Presidente del Sporting de Lisboa denunció que el entrenador y director de prensa lo agredieron en la salida del partido del Oporto-Sporting

Frederico Varandas, presidente del Sporting de Lisboa, arremetió contra el Porto y denunció un ataque de agresión física y verbal de Vítor Baia, vicepresidente del Oporto; Sérgio Conceição, entrenador del equipo, y Rui Cerqueira, director de prensa del club tras el empate 2-2 en el Estádio do Dragão.

En un comunicado, el presidente aseguró que “cuando se dirigía al autobús del equipo”, Cerqueira le quitó violentamente de la mano la cartera con el teléfono móvil, los documentos de identificación personal y las tarjetas de crédito.

“A pesar de la presencia de la policía en el lugar, el dispositivo y los documentos no fueron encontrados. El Sporting denunciará a Vítor Baía, Sérgio Conceição y Rui Cerqueira. Y hará todo lo posible para que los responsables de estos actos tengan prohibido el acceso a los recintos deportivos”, expresa el documento.

“Se trata de actos en los que son reincidentes, pues tienen un largo historial de intimidación a periodistas, espectadores y opositores, como es de público conocimiento. Además, el club verdiblanco indicó que realizará una investigación sobre “las agresiones contra los jugadores del Sporting por parte de elementos fuera del terreno de juego, y que están documentadas en imágenes a la vista de todos”.

“Lo ocurrido ayer, dentro y fuera del terreno de juego, es demasiado grave para no tener consecuencias”, añade el Sporting de Portugal, que expresó que “abandonará esta lucha” de “proteger al deporte”.

El Porto y el Sporting de Lisboa empataron 2-2 este viernes en un partido entre ambos claros candidatos al título y que terminó con jugadores de ambos equipos cayéndose a golpes y con cuatro expulsados.

Tras dar 10 minutos de alargue  Paulinha, delantero del Sporting, tocó la cara de Agustín Marchesín, portero argentino del Oporto, quien de inmediato simuló dolor, pero más adelante se levantó a increpar y buscar la pelea con su rival.

Varios jugadores comenzaron a intercambiar palabras y luego uno de los recogepelotas y empleados de seguridad del Oporto también se metieron en la pelea, sin que ninguno del cuerpo arbitral pudiera controlar la situación.