4 claves de la ambiciosa ley contra el cambio climático aprobada por Estados Unidos
Luego de años sin avances importantes, el presidente Joe Biden firmó este martes una ley que contempla la mayor inversión hecha en la historia de ese país para combatir el cambio climático
Hace más de medio siglo, Daniel Patrick Moynihan, entonces asesor del presidente Richard Nixon, escribió un memorando en el que describía un futuro preocupante causado por lo que denominaba “el problema del dióxido de carbono”.
En su texto explicaba que el aumento de este gas en la atmósfera como consecuencia de la quema de los combustibles fósiles iba a calentar el planeta de forma peligrosa, derretir los glaciares y provocar el aumento del nivel del mar.
Ahora, 53 años después de aquel memorando de Moynihan, el presidente Joe Biden firmó este martes la ley más importante aprobada en Estados Unidos contra el cambio climático, la cual contempla la mayor inversión en la historia de ese país para combatir este flagelo: unos $369,000 millones de dólares.
La normativa forma parte de un paquete más amplio por $700,000 millones de dólares que también incluye medidas relativas a la atención sanitaria y a la mejora de la recaudación impositiva.
BBC Mundo te cuenta 4 claves de esta nueva ley que, según los expertos, podría dar un impulso importante a la lucha en Estados Unidos contra el cambio climático.
1. Una reducción sensible (aunque insuficiente) de las emisiones de CO2
De acuerdo con los autores de la nueva legislación, esta permitirá reducir las emisiones de carbono de Estados Unidos en 40% por debajo de los niveles de 2005 para el año 2030.
Eso está muy por debajo del recorte de 50-52% prometido por el presidente Joe Biden el año pasado, pero el hecho de que EE.UU. pueda hacer un gran esfuerzo para alcanzar ese objetivo es considerado como una victoria por parte de muchos en el Partido Demócrata, quienes consideran que se trata de un gran primer paso luego de décadas de inacción.
“Eso fue parte de las promesas para 2030 procedentes de todo el mundo que los expertos de Climate Action Tracker sugirieron que pondrían al planeta en el camino de 2.4°C de calentamiento este siglo. A primera vista, si EE.UU. no es capaz de cumplir con el recorte total prometido del 50-52%, parece difícil llegar a menos de 2.4 °C”, señala Matt McGrath, corresponsal de Medio Ambiente de la BBC.
“Vale la pena repetir que esto está muy por encima del umbral de 1.5 °C de calentamiento, en comparación con los niveles preindustriales, que los científicos dicen que es fundamental para evitar impactos muy peligrosos”, agrega.
2. Miles de millones en incentivos
La ley prevé la inversión de casi $400,000 millones de dólares en una década en incentivos fiscales que buscan orientar a los consumidores hacia la adopción de vehículos eléctricos y dar un impulso a las empresas eléctricas para que aceleren el paso hacia la adopción de fuentes de energía renovables como la solar y/o eólica.
En el pasado, los intentos para reducir las emisiones de las plantas de energía que utilizan combustibles fósiles han sido obstaculizados por los tribunales estadounidenses, razón por la cual en esta ocasión el gobierno de Biden apostó por un enfoque de efectividad comprobada: poner dinero en manos de los ciudadanos.
Así, los consumidores recibirán incentivos fiscales por hasta $7,500 dólares por la compra de autos eléctricos nuevos y hasta $4,000 cuando se trata de vehículos eléctricos usados.
Algunos expertos, sin embargo, han advertido que esta medida podría no ser tan útil debido a que el elevado precio de esos autos en Estados Unidos los hace inaccesibles para el consumidor promedio y a que, dadas las condiciones actuales del mercado -alta demanda con baja producción-, los fabricantes no tienen estímulos para reducir los precios.
La ley también prevé incentivos para calentar los hogares con bombas de calor e incluso para preparar sus alimentos usando cocinas de inducción eléctrica.
El paquete también contempla $30,000 millones de dólares para impulsar la producción de paneles solares, turbinas eólicas y baterías, así como $10,000 millones para la construcción de fábricas para la producción de autos eléctricos y paneles solares.
También se prevén medidas para ayudar a las comunidades más vulnerables. Así, por ejemplo, destinarán $60,000 millones para apoyar a las áreas desfavorecidas que se ven más perjudicadas por el cambio climático. Este monto incluye $27,000 millones para la creación de un banco nacional que financiará inversiones en proyectos de energía limpia, sobre todo, en comunidades pobres.
3. Una ley sin apoyo bipartidista
Pese a que contempla inversiones notables, el paquete de medidas aprobado por el Congreso -bajo el nombre de “Ley de Reducción de la Inflación”-, en realidad es el fruto de una enorme reducción de la propuesta mucho más ambiciosa de $3,500 billones de dólares que quería Biden.
Para llegar a esta versión reducida hicieron falta numerosos recortes y renuncias, así como largos meses de negociaciones, pese a los cuales la norma fue aprobada en la Cámara Alta con una votación 51-50, lo que quiere decir que no obtuvo el respaldo de ningún senador republicano y que, para romper el empate 50-50 hizo falta el voto de la vicepresidenta Kamala Harris en su condición de presidenta de esa cámara del Congreso.
Y, aún así, igual fue muy difícil asegurar los votos de todos los senadores del Partido Demócrata, especialmente de Joe Manchin, de West Virginia, y de Kyrsten Sinema, de Arizona, cuyos respaldos apenas se obtuvieron en las últimas semanas e implicaron importantes concesiones y sacrificios.
En el caso del Partido Republicano, no solamente han expresado su rechazo a la norma, sino que algunos dirigentes de ese partido han señalado que intentarán detener o ralentizar su aplicación.
El senador republicano Marco Rubio, de Florida, criticó la ley afirmando que esta alejada de los intereses de los ciudadanos pues no ayudará a reducir los precios de los productos.
4. Impacto internacional
Una de las promesas electorales de Biden era reincorporar a Estados Unidos al Acuerdo de París sobre Cambio Climático y colocar a ese país en una posición de liderazgo en esta materia.
Lo primero lo hizo firmando una orden ejecutiva en su primer día en la Casa Blanca; lo segundo, es más difícil de lograr.
Los expertos coinciden en señalar que EE.UU. enfrenta un problema de credibilidad en este campo, pues siendo uno de los principales países emisores de CO2 se le hace difícil pedir a otros que reduzcan sus emisiones.
Como ha ejemplificado un senador del Partido Demócrata: “No se puede predicar sobre la sobriedad desde el taburete de un bar”.
Por ello, resultaba muy importante que los objetivos de reducción de emisiones fijados por Biden con motivo de la Cumbre del Clima de 2021 encontraran una vía para materializarse.
Aunque este nuevo paquete de medidas no será suficiente para lograrlo, al menos constituye un avance concreto que la Casa Blanca podrá exhibir.
¿Cuál será su impacto en el mundo? En este momento es difícil de saber, entre otras cosas, porque China -el principal emisor de gases de efecto invernadero del mundo- decidió romper la colaboración con EE.UU. en este campo tras la reciente visita de la presidenta del Congreso estadounidense, Nancy Pelosi, a Taiwán.
“El clima era una de las pocas áreas donde las relaciones entre las superpotencias eran positivas. Sin un nivel de confianza y acuerdo entre los dos, el acuerdo climático de París nunca habría nacido”, indica McGrath, el corresponsal de Medio Ambiente de la BBC.
“En la reunión COP26 del año pasado en Glasgow, la cooperación entre los dos ayudó a que las conversaciones lograran cierto progreso. Todo eso ahora está en ruinas y es poco probable que los efectos colaterales sean positivos”, agrega.
En cuanto a otros grandes emisores como India o Brasil es probable que sus gobiernos se concentren en el hecho de que las reducciones de emisiones previstas en la nueva ley estadounidense están por debajo de lo que Biden había prometido.
Otros países en vías de desarrollo también se preguntan dónde están los recursos que les han sido prometidos para hacer frente al cambio climático.
“Aunque el proyecto de ley de EE.UU. proporciona $370,000 millones en gastos climáticos, aquellos de nosotros en el sur nos preguntamos por qué EE.UU. y otros países ricos no han cumplido su promesa de proporcionar colectivamente los $100,000 millones de financiamiento climático a países pobres y vulnerables para 2020 “, dijo Mohamed Adow, director del grupo de expertos Power Shift Africa, quien acogió con satisfacción el progreso que representa el proyecto de ley.
Pese a todo, la nueva legislación significa un avance tanto para EE.UU. como para el mundo.
Al final de cuentas, en palabras de Justin Rowlatt, editor de temas climáticos de la BBC: “Con EE.UU. liderando con el ejemplo, existe la esperanza de que se revitalicen los esfuerzos internacionales para abordar el calentamiento global”.
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