Astrónomos trazaron la vida de nuestro Sol y predicen cuándo morirá: así es como termina la historia

Aunque nos cueste pensar en ello, nuestra estrella anfitriona atraviesa su crisis de mediana edad, y debemos aceptar su mortalidad.

Sol

Entre 5,000 y 7,000 millones de años, nuestro Sol llegará al final de su vida.  Crédito: NASA

El Sol no necesita introducción alguna. Es parte de todos nosotros, desde siempre. No es de extrañarse entonces que a muchos no nos guste tener que lidiar con la cruda realidad de que nuestra estrella algún día morirá, y con ella todo lo existe en este planeta. Pero no se preocupe: es poco probable que estemos cerca para verlo.

Ahora, gracias a los últimos datos de la misión Gaia de la Agencia Espacial Europea (ESA) para la cartografía estelar, un nuevo estudio ha demostrado que la venerable estrella se encuentra ahora en su edad media y que morirá dentro de unos pocos miles de millones de años –entre 5,000 y 7,000 millones de años–, lo que es, para nuestra percepción humana, mucho tiempo.

Así, en la actualidad, se considera que nuestro Sol está en la flor de su vida, en su cómoda edad media, con 4.570 millones de años, fusionando productivamente hidrógeno en helio y brillando saludablemente.

La conocida historia del Sol

Hasta ahora, ya sabíamos con cierto detalle lo que ocurrirá en el futuro de nuestro Sol. Nuestra estrella seguirá calentándose durante los próximos miles de millones de años y acabará quedándose sin hidrógeno que fusionar en su núcleo, en otras palabras, sin el jugo que lo mantiene en funcionamiento.

Desde ese punto, el núcleo empezará a contraerse y la estrella, que una vez iluminó todo lo que conocemos y amamos de nuestro mundo, se enfriará, se oscurecerá y se convertirá en un cadáver estelar, o enana blanca.

Mucho más allá de un poco de clarividencia astrofísica

Ahora, gracias a la última publicación de los datos del proyecto Gaia de cartografía de la Vía Láctea de la ESA, que identificó con precisión cientos de millones estrellas, muchas de ellas de masa y composición similares, tenemos la línea de tiempo futura más detallada de la vida del Sol.

Orlagh Creevey, astrónoma del Observatorio de la Costa Azul en Francia, y el equipo de investigadores de la Unidad de Coordinación 8 de Gaia utilizaron los datos para encontrar 5,863 estrellas que tenían una temperatura, gravedad superficial, composición, masa y radio similares a los del Sol. Utilizando estas estrellas, el equipo estimó la edad y el posible ciclo de vida del Sol, al tiempo que conseguía aprender más sobre la estrella.

“Si no entendemos nuestro propio Sol –y hay muchas cosas que no sabemos sobre él–, ¿cómo podemos esperar entender todas las demás estrellas que componen nuestra maravillosa galaxia?”, dijo Creevey en un comunicado de prensa.

En resumen, el equipo descubrió que el sol alcanzará su máxima temperatura a los 8,000 millones de años aproximadamente, tras lo cual se enfriará, pero seguirá aumentando de tamaño. Los datos de Gaia revelan que, cuando tenga entre 10,000 y 11,000 millones de años, el Sol se convertirá en una espectacular gigante roja (como la décima estrella más brillante del cielo nocturno, llamada Betelgeuse) antes de comenzar su secuencia de fin de vida.

El fin de la vida en la Tierra

Por otra parte, la vida en la Tierra solo le quedan unos mil millones de años, mucho antes del fin del Sol. Esto, claro, si antes no creamos o nos ocurre una catástrofe.

Según Science Alert, la vida en la tierra no pasaría ese umbral debido a que el Sol está aumentando su brillo en un 10 % cada mil millones de años, lo que significa que también está aumentando su temperatura. Ese cambio, que parece pequeño, hará que la Tierra sea inhabitable para la vida tal y como la conocemos.

Entretanto, el nuevo catálogo Gaia de estrellas similares al Sol podría decirnos no solo más a detalle la trayectoria futura de nuestro Sol, sino también más sobre cómo y por qué estamos aquí para empezar. Y responder grandes preguntas abiertas como “¿tienen todos los análogos solares sistemas planetarios similares al nuestro?, o ¿giran todos los análogos solares a una velocidad similar a la de nuestro Sol?”.

Editado por Felipe Espinosa Wang.

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