Crece la expectación ante el regreso incontrolado a la Tierra de los restos de un cohete chino este fin de semana
El gobierno chino ha señalado que lo más probable es que caiga en el mar. Sin embargo, existe la posibilidad de que piezas del cohete caigan en un área poblada
Se espera que los escombros de un cohete chino se estrellen contra la Tierra en un reingreso descontrolado este fin de semana.
La probabilidad de que aterrice en cualquier área poblada es extremadamente baja.
Sin embargo, la situación plantea interrogantes sobre cómo los diferentes países asumen la responsabilidad de su basura espacial.
Anteriormente, la agencia espacial estadounidense, NASA, le pidió a su homóloga china que diseñe sus cohetes para que se desintegren en piezas más pequeñas al volver a la Tierra, según la norma internacional.
Los cohetes recientes lanzados hacia la estación espacial inacabada de China, conocida como Tiangong, carecen de la capacidad para un reingreso controlado.
El último lanzamiento fue el domingo 24 de julio, cuando un cohete Long March 5 llevó un módulo de laboratorio a la estación Tiangong.
El gobierno chino indicó el miércoles que el reingreso del cohete representaría poco riesgo para cualquiera que esté en tierra porque lo más probable es que caiga en el mar.
Sin embargo, existe la posibilidad de que piezas del cohete impacten un área poblada, como sucedió en mayo de 2020 cuando la caída de un cohete afectó propiedades en Costa de Marfil.
El cuerpo del cohete vacío se encuentra ahora en una órbita elíptica alrededor de la Tierra, donde está siendo arrastrado hacia un reingreso descontrolado.
La Corporación Aeroespacial, una organización sin fines de lucro con sede en California, ha señalado que el reingreso ocurrirá alrededor de las 00:24 del domingo.
Es demasiado pronto para saber exactamente dónde aterrizará el trozo de escombros de 25 toneladas. El área posible donde podrían caer los restos abarca Estados Unidos, África, Australia, Brasil, India y el sudeste asiático, según las predicciones de la corporación.
“La falta de comunicación, junto con lo que podría considerarse resultados impredecibles para los dos lanzamientos anteriores, es lo que causa preocupación”, indicó la organización.
Diseñar objetos para que se desintegren al volver a entrar en la atmósfera se está convirtiendo en una prioridad para los operadores de satélites. Se realiza en parte mediante el uso de materiales que tienen temperaturas de punto de fusión bajas, como el aluminio.
En el caso de los cohetes, esto puede ser costoso, ya que históricamente los materiales utilizados para albergar el combustible, como el titanio, requieren temperaturas muy altas para quemarse.
El gran tamaño de estos objetos también es un problema, especialmente en el caso del Long March 5, que pesa más de 25 toneladas.
A pesar de ello, otras agencias espaciales han estado diseñando sus cohetes para que se desintegren en pedazos más pequeños durante el reingreso desde que grandes porciones de la estación espacial Skylab de la NASA cayeran de la órbita y aterrizaran en Australia en 1979.
El año pasado, luego de un reingreso previo no controlado por parte de la Agencia Espacial Tripulada de China (CMSA), el administrador de la NASA, Bill Nelson, dijo: “Está claro que China no está cumpliendo con los estándares responsables con respecto a sus desechos espaciales“.