Sequía en California: 1 día de riego semanal y miles de campos sin sembrar

La mayor sequía que ha sufrido California ya causa pérdidas en la agricultura y restricciones de consumo de agua en una de las regiones más ricas del mundo para plantar todo tipo de frutas y verduras

Joe del Bosque, un agricultor del Valle Central, frente a un cartel que reza "Sin agua, se pierden trabajos"

Joe del Bosque, un agricultor del Valle Central, frente a un cartel que reza "Sin agua, se pierden trabajos". Crédito: Guillermo Azábal | EFE

California sufre la mayor sequía en 1,200 años y el 95 % de su territorio se encuentra en riesgo severo, una situación límite generada por un cóctel explosivo: cambio climático, un uso descontrolado del agua y una crisis en los sistemas de abastecimiento.

Las familias que habitan este estado ubicado al oeste de Estados Unidos ya padecen las consecuencias de la sequía y el gobernador Gavin Newsom les ha pedido reducir el consumo doméstico de agua al menos en un 15 %.

En los condados del sur, alimentados por el ahora raquítico río Colorado y donde viven casi la mitad de los californianos, hay localidades en las que solo se puede regar un día a la semana o incluso ninguno.

Además, la industria agrícola también sufre el impacto en una de las regiones hortofrutícolas más importantes del mundo. Esta temporada ha dejado en barbecho casi 200,000 hectáreas, de acuerdo al último informe del Departamento de Alimentos y Agricultura de California.

La sequía provocará que el sector agrícola californiano en su conjunto deje de ingresar $1.200 millones de dólares este año.

Expertos, analistas e investigadores coincidían en referirse a 1977 como el curso más seco de California en el último siglo, pero los primeros 6 meses de 2022 están marcando un nuevo hito.

Impacto del cambio climático

“Ahora los ciclos de sequía y lluvias son más prolongados debido al cambio climático. Estamos en el tercer año consecutivo sin agua, por eso es tan grave”, explicó Samuel Sandoval, profesor de la Universidad de California en Davis y colaborador del Instituto de California para los Recursos Hídricos.

Una visión sobre el cambio climático que comparten desde la unidad de monitorización de la sequía de la Universidad de California (UCLA), desde donde hacen hincapié en la importancia de que en 2022 llovió un 30 % menos de lo recomendable.

A eso hay que sumar que los volúmenes de nieve que recibía Sierra Nevada, la cordillera que funciona como columna vertebral de California, se han reducido drásticamente en los últimos años.

“La nieve tarda en derretirse, por eso, cuando está en este estado, es más fácil almacenar el agua y tenerla disponible para canalizarla hacia lugares más secos”, detalló Sandoval.

Según estimaciones del Departamento de Recursos Hídricos de California, algunos de los principales embalses, como los de Oroville o New Bullards (ambos en la mitad norte), están, en el mejor de los casos, a la mitad de su nivel total.

Por su parte, la mayoría de acuíferos del estado se encuentran en situación de déficit de agua y riesgo grave.

La agricultura se resiente

El clima mediterráneo del que disfruta California le había permitido hasta ahora ser un enclave, sobre todo en la zona del Valle Central, con una tierra muy agradecida para cultivar y plantar todo tipo de frutas y verduras como melones, uvas, cebollas, lechugas o tomates.

De hecho, el 95 % de los tomates que se procesan en Estados Unidos para la producción de ketchup y otro tipo de salsas procede de California.

No obstante, el producto estrella de la región es indiscutiblemente la almendra. Del Valle Central sale el 83 % de estos frutos que se consumen en todo el mundo, generando un impacto económico de $9,000 millones de dólares, según datos del Almond Board of California.

A causa de la sequía, este año se dejarán de plantar más de 120,000 hectáreas de almendros.

A pesar de esto, el gobierno de California consideró por segundo año consecutivo que no contaba con agua suficiente como para abastecer a los agricultores del valle.

Y es que al contexto de sequía y la degradación de los embalses hay que añadir que el estado debe cumplir con una normativa medioambiental que le obliga a dedicar el 40 % del total de agua recogida en sus represas a alimentar el mar y los distintos ríos y lagos californianos.

Desde su finca cerca de la ciudad de Los Baños (Valle Central, California), el empresario agrícola Joe del Bosque muestra su malestar con la administración demócrata por no facilitarle agua de riego y tener que dejar cientos de almendros en barbecho este verano.

“Hay que planificar para combatir el cambio climático a largo plazo, pero tenemos que hacer algo para sobrevivir ahora”, expresó el agricultor.

La postura de Del Bosque es común en todo el valle, cuyos sembrados están mayoritariamente custodiados por enormes carteles contra Newsom exigiéndole que, en esta situación de sequía, no vierta el agua de riego al mar.

En este sentido, el presidente del Almond Board, Richard Waycott, argumentó que “hubo años con muchas lluvias” en los que se podría haber almacenado más agua y “haber evitado esta sequía”.

“Veníamos advirtiendo de esto desde 2009, en los años húmedos no se conservó el agua por riesgo de inundaciones y por falta de embalses”, dijo Waycott, quien insistió en la relevancia de construir nuevas presas para cuando “vuelvan los años de lluvias”.

Aunque tampoco los agricultores están exentos de críticas y la gente de las ciudades les recrimina haber invertido en plantaciones como la almendra o el aguacate, por ser más rentables económicamente, a sabiendas de su elevado consumo de agua.

Unas acusaciones a las que Del Bosque quiso salir al paso: “Yo no puedo cultivar trigo o alfalfa si el estado no me suministra agua y tengo que comprarla a distribuidores privados que quintuplican su precio. Es inviable”.

En esta línea, Mike Wade, director ejecutivo de California Farm Water Coalition, organización que promociona la relación entre el agua con fines agrícolas y el abastecimiento de alimentos, advirtió en una entrevista a los consumidores de los productos hortofrutícolas de California dentro y fuera de Estados Unidos.

“Piensan que es una cuestión de querer ganar más dinero, pero lo que está en juego es que puede que un día vayan al supermercado y no tengan tomates o almendras”, concluyó.

Por Guillermo Azábal

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