Duplicar el subsidio educativo Pell Grant puede impulsar la movilidad económica para estudiantes latinos
Casi la mitad de los alumnos, hijos de inmigrantes, son quienes reciben la ayuda financiera Pell cada año
Muchos estudiantes de bajos recursos y de primera generación crecen creyendo que una educación universitaria y sus beneficios económicos están simplemente fuera de su alcance.
Siendo latinas de primera generación, el subsidio financiero de Pell Grant nos brindó el apoyo necesario y el acceso a esa educación que cambió nuestras vidas. Para muchos jóvenes de escasos recursos este apoyo financiero les ha brindado la oportunidad de tener acceso a una educación superior.
Actualmente, como líderes de la Asociación Estadounidense de Colegios y Universidades Estatales (AASCU, por sus siglas en inglés) sabemos que una educación crea pensadores críticos, mejores ciudadanos del mundo y, permite crear un camino de oportunidad que se extiende a una nueva generación de estudiantes.
Sin embargo, al día de hoy todavía muchos estudiantes enfrentan una situación financiera adversa, que aún con la ayuda del subsidio federal les impide poder pagar una universidad pública de cuatro años sin tener que adquirir una deuda demasiado costosa.
Al reducirse relativamente los beneficios del Pell Grant, muchos estudiantes se quedan con una enorme deuda encima, la necesidad de trabajar más, dejar sus estudios sin graduarse, y sin los beneficios económicos que brinda un título universitario.
Al reducirse relativamente los beneficios del Pell Grant, muchos estudiantes se quedan con una enorme deuda encima, la necesidad de trabajar más, dejar sus estudios sin graduarse, y sin los beneficios económicos que brinda un título universitario.
Duplicar los máximos beneficios del Pell Grant haría posible la movilidad económica para la próxima generación.
El poder adquisitivo del subsidio Pell no se ha mantenido al mismo nivel de la inflación. Por lo tanto, hoy en día solo cubre un cuarto del costo de asistir a una universidad pública de cuatro años. A través de nuestro trabajo con colegios y universidades públicas, sabemos que son estas las que atraen un alumnado diverso y que también son estas las que han sufrido los efectos de la pérdida de fondos estatales, lo cual orilla a los estudiantes a depender cada vez más de préstamos estudiantiles para poder lograr su sueño de obtener un título universitario.
Son los estudiantes de universidades públicas quienes reciben la mayoría de los subsidios, lo que representa el 40% de los casi 7 millones de estadounidenses que reciben el Pell Grant anualmente. Son estos colegios y universidades públicas las que atraen a estudiantes de orígenes diversos, pero particularmente a aquellos provenientes de familias no tradicionales, de hogares de bajos recursos, o que pertenecen a grupos marginados.
Siendo latinas de primera generación universitaria, sabemos de primera mano cuán importante es que estudiantes de comunidades marginadas tengan acceso a la educación. El subsidio financiero Pell es particularmente crucial para estudiantes de orígenes diversos que son los primeros en su familia en poder ir a la universidad. Casi la mitad de los estudiantes latinos y estudiantes de primera generación son quienes reciben la ayuda financiera Pell cada año.
El subsidio económico Pell no solo permite que los estudios universitarios sean más asequibles sino que también aumenta el éxito universitario y la tasa de graduación. Pero mientras el poder adquisitivo del subsidio disminuye, duplicarlo a un máximo de $13,000 sería la mejor alternativa para poder avanzar en una equidad educativa y económica.
Aún entre aquellos que logran culminar sus estudios universitarios y obtener sus títulos, la movilidad económica sigue siendo un reto para estudiantes de orígenes diversos. Los prestatarios latinos todavía deben el 80% de su deuda 12 años después de graduarse en promedio. Es más probable que estos graduados estén atrasados en los pagos de préstamos estudiantiles en comparación con sólo un tercio de los anglosajones en la misma situación.
Mientras el valor de los costos educativos cubiertos con el subsidio Pell disminuye, los estudiantes se endeudan cada vez más. Cuando nuestros estudiantes cargan con deudas de elevados intereses, la movilidad social se queda cada vez más lejos de su alcance.
La movilidad social en los Estados Unidos está fuera del alcance de las familias de bajos recursos. Mientras que los estadounidenses de más altos ingresos tienen aún mayores ingresos que los que tuvieron sus padres, el 70 por ciento de los niños criados en el segmento más bajo en la escala económica de ingresos permanecerá por debajo del promedio de ingresos cuando sean adultos. Entre los niños criados en el segmento más alto, el 63 por ciento no caerá del nivel promedio en la escala económica. Este es un fenómeno al que los expertos se han referido como “permanencia de los dos extremos”.
Uno de los factores que contribuyen a ese estado de permanencia es la educación superior. Casi la mitad de los que fueron criados en el segmento de más bajos ingresos en la escala económica que no llegan a lograr un título universitario se quedan atrapados en ese nivel durante su edad adulta, en comparación con sólo el 10% de aquellos que logran graduarse de la universidad con un título universitario. Los datos sostienen esa tendencia cuando se mide tanto la riqueza a largo plazo como los ingresos.
Obtener un título universitario hace que una persona tenga cuatro veces más probabilidades de salir del segmento más bajo de ingresos en la escala económica para ascender al más alto. Al duplicar el subsidio federal Pell Grant y reforzar el éxito de los estudiantes a los que beneficia, estamos asegurando que el futuro económico de la niñez estadounidense no esté predeterminado.
Estados Unidos es conocido como el país de las oportunidades, especialmente para aquellos que creen que su condición de nacimiento no debe limitar sus oportunidades de superación. Al duplicar el Pell Grant, podemos garantizar que la educación continúe siendo el vehículo para lograr los sueños de los estudiantes marginados y de escasos recursos al hacer una inversión en su futuro y el futuro económico de este país.
(*) La Dra. Mildred García asumió es presidenta de la Asociación Americana de Colegios y Universidades Estatales (AASCU).
(*) La Dra. Cynthia Teniente-Matson es presidenta de Texas A&M University-San Antonio (A&M-SA)