El Tri Gay, un proyecto que vuelve tras 8 años y lucha por no convertirse en anécdota
La selección de México de diversidad sexual vuelve tras casi 10 años de inactividad para jugar fútbol
Después de ocho años inactiva, la selección mexicana de la diversidad sexual (Tri gay) lucha por volver a ser una transgresora de la estructura machista y homofóbica del fútbol, y no convertirse en una anécdota.
“El principal éxito del Tri gay fue transgredir un ámbito machista y homofóbico como el fútbol. Sigue siendo necesario, hay discriminación, hay crímenes de odio contra la comunidad LGBTQ+. Hasta que se termine esto ya no sería necesario”, explicó este sábado a Efe el fundador y líder del equipo, Andoni Bello.
La selección mexicana de la diversidad sexual, integrada por jugadores amateurs, estuvo en la agenda de los medios de comunicación y de México en 2006, cuando se preparó para acudir a su primer Mundial Lésbico-Gay, Buenos Aires 2007.
Financiados en su mayoría con recursos propios e ignorados por la Federación Mexicana de Fútbol, que siempre se ha negado a apoyarlos por no participar en torneos avalados por la FIFA, quedaron entre los 20 mejores en la cita de Buenos Aires.
La participación en 2007 les dio la posibilidad de recibir un parte de su financiamiento de un diputado y prepararse mejor para la Copa del Mundo Londres 2008, en la que obtuvieron hasta el momento su mayor éxito dentro de una cancha, un tercer lugar en la segunda división.
Para 2009, el Instituto del Deporte de la Ciudad de México les empezó a dar recursos para que acudieran a los ‘Out games’ Copenhague 2009 y los ‘Gay games’ Colonia 2010, sin embargo tras el descontento de otros equipos LGBTQ+ se terminó el apoyo y vino el declive.
Aunque el Tri gay organizó en 2012 el Mundial en México, pagado con las inscripciones de los otros equipos, ya no tuvo la misma fuerza, debido a que integrantes de la plantilla señalaron a Bello de enriquecerse con lo que generó la selección.
“Para volver a echar andar el proyecto necesito alrededor de un millón de pesos por año (unos 50.200 dólares). Necesitamos mínimo 16 jugadores, un entrenador, preparador físico y un espacio para entrenar por las noches porque muchos de nosotros trabajamos”, añadió Bello.
El también activista en favor de los derechos de la comunidad LGBTQ+ reconoció que ha pensado en una estrategia para encontrar patrocinadores, pero el que haya nuevos equipos de la diversidad sexual en el país lo complica.
Lo que no está dispuesto Bello es a volver a destinarle recursos propios al proyecto, por el que perdió su trabajo y se quedó al punto de dormir en su coche ya que su jefe en aquél entonces pensó que entrenaba en horario laboral.
Bello calificó de “hipócritas” las campañas que ha hecho la FMF para erradicar el grito homofóbico de los estadios del fútbol mexicano y señaló a los directivos como las primeras personas que deberían sensibilizarse en temas LGBTQ+.
“Los directivos son los primeros homofóbicos, si realmente quisieran hacer algo ayudarían a los futbolistas del clóset. Estadísticamente tres personas de un plantel de 30 deben ser no heterosexuales”.
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