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Editorial de La Opinión: por la renuncia y el cambio

Ninguno de los involucrados debe seguir en su cargo.  Al mismo tiempo, urge un cambio en el Chárter de la ciudad para evitar que los políticos marquen sus propios distritos electorales.

"Parece changuito": los comentarios racistas por los que tuvo que dimitir una de las políticas latinas más poderosas de Los Ángeles

Nury Martínez renunció a la presidencia del Concejo Municipal de LA. Crédito: Getty Images

La reunión entre los tres concejales y el líder laboral latino de Los Ángeles deja dos lecciones: la renuncia de los participantes para curar el daño causado por los comentarios racistas y la urgencia de quitar a los políticos del proceso de redistribución de distritos electorales para dejar a cargo una comisión independiente. 

El encuentro entre los concejales angelinos Nury Martínez, Kevin De León y Gil Cedillo, junto con el líder laboral Ron Herrera, mostró la descarnada política racial que existe en la ciudad de Los Ángeles. Al igual que otros centros urbanos, una creciente población latina disputa el poder político con los afroamericanos. 

Lo ideal es que ambas minorías trabajen en conjunto en vez de pelearse por las migajas. Pero la realidad es otra, cuando se ve que el avance político de una comunidad se hace a costa de la otra. 

Es imposible no hablar de demografía racial cuando se trata de redistribuir el poder político después del censo decenal. La geografía separa en la mayoría de los grandes centros urbanos las comunidades minoritarias. Es una cuestión espinosa que debe ser tratada fuera del círculo político. 

Nos quejamos de que es injusto que el gobernador de Florida, Ron DeSantis, haya reducido el poder político de los afroamericanos a través de una redistribución de distritos para beneficiar a los republicanos y a los anglosajones. La reunión en cuestión muestra algo parecido, aunque con las marcadas diferencias que existen entre ambos sitios. 

La disputa del poder político en Los Ángeles entre afromericanos y latinos es real. El arribo cada vez mayor de latinos a barrios tradicionalmente afroamericanos despierta recelos, tensiones que los activistas de ambas comunidades tratan de limar. Hoy su trabajo es más difícil después de la filtración de la reunión en la sede laboral. 

Una comisión independiente que remarque los distritos electorales de Los Ángeles, como ocurre en la ciudad de Nueva York y en California a nivel estatal, es la manera de evitar el conflicto de unos contra otros para sacar provecho. A veces ni siquiera es la conveniencia de sus representados, sino la propia. 

Hasta acá es un proceso desagradable a la vista. Dicen que la política es como hacer salchichas, uno las come pero no quiere ver como se hacen. Lo que no tiene cabida de ningún tipo es la cuota despreciable de racismo expresado durante esa reunión. 

De la conversación grabada se pueden sacar distintos grados de responsabilidad entre los individuos. Unos hablan, otros callan. Sin embargo, todos son parte del daño causado a una sociedad que vive al borde del conflicto racial. 

Por eso ninguno de los involucrados debe seguir en su cargo. 

Al mismo tiempo, urge un cambio en el Chárter de la ciudad para evitar que los políticos marquen sus propios distritos electorales.

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