Investigación contra el tabaquismo lleva a “dreamer” de regreso a México

Diana Carreño, quien llegó como indocumentada a EE.UU. y ser beneficiaria de DACA, regresó a México para realizar investigaciones sobre el tabaquismo

Diana Carreño en México.

Diana Carreño en México. Crédito: Gardenia Mendoza | Cortesía

MEXICO.- Treinta y tres años han pasado desde que Diana Carreño llegó a Estados Unidos como indocumentada. Desde entonces logró ser beneficiaria del programa DACA y becarse hasta un doctorado en Estudios Farmacéuticos en la Universidad de California Irvine.

Ha dedicado su vida adulta a la investigación científica. En los últimos años, experimenta con ratas sobre los efectos del tabaquismo en los adolescentes. 

“Les insertamos un gen humano y estamos observando”, detalla en entrevista con este diario. “Hasta ahora hay muchos estudios de los efectos en la comunidad adulta, pero no entre los jóvenes.

Las investigaciones de Diana Carreño absorben su día a día junto con el activismo a favor de DACA, el programa de alivio migratorio que le cambió la vida, al igual que a cientos de miles de jóvenes en Estados Unidos.

DACA cumplió recientemente 10 años con la incertidumbre constante de que desaparezca y los beneficiados se queden otra vez sin documentos, como en sus momento amenazó Donald Trump para gusto de sus seguidores. 

Diana Carreño teme siempre un escenario extremo y por eso su tiempo se divide principalmente entre el activismo y los estudios de tabaquismo. Pero hace poco cayó en cuenta de que tenía que hacer algo más. 

“He vivido en una burbuja”, pensó. “Voy a México”.

Similitudes 

Diana Carreño salió de EE.UU. con los papeles de DACA  a un foro de liderazgo en el Centro Fox, en Guanajuato a finales de junio. Pero antes de viajar, se puso a hurgar en internet sobre lo que estaban haciendo científicos similares a ella en el país donde nació. 

Así descubrió que de lado sur de la frontera, en el país donde nació, hay otros científicos que hacen trabajos similares al de ella.

Para empezar, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) tiene un Programa de Investigación y Prevención del Tabaquismo en la Facultad de Medicina tan fuerte como para marcar pautas políticas en el congreso. En 2022 fue parte activa para la prohibición de los cigarros electrónicos, por ejemplo.

Desde 2019 denunció que los cigarros electrónicos representan riesgos para la salud, a pesar que muchas personas, “más aún la población joven”, los utilizan como opción al cigarro de tabaco y los consideran inocuos.

Presentó evidencias científicas según las cuales la composición del vapor que emiten tiene sustancias tóxicas perjudiciales para la salud. Entre otros metales presentes en el proceso de calentamiento del líquido, encontró partículas minúsculas de hierro, estaño, níquel y cromo. 

También detectó materiales más corrosivos como cerámica, plástico, caucho, fibras de filamento y espuma. Además de un elevado porcentaje de nicotina.

El tabaquismo en adolescentes ha sido un tema también en la UNAM, lo descubrió Diana Carreño. En México hay niños de 10 años aparecen en las encuestas epidemiológicas porque comienzan a fumar a esa edad.

Además, va en aumento el número de mujeres que fuma, lo cual es también preocupante porque son más susceptibles a desarrollar enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y a hacerse adictas: en alguna etapa de su vida adulta encontrarán muy difícil dejar de fumar, aunque estén embarazadas.

En el grupo de 10 a 19 años la prevalencia es de aproximadamente 6%; es decir, un millón de niños y adolescentes ya están fumando. 

El promedio de edad de inicio es de 14 años. Los estudios de la UNAM advierten que eso es grave porque la nicotina es una droga adictiva, incluso más que la cocaína o la heroína por su comportamiento farmacológico, con un fuerte impacto en el cerebro que terminará de madurar hasta los 21 a los 24 años, los cerebros jóvenes son más susceptibles a las drogas y se hacen adictos más rápidamente.

En medi de toda esta información, Diana Carreño encontró a un profesor que está haciendo similares a los de ella en la Universidad de California Irving.

En adelante su meta es regresar a México para hacer trabajos de investigación conjunta. “No puedo viajar tanto como quisiera porque cada vez que salgo tengo que pedir permiso y queda a criterio de migración, pero voy a hacerlo”.

La vida de esta científica de 40 años está  construida con persistencia. En cuanto obtuvo el periso para estudiar y trabajar a través de DACA, en 2012,  saltó de beca en beca para ganar tiempo a los años perdidos. “Apliqué y apliqué. La última fue para este doctorado”, detalla. “En un futuro me gustaría hacer un doctorado en la UNAM”

En México, los estudios de tabaquismo adolescente incluso se han extendido a la psicología. En 2011, una investigación en la Facultad de Sicología de la  UNAM detectó lazos estrechos entre la nicotina en la temprana edad y la depresión. 

Encontraron que la edad media de inicio del consumo de cigarros fue a los 14 años, de manera regular a los 19 y la primera sintomatología depresiva a los 27. También trabajaron con ratas.

Sin fronteras

Estudios de la Secretaría de Salud han documentado que las enfermedades de los mexicanos son muy similares independientemente de dónde se encuentren. En el caso de aquellas derivadas del tabaquismo las cifras son similares.

En promedio, los mexicanos fuman siete cigarrillos al día, incluyendo los ocasionales. En EE.UU. los fumadores mexicanos son mucho menos que otras comunidades (11% de la población) frente al 22% de los blancos, pero en proporción similar a las del país de origen. 

Según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades en la Unión Americana,  fumar cigarrillos sigue siendo la principal causa de enfermedades y muertes prevenibles en los Estados Unidos.  

Fumar cigarrillos mata a más de 480,000 personas en los Estados Unidos cada año.

Además, las enfermedades relacionadas con fumar cigarrillos tienen un costo de más de 300,000 millones de dólares al año, lo que incluye casi 170,000 millones en atención médica directa para adultos y 156,000 millones en pérdida de productividad. 

La mayoría empezó en la adolescencia. 

Tenemos que hacer mucho en este tema en ambos lados de la frontera y creo que se podrían ahorrar esfuerzos si conocemos los trabajos en común”, observa Carrillo.

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