Nascar y el futuro eléctrico de la industria

La nueva era de los autos ya está acá y las organizaciones clave se mueven a toda marcha para ubicarse en la delantera

Nascar en Los Angeles

Grupo de mecánicos conduce a uno de los participantes a su zona de trabajo antes del inicio de The Clash en el Coliseo de Los Angeles.  Crédito: Armando Varela | Cortesía

Con la llegada de 2022, NASCAR se lanzó de lleno a la conquista de un nuevo futuro. Y para ello trajo un mosaico de innovadoras ideas que estrenó en The Clash (la carrera que da inicio a su temporada) en una pista temporal de apenas 1/4 de milla construida magistralmente en el icónico Coliseo de Los Angeles a principios de febrero.

Pero la pieza central de la transformación y la apuesta de las carreras de autos de serie para el futuro está por verse en el NextGen: el auto modificado que arrancó oficialmente las válidas cen la famosa Daytona 500, que ganó el novato Austin Cindric de 23 años en un Ford.

El NextGen (G7) es un carro más corto pero un poco más ancho y alto que su predecesor (G6) y tiene varios propósitos muy claros entre los cuales se destaca principalmente el de parecerse más a los modelos regulares que circulan por las calles, según la organización. Entre otras caracteristicas, su parte trasera es redondeada y su tablero es digital, a diferencia de modelos anteriores.

Con esas y otras adiciones, los promotores de este ruidoso y emocionante deporte quisieron estrechar los lazos con un público que compra marcas como Toyota, Ford y Chevrolet con el fin de hacerte sentir un poco como un conductor de carreras al volante de tu auto, una estrategia algo inquietante pero interesante.

Pero también es un vehículo que explora una base concreta sobre la cual proyectarse hacia el futuro del mundo sobre ruedas: un motor híbrido que lo pone un paso más cerca del planeta menos contaminado que todos queremos.

Así, esta gigante operación de las carreras que viaja durante todo el año por el país con un verdadero ejército de alrededor de 1500 personas, espera darle un giro de 180 grados al lento pero inexorable sangrado de aficionados y encaminarse al mismo tiempo a enfrentar una de las más profundas transformaciones de la industria del automóvil desde su nacimiento.

Para ello el esfuerzo de las marcas no es marginal. De acuerdo con Ron Johnson, vicepresidente de mercadeo global de Ford, el fin es llegar hasta que por lo menos un 50% de su oferta total sea eléctrica, algo significativo si se tiene en cuenta que hoy en día es apenas algo superior a un 1.2%.

En este sentido, los lanzamientos de modelos clásicos como la Ford F-150 en su versión Lightning o el Mach-E, por ejemplo, son un componente clave de un esquema que demuestra el creciente interés de los fabricantes en reempaquetar algunos de sus productos más exitosos para entrar con el pie derecho a este nuevo escenario más amistoso con el medio ambiente.

El resultado esta por verse. El público no parece tener nada en contra de la tecnología y por el contrario se espera le dé la bienvenida a sus beneficios en términos de ahorro , en especial en sitios como California donde los precios de la gasolina alcanzan hoy en dia hasta $5 por galón.

En el caso de los pilotos, sin embargo, los retos son mayores, Las pruebas iniciales revelaron a participantes como Denny Hamlin con grandes elogios sobre la maniobrabilidad del nuevo auto en las esquinas, pero en la Daytona 500 se vieron problemas de “llantas voladoras” durante las paradas técnicas, luego del cambio al perno central único.

Otros aspectos como el manejo de datos en tiempo real durante las competencias, en donde un grupo de ingenieros comparte con los equipos información que afecta directamente el desempeño, son por no ir mas lejos, asombrosos.

Pero en realidad queda un largo camino por recorrer. Y no solo en materia tecnológica y mecánica sino en aspectos cruciales como un mercadeo más directo que haga sentir a los latinos, potenciales aficionados del futuro, como en casa.

Lo cierto es que como sucede con más y más rapidez en este acelerado mundo, quienes no se adapten corren el riesgo de volverse obsoletos y desaparecer. Y Nascar parece estarlo intentando con el acelerador a fondo.

Así, quedamos muy atentos a la manera en que su temporada 2022 se perfile como una de las más significativas para la propia existencia de la competencia en el corto plazo y el desarrollo futuro de las marcas que la protagonizan.

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