Así se distribuyen las armas en México
A pesar de que la venta de armas de fuego está prohibida en México y regulada por la Secretaría de la Defensa Nacional, se pueden comprar de manera clandestina en tianguis y hasta con vendedores de tacos
MEXICO.- “Si quieres un arma, ahora mismo podemos ir caminando para que la compres”, dijo José Medina, un habitante del municipio de Aguililla, Michoacán, sobre el secreto a voces que hay en muchos poblados mexicanos. “Las armas están por todas partes”.
Sólo hace falta convicción para adquirirla y dinero. Medina, quien es un comerciante de localidad y ex miembro de las autodefensas en uno de los municipios más violentos del occidente mexicano, asegura que en los alrededores de su negocio hay por lo menos cuatro vendedores.
Ofertan armas desde 1,000 pesos (unos 50 dólares) hasta 20,000 (1,000 USD), según el calibre, la cantidad de uso, los aditamentos y las municiones. Generalmente estas armas las compra la gente para no estar desprotegida, cuenta Medina.
“Los carteles tienen cosas más grandes, los cuernos de chivo (AK47), pero si tienes 40,000 (2,000 USD) para gastar en un arma puedes encontrar una Glock calibre .380 sin problemas o cualquiera de las que usa el ejército”.
En las ciudades de la provincia como Aguililla, Acapulco, Uruapan, Celaya o las de mayor violencia, el lugar de venta puede ser cualquier sitio, según informes de la Guardia Nacional y testimonios de los detenidos: en tianguis, vendedores de tacos, zapateros, repartidores de periódicos…
Magda Coss, analista del Instituto de Investigaciones Jurídicas, documentó que desde hace por lo menos dos décadas en la Ciudad de México proliferan los puntos de venta de armamento. Solo del Cartel de Tepito, desde el año 2000 se tenían identificados 35.
“Son armas procedentes de Estados Unidos o provenientes de los robos de armas a la Secretaría de Defensa Nacional”, advirtió.
El gobierno mexicano ha exigido abiertamente al estadounidense un mayor control en la venta de armamento desde tiempos del presidente Felipe Calderón -quien declaró una guerra frontal al crimen organizado- pero la actual administración encabezada por Andrés Manuel López Obrador fue un paso adelante.
En agosto del año pasado presentó una demanda en contra de las principales fabricantes de armamento entre las que se encuentra nombres famosos como Barrett, Colt, Glock o Ruger. Las compañías alegaron que las leyes de su país las protegen.
México replicó que “no gozan de inmunidad por los daños causados en territorio mexicano”. Tan solo en la administración de López Obrador el número de asesinatos supera los 110,000 con picos anuales récord.
En un mensaje divulgado en las red social Twitter, el canciller Marcelo Ebrard resumió las razones de la demanda que se presentó específicamente en uno de los estados de la Unión Americana:
“250,000 armas provenientes de Massachussets fueron confiscadas en México, todas vinculadas a homicidios y delitos contra nuestra sociedad”.
La denuncia de México fue respaldada por 13 estados de EEUU. A través de un escrito enviado a la corte de Massachusetts, los fiscales demócratas criticaron el tráfico de armas a delincuentes en México, alimentando la violencia armada.
“Es inaceptable que los fabricantes y distribuidores de armas comercialicen a sabiendas de que sus productos pueden llegar a personas peligrosas”.
La ley de Massachusetts prohíbe que cualquier persona use una tarjeta de identificación de armas de fuego (FID) para la compra o que se use una licencia de portación para la venta a otra persona o entregar un arma de fuego a una persona sin licencia.
Castiga que una persona dé un nombre o una dirección falsos o ficticios o mienta respecto a la fecha, lugar de nacimiento, estado de ciudadanía, ocupación o antecedentes penales. Además pide que el vendedor de armas realice una verificación de antecedentes del comprador.
Del otro lado
En México sólo existe un lugar donde se puede comprar legalmente un arma: la Dirección de Comercialización de Armas y Municiones de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Aunque la Constitución garantiza el derecho a la posesión de armas como defensa personal hacen falta por lo menos seis documentos para comprarlas en la tienda oficial: certificado de nacimiento, una carta de su trabajo, una sobre no antecedentes penales, un comprobante de domicilio, una identificación oficial y el registro del seguro social.
Además hace falta un permiso para portarla de un lugar a otro y obtenerlo es prácticamente imposible.
Estas restricciones, según algunos compradores como Medina, el ex autodefensa de Michoacán, no hacen otra cosa que fomentar el mercado negro.
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen calculó desde 2010 que en México circulaban una cantidad de armas suficientes como para armar a uno de cada tres adultos varones en el país.
Documento además que en Estados Unidos había al menos 6,700 traficantes de armas a lo largo de la frontera con México quienes, por medio de contrabandistas transfronterizos, trasladaban lotes muy pequeños de armas ocultos en vehículos particulares a través de los cruces internacionales habituales.
Ya en 2021, la Secretaría de Relaciones Exteriores ubicó tres rutas una vez que las armas ingresan a México. La primera nace en Tijuana y abarca Sonora, Sinaloa, Durango, Nayarit, Jalisco, Michoacán, Guerrero, Guanajuato, Ciudad de México, Estado de México y concluye en Oaxaca.
En dichas entidades se concentra más de 50 por ciento de los homicidios con arma de fuego en el país, y la franja que conforman es dominada por los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.
La segunda ruta comienza en Ciudad Juárez, Chihuahua, y se abre paso por los estados de Coahuila, Zacatecas, San Luis Potosí, Jalisco y Guerrero.
La tercera inicia en Coahuila y Tamaulipas. En el primer estado las armas cruzan por las aduanas de Piedras Negras y Ciudad Acuña; en Tamaulipas ingresan por Nuevo Laredo, Ciudad Miguel Alemán, Reynosa y Matamoros, la ruta sigue por Veracruz hasta Chiapas.
Una vez que llegan a las ciudades destino, la distribución es lo de menos.
Se hace a través de la venta en puntos específicos, como han documentado las autoridades, o a través de internet en páginas web o en aplicaciones como Whats App.
De acuerdo con testimonios de los propios delincuentes detenidos, existen grupos clandestinos que utilizan la tecnología para lucrar con el comercio de armas que entregan en lugares acordados o incluso por correo a domicilio.
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