: un depósito con unas 20.000 toneladas de armas y municiones.

Aunque según sus críticos una explosión en este lugar podría generar una detonación equivalente a la de la bomba de Hiroshima, otros expertos señalan que eso es poco posible, y que se trata de armas viejas y en desuso.

El polvorín se encuentra en la pequeña localidad de Kolbasna, ubicada a unos dos kilómetros de la frontera con Ucrania, resguardado por unos 1.500 soldados rusos.

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Intentos de negociación realizados durante las últimas dos décadas no han logrado concretar un acuerdo para la destrucción y/o el traslado definitivo de estas armas y municiones como desean las autoridades de Moldavia.

Pero ¿cómo, en primer lugar, se estableció semejante arsenal en este rincón remoto de la Europa oriental?

Herencia soviética

El depósito de armas de Kolbasna fue erigido en la década de 1940, cuando Moldavia formaba parte de la Unión Soviética.

Entonces era un arsenal estratégico perteneciente al 14mo Ejército soviético, desplegado en el Distrito Militar Occidental de la URSS.

Con el fin de la Guerra Fría se convirtió en el lugar donde fue guardado el armamento que traían consigo las fuerzas soviéticas al retirarse de Alemania oriental, Checoslovaquia y otros países del antiguo bloque comunista.

Independentistas de Transnistria en 1992.

 

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Los independentistas rusoparlantes de Transnistria se alzaron contra Moldavia en 1992.

A mediados de 1990, mientras en Moldavia una mayoría nacionalista rumanohablante alimentaba el deseo de separación de la URSS, la población rusoparlante de la región de Transnistria se proclamó independiente estableciendo la República Socialista Soviética de Moldavia de Pridnestrovia en agosto de ese año, estableciendo su capital en Tiraspol.

Un año más tarde, Moldavia declara su independencia de la URSS. Meses después, estalló una breve guerra entre las fuerzas moldavas y los separatistas de Transnistria que concluyó con un cese el fuego y con el establecimiento de una zona de seguridad, una suerte de triple frontera resguardada por efectivos de ambos bandos y por una fuerza de mantenimiento de paz rusa.

El conflicto se ha mantenido en suspenso desde entonces y los intentos que se han hecho para encontrar una solución definitiva no han dado frutos.

Tampoco han sido exitosos los esfuerzos hechos para eliminar el depósito de armas soviéticas en Kolbasna, pese a algunos avances prometedores que se lograron hace casi dos décadas.

Soldados de Rusia, Moldavia y de Transnistria en la zona de seguridad.

 

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En la zona ds seguridad en Transnistria hay soldados rusos, moldavos y de Transnistria.

En una cumbre de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), realizada en 1999 en Estambul, Moscú aceptó retirar una parte de las municiones y armas que guardaba en Transnistria y eliminar el resto.

Entre los años 2000 y 2004, Rusia se llevó trenes enteros cargados de armas y municiones procedentes del depósito de Kolbasna, donde para entonces se estimaba que había unas 40.000 toneladas de este material.

Ese proceso, sin embargo, quedó paralizado por decisión de las autoridades de Transnistria y no ha podido ser reactivado, pese a las ofertas de la OSCE a colaborar en la eliminación de este material.

Una presencia rusa extendida en el tiempo

Aunque en la actualidad se estima que quedan unas 20.000 toneladas de armas y municiones soviéticas en Kolbasna, no se sabe a ciencia cierta cuánto material queda allí.

Fuerzas rusas en Transnistria.

 

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Las fuerzas rusas desplegadas en Transnistria desde 1992 resguardan el arsenal de Kolbasna.

“La verdad es que nadie lo sabe con certeza. Es un gran secreto”, dice John MacLeod, analista principal sobre temas de Rusia y del espacio exsoviético de Oxford Analytica, una consultora sobre temas geopolíticos con sede en Oxford (Reino Unido), al ser consultado sobre este tema por BBC Mundo.

“Probablemente son solamente municiones y armas pequeñas, porque se trata de material de la era soviética. Es una colección de armas viejas, posiblemente modelos y tipos que el Ejército ruso moderno no usa ni necesita. No se trata de armamento particularmente valioso”, agrega.

Pese a ello, MacLeod destaca que Moscú se ha resistido a las solicitudes para eliminar definitivamente ese depósito.

“Lo más que llegan a decir en ocasiones es ‘sí, ya hablaremos de esas cosas’, pero eso es todo”, señala.

Esos llamamientos se han mantenido a lo largo del tiempo.

En septiembre de este año, en su discurso anual ante la Asamblea General de la ONU, la presidenta de Moldavia, Maia Sandu, reiteró su petición para el retiro de las tropas rusas de Transnistria y la eliminación de las armas y municiones guardadas en Kolbasna.

“Eso sigue siendo una amenaza a la seguridad y al ambiente de la región y más allá. Contamos con el apoyo de la comunidad internacional para alcanzar ese objetivo”, dijo Sandu.

Y es que, a parte de la iniciativa de la OSCE para cooperar en la eliminación del arsenal restante, también ha habido propuestas para que, al menos, los militares rusos se retiren del lugar y una misión internacional asuma el resguardo del material allí presente.

Maia Sandu.

 

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La presidenta de Moldavia, Maia Sandu, reiteró ante la ONU su llamado para la eliminación del depósito de armas rusas de Transnistria.

Moscú se ha negado a permitir que otras fuerzas asuman el resguardo del material o las tareas de mantenimiento de paz en la zona.

El viceministro de Exteriores de Rusia, Andrei Rudenko, advirtió en septiembre pasado que el tema del reemplazo de las tropas que su país tiene en Transnistria no estaba siendo discutido entonces y que consideraba que sería prematuro debido a la “misión crucial” que cumplen.

“Ni un solo incidente armado se ha registrado. Por eso, creemos que su presencia en la región es legítima, pues se fundamenta en una base legal sólida. Nuestra posición sigue siendo la misma y es que cuando se alcance un acuerdo político aceptable entre Tiraspol y Chisinau, probablemente surja el tema de la operación rusa de mantenimiento de paz. En este momento, pensamos que no se ha llegado aún a esa etapa”, dijo Rudenko en declaraciones a la agencia rusa TASS.

Peligros reales e improbables

La presencia del arsenal soviético en Kolbasna ha sido denunciado de forma reiterada por las autoridades de Moldavia como un peligro para las personas y para el medio ambiente.

“El problema es que, durante las últimas dos décadas, no se ha permitido el acceso al depósito a ningún observador internacional. La información es provista solamente por el régimen separatista o el contingente de la Federación Rusa”, dijo el exministro de Defensa moldavo Vitalie Marinuta, en una entrevista concedida en 2015 a DW.

Marinuta citó además un estudio de la Academia de Ciencias de Moldavia, según el cual una explosión en ese depósito tendría una potencia similar a la de la bomba atómica de Hiroshima.

Tropas soviéticas retirándose de Alemania oriental.

 

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Las armas depositadas en Transnistria proceden en gran medida de las tropas soviéticas que se retiraron de Alemania oriental y de otros países del bloque comunista.

MacLeod, sin embargo, desestima los riesgos de que se produzca una explosión en el arsenal ruso de Kolbasna.

“No creo que el riesgo de una explosión sea muy grande. Es difícil porque, al final, esas armas están bajo control del Ejército ruso. Supongo que tienen sistemas para guardarlas y para que, en caso de que ocurra un incendio probablemente solamente sea parcial. No sería algo bueno, pero no sería como Hiroshima“, dice el experto a BBC Mundo.

Otros peligros asociados a ese depósito tiene que ver con el riesgo de que sirva para alimentar el tráfico de armas hacia zonas en conflicto.

Durante décadas, Transnistria ha sido señalada como un lugar donde supuestamente ocurren distintos tipos de actividades ilegales, desde trata de personas hasta tráfico de armas e, incluso, se ha especulado que desde esa región salieron armas que se usaron en los conflictos en la ex-Yugoslavia.

“Se cree que ha habido armas robadas o tomadas de Transnistria, posiblemente del depósito. No lo sabemos. Básicamente ese es una especie de territorio no controlado y no muy bien gobernado. Hay mucha actividad ilícita y contrabando de todo tipo y eso incluye armas. Así que si tú fueras un oscuro traficante de armas ruso operando en el mercado negro, Transnistria probablemente sería un buen lugar desde el cual operar”, dice MacLeod.

“Pero, al mismo tiempo, si quisieras comprar armas en Transnistria no creo que necesites acudir al depósito [de Kolbasna]. Estoy seguro de que podrías conseguir otros proveedores. No creo que la causa principal del tráfico de armas en Transnistria sea ese arsenal sino el hecho de que no es un Estado: es un lugar gobernado de forma extraña”, agrega.

Armas de la política

Pero si las armas y municiones guardadas en Kolbasna son viejas y ya no tienen mucho valor real para el Ejército ruso, ¿por qué Moscú no ha terminado de cerrar el depósito y deshacerse de ellas?

“Sus motivaciones son políticas. Eso está perfectamente claro. Al mantener ese depósito, Moscú puede decir ‘lo siento, pero tenemos que cuidar esas armas y, por ello, tenemos que mantener tropas en Transnistria”, señala MacLeod.

Soldado ruso en Abjasia.

 

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Rusia mantiene presencia militar en otros enclaves coo Abjasia y Osetia del Sur.

Explica que con esa presencia, Rusia se garantiza una cierta injerencia en lo que ocurra en Moldavia, un país de su entorno que tiene aspiraciones a integrarse en la Unión Europea.

“Rusia en distintas instancias ayudó a crear a través de guerras civiles en la década de 1990 pequeñas entidades de este tipo como Abjasia y Osetia del Sur en Georgia y Transnistria en Moldavia. Y ahora lo estamos viendo en ciertas regiones en el este de Ucrania”, señala MacLeod.

Esa es una forma de debilitar esos Estados a los que Rusia ve como no muy amigables, para mantenerlos bajo control y dejar abierta la posibilidad de una intervención militar rusa”, agrega.

El experto considera que en la actualidad es improbable que se produzca un conflicto armado en Transnistria, pues existe una suerte de status quo “extrañamente estable” con el que nadie está contento, pero con el que todos pueden convivir.

“No es que haya gran probabilidad de que veamos un conflicto en Transnistria, pero al mantener una presencia del Ejército ruso allí, Moscú mantiene el potencial de actuar allí”, concluye.


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