El asesino confeso de Enrique Camarena ahora dice que todo fue mentira
A 35 años de su arresto, Raúl López Álvarez ahora jura que no asesinó al agente de la DEA y que todo lo inventó para sobrevivir en prisión
Según el análisis forense de su cuerpo, a Camarena lo golpearon en la cabeza y el rostro de forma repetida y violenta. Crédito: DEA | Cortesía
Ya han pasado 37 años del asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena y todavía quedan algunas cosas por resolver, entre ellas la extradición a Estados Unidos del narcotraficante Rafael Caro Quintero para que pague por ese crimen.
Y aunque el llamado “Narco de Narcos” fue el autor intelectual de la tortura y asesinato, el expolicía mexicano Raúl López Álvarez confesó haber llevado a cabo el homicidio, aunque ahora se está retractando y asegura que solo lo hizo por “blofear”.
López Álvarez, quien permanece en una prisión estadounidense desde hace 35 años, busca recuperar su libertad y para ello señala que el relato que sostuvo durante muchos años, habría estado inspirado en la lectura de revistas que describían cómo había ocurrido el crimen del agente de la DEA.
Antes de ser capturado y sentenciado a una condena de 249 años, Raúl sostuvo algunas reuniones con un supuesto líder de un grupo criminal, que en realidad era un agente encubierto de la DEA.
Documentos desclasificados a los que tuvo acceso el diario Milenio, detallan que en dichas reuniones el expolicía juraba ser “el mejor torturador de México” y ofrecía sus servicios como sicario, poniendo como ejemplo de uno de sus mejores trabajos, el crimen de Camarena.
En una de sus conversaciones, el agente encubierto le preguntó: “Y a Camarena ¿le pegaron un tiro de gracia también?”, a lo que López Álvarez respondió sin dudar, “A él no… Al otro”, haciendo referencia al piloto Alfredo Zavala.
Gracias a estas grabaciones fue como Raúl cayó en la trampa y fue detenido el 26 de octubre de 1987 en el hotel Vagabond Inn, de Los Ángeles, California, en donde tendrían la última reunión para afinar los detalles de la muerte de un agente ficticio estadounidense, es decir, el nuevo “Kiki” Camarena.
Una vez en prisión, detallaba a sus compañeros de celda cómo había asesinado a Camarena y al piloto Alfredo Zavala, además de presumir que era una persona cercana a los capos Ernesto Fonseca Carrillo y Rafael Caro Quintero.
Sin embargo, 35 años después, López Álvarez ahora jura que no asesinó al agente de la DEA y que todo lo inventó para sobrevivir en prisión, y después para ganarse el respeto de los narcotraficantes en la calle.
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