¿La desaparición del PRI convertiría a Morena en el nuevo PRI?

Las más recientes cifras en pasadas elecciones revelaron que el PRI y el PRD se encuentran en riesgo de desaparecer y consolidar la fortaleza de Morena, el partido político de AMLO

¿La desaparición del PRI convertiría a Morena en el nuevo PRI?

Alejandro Moreno, dirigente nacional del PRI. Crédito: Agencia Reforma

MEXICO.- Tal y como está la vida pública en México, actualmente solo hay dos fuerzas políticas en México: el gobierno y la oposición. Lo saben analistas, gobernantes, observadores, ciudadanos comunes y cuadros de los partidos como Juan José Vázquez, un político local en el Estado de México a quien le preocupa la desaparición de partidos en el país, como van las tenencias.

Sería muy peligroso para la democracia en México, un escándalo”, concluye sobre el empoderamiento de Morena y la debilidad del resto de los partidos que no están en alianza con el partido gobernante. Estos son, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), que representan a la oposición.

Las más recientes cifras de elecciones en el país revelaron que PRI ha perdido tantos sufragios que en el estado de Quintana Roo casi se queda sin el registro por no tener en las votaciones para la gubernatura local ni siquiera el 3% de la lista nominal que exigen las autoridades electorales.

Se salvó solo porque, en el caso de los diputados locales, la ciudadanía apostó por un balance legislativo y le dio casi el 5% de sufragios.

Pero los números no mienten. La alerta roja es un hecho para el partido que durante décadas fue hegemónico en el país. “El peligro ahora es que Morena, sin contrapesos,  se convierta en lo que fue el PRI hasta la alternancia del 2000: una hegemonía o como dijo el escritor Mario Vargas Llosa, una dictadura perfecta”, agrega Vázquez.

Los padrones de militantes de los partidos políticos del Instituto Nacional Electoral (INE) documentó que en los comicios federales de 2018 y 2021, alrededor del 78% de los afiliados al PRI abandonaron sus filas

Esto es: 4.9 millones de militantes al PRI, ya no tienen partido o se pasaron a otras fuerzas, principalmente a Morena. 

Así se quedó con1.2 millones de afiliados.

En los estados la situación para el Tricolor ha ido de mal en peor. En la elección de 2018 perdió Jalisco y Yucatán; en 2021, Colima, Campeche, Baja California Sur, Zacatecas, Tlaxcala, Sonora, Sinaloa y San Luis Potosí. Para el 2022, se le fue Oaxaca, Hidalgo.

El PRI mantiene por sí solo únicamente a los estados de México y Coahuila. En alianza, Durango. Mientras tanto, en junio pasado, los triunfos de Morena en cuatro estados lo dejó al mando de más del 70% de la población en todo el país con el presidente Andrés Manuel López Obrador a la cabeza.

Esa condición,  coloca al PRI en una posición defensiva en su bastión principal: el Estado de México, donde se realizarán elecciones para el 2023. La plaza será peleada por los morenistas con uñas y dientes por su valor simbólico y numérico.

El Estado de México ha sido gobernado por el Revolucionario Institucional durante 93 años sin alternancia. Fue ahí donde el partido tricolor volvió a tomar fuerza tras su derrota en el año 2000, cuando Vicente Fox, como candidato del PAN, lo sacó de la silla presidencial donde permaneció (por las buenas y por las malas) durante siete décadas. 

Ahí se urdió el retorno al poder que consolidó en 2012 Enrique Peña Nieto y es ahí  la cuna del Grupo Atlacomulco, asociación de políticos afiliados al PRI fue fundadada por Isidro Favela. Uno de sus líderes, Carlos Hank González, fue el creador de la frase “un político pobre, es un pobre político”.

Pero el Estado de México es la joya de la corona no solo de manera simbólica sino cuantitativamente. En la entidad habitan12.2 millones de votantes que representan el (13.1% de la lista nominal nacional). Por tanto, suele otorgar alrededor de 15% de los votos al candidato a la presidencia ganador.

En las pasadas elecciones, López Obrador obtuvo 4.3 millones de los votos en el Estado de México (14%) de los 30.1 millones que recibió a nivel nacional; antes, Peña Nieto se hizo ahí de 2.9 millones de los 19.1 millonesque votaron en el país (15%).

Camino al 2024, todos saben que la zona es oro molido para quienes la conquisten. 

¿Qué sigue?

La pérdida del Estado de México significa mucho tanto para el partido gobernante a nivel federal como para la oposición. El analista político Bernardo Ruíz observa que una derrota para el PRI en la gubernatura mexiquense en 2023 sí podría significar un golpe mortal. 

“El suelo más sólido que ha tenido el PRI es el Estado de México, desde ahí se reconstruyó, y desde ahí podría nacer un proyecto de reconstrucción nacional, pero si no lo tiene, entonces la posibilidad de recomponerse es prácticamente nula. Perderlo no sólo será un golpe electoral sino político”, calculó.

Morena busca desarticular el último bastión del PRI y también de la fuerza que le queda al PAN, porque el Estado de México tiene muchos municipios gobernados por Acción Nacional. Si la oposición pierde el Estado de México habrá una sensación de derrota catastrófica tanto el PRI como el PAN, creo que esa es la pretensión de Morena y del presidente López Obrador”.

Una semana después de que se supo de las pérdidas del PRI en los comicios del 6 de junio pasado, el líder nacional de Morena Mario Delgado y miles de simpatizantes y militantes se reunieron en la ciudad de Toluca para declarar al estado como punto de partida para las elecciones 2024.

Aquel 12 de junio aparecieron también en la plaza la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum; del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard; y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, tres de los favoritos de López Obrador para la sucesión presidencial. 

En la estrategia estuvieron presentes algunos políticos que apuntalan a la izquierda mexicana desde hace casi 30 años: Higinio Martínez, líder y fundador del Grupo de Acción Pólítica (GAP), una célula dentro del Morena; Horacio Duarte, su segundo en la entidad, y Delfina Gómez, actual secretaria de Educación Pública.

Los tres personajes fueron presidentes municipales de Texcoco, un municipio clave del Estado de México y los tres fueron militantes del Partido de la Revolución Democrática (PRD) antes de mudarse a Morena en tiempos recientes. 

En 1993, cuando el PRD tenía apenas cinco años de vida, fueron piezas clave para que la fuerza de izquierdas penetraran en las zonas rurales y marginadas del Estado de México. Los políticos son duros combatientes de calle. En su momento, reunificaron a los liderazgos provenientes del Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) y de la Unidad Izquierda Comunista (UIC), hoy extintos.

Cuando Higinio Martínez contendió por primera vez a la alcaldía y perdió en 1994 con 526 votos de diferencia frente a su rival del PRI, los perredistas tomaron durante ocho semanas el palacio municipal y así lograron integrar el primer cogobierno municipal en el estado, con un alcalde del PRI con un secretario del Ayuntamiento del PRD.

Al año siguiente consiguió para el PRD cifras históricas de alcaldías, regidurías y escaños en el congreso local. Y desde ahí y desde entonces ha podido controlar las candidaturas a diputados federales, locales y alcaldes y acrecentar su grupo político que no dudó en pasarse a Morena cuando éste tomo fuerza. 

Con esa experiencia  pretenden ahora sacar al PRI de la entidad, donde nunca ha perdido la gubernatura. 

“Es clarísimo el mensaje, Morena va con todo y a costa todo por el Estado de México”, dijo  Juan Jose Tena, director del Programa Ciudadanía Activa del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. “Tienen claro que si desarman al PRI en los próximos dos estados en dónde habrá contienda, también muy probablemnete estarán desarmando la coalición opositora”.

La estrategia del PRI

Después de la reducción de su territorio de gobierno por los nuevos resultados electorales, los dirigentes y militantes priistas se reunieron y concluyeron que sus problemas no pueden repetirse, no puede dividirse, alejarse de la gente ni romper alianzas con otros partidos.

Pasó de echar culpas, a las propuestas y al análisis con igual ímpetu en cada una de las facetas ante los ojos sarcásticos de López Obrador.

 “Doce millones votaron por Morena”, dijo el presidente en el salón Tesorería del Palacio Nacional, donde proyectó en una pantalla el resumen donde la oposición solo logró victorias en dos estados donde viven 3.2 millones de personas. 

Además de resaltar esos triunfos, el presidente dio consejos a sus opositores tras los resultados obtenidos.

“Yo ya no debería de estarles dando consejos o tendría yo que poner un letrero, que toda consulta causa honorarios, pero deben de hacer una revisión de su estrategia. Les afecta mucho, se los digo de manera sincera, su clasismo, su racismo. Es que desprecian al pueblo, no le tienen amor al pueblo, ahí está la esencia de todo”.

En respuesta, el PRI culpó en un documento al presidente mexicano de meter la cuchara para hacerse del poder y posicionó un discurso que refleja por mucho a los críticos del partido oficial como Juan José Vázquez, quienes temen que la debilidad de los partidos atente contra la democracia.

“Ante las constantes intromisiones sistemáticas e ilegales del Gobierno Federal y los gobiernos locales de Morena en los procesos electorales”, México se encuentra en el riesgo de ser sometido ante un régimen dictatorial que atenta contra la democracia del Estado mexicano”.

Previo a las elecciones del 6 de junio, se filtraron tres audios a medios de comunicación con conversaciones del dirigente priísta Alejandro Moreno. 

En el primero, el priista aludió el supuesto pago de cinco millones de dólares al estratega electoral español Antonio Solá para campañas durante el proceso electoral de 2021 en Campeche, entidad que gobernó Moreno Cárdenas y ganó Sansores.

En la segunda grabación, supuestamente habló de aportaciones privadas al PRI por 1.2  millones de dólares de la empresa Cinépolis y en la tercera, difundida el martes 24 de mayo, se revelaron expresiones que el líder del tricolor habría realizado en contra de periodistas.

A los periodistas no hay que matarlos a balazos, hay que matarlos de hambre”, se escuchó presuntamente decir a Moreno Cárdenas, también diputado federal, quien rechazó haber realizado esas expresiones que desataron la polémica.

Moreno dijo que hubo espionaje en su contra y los audios fueron “truqueados” con miras a favorecer a Morena en la elección.

Desde los partidos aliados, el PRI ha recibido cobijo.  Anuar Figueroa, dirigente del PAN en el Estado de México  en la entidad, dijo que lo que viene con el PRI y PRD será más que una alianza, una hermandad para no perder el 2023. “Es el laboratorio presidencial y estoy convencido de que si se dan los pasos correctos en los momentos adecuados, la coalición va a ganar el Estado de México”.

Para electores como Juan José Vázquez no hay otro camino que aguantar a los opositores: detesta la “izquierda radical” y no se irá con Morena y, aunque odia al PRI por instaurar un régimen “cleptocrático”, en estos momentos prefiere garantizar la pluralidad de fuerzas. 

“Yo soy perredista desde el inicio y desde que cambió sus estatutos para ser socialdemócratas me parece que vale la pena pelear por proyectos así, dice. 

¿El fin del PRD?

El PRD fue el sucesor del  PMS hace 33 años con Cuauhtémoc Cárdenas a la cabeza y tuvo fuerza hasta el nacimiento de Morena: esta fueraza política le recriminó alianzas con su eterno rival, el PAN. Entre 2021 y 2022, el PRD perdió el registro  en 16 entidades del país  por no alcanzar el 3% para mantener sus prerrogativas como partido local. 

Por tanto, no recibirá financiamiento público para procesos en esos estados, aunqe no afecta su permanencia y registro como partido político nacional, pues en la última elección federal  sí superó el margen de 3 puntos para seguir presente en las boletas electorales… ¡pero solo en alianza!

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