Los hogares de ancianos están en crisis y California no puede solucionarlo sin los trabajadores
En pocas palabras: Los trabajadores debemos ser respetados y valorados para que realicemos los trabajos que amamos y que son importantes
Los números reflejan una historia de pérdida humana y de costo operativo relacionado al Covid-19 en los hogares de ancianos de California. 9,716 residentes y personal murieron a causa del virus, lo que representa una de cada ocho muertes por la pandemia en todo el estado. Pero hay otra historia que no se puede contar con números. Es la historia de cómo fue trabajar en las peligrosas condiciones con el coronavirus: con estrés, miedo y angustia.
El cuidado de ancianos y discapacitados en los hogares de ancianos no es una tarea para cualquiera. Y si hay algo que la gente desconoce es cuán comunes son las lesiones. Mover a nuestros residentes para cambiarlos, para pasarlos de una cama a una silla de ruedas o para bañarlos conlleva un riesgo real de lesiones en la espalda. Además, es muy peligroso cuando trabajas de prisa. Y trabajar en un hogar de ancianos es estar siempre de prisa. Esto se debe a que los hogares de ancianos carecían del personal necesario ya antes de la pandemia.
Los cuidadores que parcialmente realizan el trabajo mayormente son mujeres como yo: mujeres latinas e inmigrantes. Los propietarios de hogares de ancianos han mantenido salarios bajos explotando a las mujeres y personas de color. En la pandemia, estos salarios de pobreza fueron letales porque los trabajadores laboraron en varios trabajos para poder cubrir sus gastos del mes, y sin saberlo llevaron el virus de lugar en lugar.
Una de las desgarradoras lecciones aprendidas en los últimos años. Es el saber que los residentes murieron sin poder ver a sus hijos, a sus familiares y que murieron solos, ¡me aflige mucho!
Para muchos compañeros, el estrés, combinado con salarios bajos, fue demasiado para soportar y ya dieciséis mil trabajadores de hogares de ancianos de California han dejado su trabajo desde que comenzó la pandemia.
Días atrás, fui al Capitolio estatal con docenas de trabajadores de la salud para hacer un tributo a los colegas y residentes que perdimos por la pandemia. Cientos más de mis colegas se manifestaron en todo el estado con el mismo mensaje para los legisladores: Los hogares de ancianos están en crisis y California no puede solucionar esta situación sin la participación de los trabajadores de hogares de ancianos.
Estamos proponiendo al estado la creación de una Junta de Estándares de Calidad de Centros de Enfermería Especializada, una estructura formal donde los trabajadores puedan dialogar y negociar con los propietarios de hogares de ancianos, los defensores de pacientes, las familias y agencias gubernamentales para crear reglas que normen la industria.
Es importante denotar dos tendencias destructivas en nuestra industria: Los propietarios de hogares de ancianos que han tomado de los contribuyentes miles de millones destinados a mejorar la industria, pero en cambio se llenaron los bolsillos. Y los reguladores estatales que están entregando exenciones de personal y esencialmente dando a los propietarios la libertad de evadir las reglas mínimas de personal. California debe vincular los fondos públicos con la calidad de los hogares de ancianos y hacer cumplir los estándares de seguridad del personal.
En pocas palabras: Los trabajadores debemos ser respetados y valorados para que realicemos los trabajos que amamos y que son importantes. La atención en hogares de ancianos debe mejorar, y solo los trabajadores que han vivido dentro de esta industria pueden liderar el camino.
(*) Jesús Figueroa Cacho es Auxiliar de Enfermería Certificada desde hace 25 años.