Sierra & Tierra: La pregunta del siglo

Javier Sierra es columnista del Sierra Club. Sígalo en Twitter @javier_SC

Protesta contra combustibles fósiles en Washington, D.C.

Protesta contra combustibles fósiles en Washington, D.C. Crédito: Javier Sierra | Cortesía

Esta es la historia de una conspiración a gritos. Un nuevo libro titulado “Los Papeles del Petróleo” revela los orígenes del movimiento negacionista climático fomentado por su mayor financiero, Charles Koch y su imperio de combustibles fósiles.

El autor, Geoff Dembicki, tuvo acceso a cientos de documentos confidenciales que revelan cómo “las compañías petroleras han estado mintiendo al público desde al menos 1959” sobre el cambio climático. Dembicki se centra en una conferencia organizada en 1991 por el Cato Institute—fundado y financiado por Koch—para tratar de contrarrestar la entonces creciente alarma mundial sobre el desastroso efecto de los combustibles fósiles en la atmósfera.

La conferencia incluyó a varios científicos dispuestos a negar la evidencia y presentar al resto de la comunidad científica como un movimiento alarmista y a la industria como una víctima inocente de conclusiones climáticas infundadas. El evento resultó ser extremadamente exitoso, ya que sentó los cimientos del negacionismo, estableciendo la estrategia de usar a académicos a sueldo dispuestos a confrontar el consenso científico mundial, y a los medios de comunicación para confundir y engañar al público.

Tras 30 años de dependencia de combustibles fósiles, la humanidad confronta ahora una emergencia planetaria. En su nueva edición de su reporte “La Cuenta Atrás de Lancet”, la publicación compila las opiniones de casi 100 expertos y 51 instituciones, con la siguiente conclusión: “La salud de la población mundial está a merced de una persistente adicción a los combustibles fósiles”.

El informe indica que los impactos del calor extremo agravado por las crisis climática “incluyen condiciones exacerbadas como enfermedades cardiovasculares y respiratorias que causan golpes de calor y mala salud mental”. También advierte que el clima extremo pone bajo enorme presión a la agricultura mundial, indicando que casi 100 millones de personas ya sufren de malnutrición, desnutrición o hambruna.

“La crisis climática nos está matando”, dijo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres en respuesta al reporte de Lancet. “Está socavando no solo la salud de nuestro planeta, sino la salud de las personas en todas partes, por medio de aire tóxico, menos seguridad alimentaria, alto riesgo de brotes de enfermedades infecciosas, calor extremo, sequías, inundaciones y más”.

Es importante saber que la dependencia de los combustibles fósiles es posible en gran parte a sus poderosos aliados políticos. Esta industria es uno de los mayores contribuyentes al Partido Republicano, la más poderosa fuerza política negacionista del mundo.

Igualmente importante es que los votantes del mundo nos hagamos la pregunta del siglo: ¿De qué lado están nuestros políticos y representantes, de la industria de energía sucia cuyo plan comercial incluye la destrucción de la atmósfera de la que todos dependemos, o de un planeta vibrante y saludable en el que puedan prosperar futuras generaciones?

Javier Sierra es columnista del Sierra Club. Sígalo en Twitter @javier_SC

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