¡No más guerra! claman inmigrantes durante viacrucis de la iglesia de la Placita Olvera
Participan más de 30 miembros de la comunidad hispana de Los Ángeles que esperan regresar a las calles a escenificar la pasión de Cristo en el 2023
Un alto a la guerra Ucrania-Rusia, alivio migratorio, no a la explotación sexual, al racismo, sanación a la pandemia de covid y fin al desamparo fueron algunas de las plegarias que los participantes expresaron durante la escenificación del viacrucis en la iglesia Nuestra Señora La Reina de Los Ángeles de la Placita Olvera, el viernes santo.
“Es un sentimiento muy bonito ver que la gente siente de verdad los momentos vividos por Jesús desde que fue aprehendido hasta su crucifixión”, dice Rafael Serrano, un joven de 38 años que desde hace 5 años personifica a Jesús.
“Es algo muy personal; y me gusta poner mi granito de arena en la celebración del viacrucis”.
Rafael es un inmigrante de Guanajuato, México quien se gana la vida como cocinero en las trocas loncheras que sirven comida para los shows de televisión en Los Ángeles.
Al menos le tomó un mes prepararse para el papel de Jesús durante el camino de la cruz.
Pablo del Valle, un padre de familia de 4 hijos, estaba completamente nervioso antes de entrar en escena para representar el papel de uno de los soldados que azotan y crucifican a Jesús.
“Vengo de una familia de muchos religiosos. Mi papá fue sacristán. Tengo dos tías que son monjas y un sobrino es sacerdote. Eso me llamó a ser ministro de eucaristía, y ahora a participar por primera vez en la pasión y muerte de Jesucristo”.
Pablo es originario de Jerez, Zacatecas, y lleva décadas viviendo en Los Ángeles. Recientemente tuvo que dejar su trabajo de cocinero debido a una lastimadura que lo inhabilitó para volver a la cocina tras 34 años de laborar en restaurantes.
“El gusto de participar en el viacrucis es inexplicable. Siento hormigas en el estómago de la emoción”, confiesa.
Ana Aju, una inmigrante de Guatemala, quien ya lleva 35 años viviendo en Los Ángeles y 10 años participando en el viacrucis, fue la relatora en algunas de las 14 estaciones que componen la vía dolorosa.
“Es una gran oportunidad dar el mensaje en cada estación. En lo personal, me da mucha paz espiritual y me sirve para tener presente a Jesús todos los días del año y no olvidarlo”.
Este es el segundo año que el viacrucis de la iglesia de Nuestra Señora La Reina de Los Ángeles se escenifica dentro del templo debido a la pandemia. En el año 2020, cuando estalló el coronavirus, se suspendió completamente su realización y solo se hicieron algunas transmisiones por Internet.
“Antes de la pandemia, el viacrucis lo hacíamos caminando de la parroquia hasta el City Hall (edificio del Ayuntamiento) con la intención de hacerlo muy público al manifestar la problemática de la ciudad y actualizar el mensaje de salvación”, dice el padre Arturo Corral, párroco de la iglesia Nuestra Señora La Reina de Los Ángeles.
“Esperemos que el próximo año, una vez que la pandemia sea totalmente controlada, podamos regresar con el viacrucis al Ayuntamiento”.
El padre recuerda que en un ambiente de oración, aprovechan el viacrucis para hablar de los problemas vitales que sufre la comunidad hispana de Los Ángeles.
“La migración es un punto vital del que no queremos quitar el dedo del renglón. Pero también las mayores preocupaciones han sido las pérdidas por covid y no tener un seguro de salud bueno.
“La gente solo dispone de seguros de emergencias; y durante la pandemia no tenían a dónde llevar a los enfermos de covid para hacer la cuarentena y aislarlos. Fueron retos dolorosos, de pérdidas y encerramiento. Esperamos que ya en unos meses, se haga realidad la ley que les va a dar seguro médico (MediCal) en California a los inmigrantes indocumentados”.
Este año – dice – el viacrucis también puso especial énfasis en pedir por la paz del mundo y que no haya guerra.
“Es un dolor inmenso lo que vive las comunidades ucraniana y rusa. Por eso pedimos a Jesucristo para que encuentren la paz, en lugar de la violencia”.
Comenta que un problema fuerte que afecta a la ciudad es la población que vive en las calles.
“Hay una urgencia de que los indigentes encuentren un lugar en la sociedad. A pesar de que existe un gran presupuesto y ha habido muchos intentos por resolverlo, no vemos avance. Nosotros lo podemos ver alrededor de la Placita Olvera. Es un problema serio porque además muchos sufren trastornos de salud mental; y en algunos casos, representan un problema de seguridad”.
El padre Corral dice que a pesar de todos los desafíos de los últimos dos años, se siente contento porque la Iglesia se ha convertido en un momento sano de escape y de encuentro comunitario.
“Ha servido para que la gente sienta que no está sola en medio de esta crisis de salud”.