OMS ve improbable que Ómicron sea la última variante clasificada como “preocupante”
El equipo técnico de la OMS, encargado de analizar las vacunas contra la COVID-19, sugieren a científicos trabajar en una dosis que sea eficaz contra cualquier variante futura del SARS-CoV-2
La variante Ómicron del coronavirus causante de la COVID-19 no será seguramente la última que tenga que ser clasificada como “preocupante” por la Organización Mundial de la Salud (OMS) debido a factores como su alta transmisibilidad, advirtieron hoy expertos del organismo con sede en Ginebra.
En su último informe, el equipo técnico de la OMS encargado de analizar las vacunas contra la COVID-19 vaticina que “se espera que prosiga la evolución del coronavirus SARS-CoV-2, y es improbable que ómicron sea la última variante de preocupación”.
Hasta ahora, cinco evoluciones del coronavirus han sido categorizadas de esta forma, y bautizadas con las letras griegas alfa (primero detectada en Reino Unido), beta (Sudáfrica), gamma (Brasil), delta (India) y ómicron (también en territorio sudafricano).
El informe sopesa la posibilidad de que la composición de las actuales vacunas contra la COVID-19 sea modificado para hacer frente a la variante Ómicron.
En este sentido, los expertos de la OMS sugieren la necesidad de que los científicos trabajen con la meta de lograr una vacuna “más sostenible y con visión a más largo plazo, que sea eficaz contra cualquier variante futura”.
Las actuales vacunas, según los estudios hasta ahora realizados, parecen perder eficacia ante la variante ómicron a la hora de evitar COVID-19 sintomático, aunque siguen mostrándose válidas para prevenir formas graves de la enfermedad, como indica el hecho de que la actual ola, con cifras récord de contagios, no va acompañada de más muertes.
El grupo de expertos reitera el llamado a un mayor acceso de las poblaciones a las vacunas contra la COVID-19, no sólo con el fin de reducir los casos graves de la enfermedad sino también para frenar la posibilidad de que aparezcan nuevas mutaciones.
Aunque el documento no se opone a las inoculaciones de refuerzo, sí afirma que “una estrategia de vacunación que acabe basándose en repetidas dosis de la vacuna original probablemente no es sostenible ni apropiada”.
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