Buscar a personas desaparecidas en México se paga con la vida
En total, 22 familiares de personas desaparecidas han sido asesinadas en el país desde 2010. Todas ellas murieron sin volver a saber nada de aquellos a quienes buscaban
México enfrenta una crisis de personas desaparecidas, que en ocasiones deriva en otra situación igual de grave: el asesinato de sus familiares (madres, principalmente) que buscan a sus seres queridos, ya sea a través de colectivos o en cruzadas que emprenden.
La tristeza de perder a un hijo (o cualquier otro pariente), de no saber más de él ha llevado a varias personas a emprender sorprendentes acciones, en las cuales han sumado fuerzas con quienes viven la misma situación, formando así los colectivos buscadores que recorren distintas partes del país, rastreando y localizando terrenos donde existen indicios de restos humanos.
Sus increíbles acciones acapararon los ojos del mundo, no solo al dejar ver la crisis de personas desaparecidas, sino también por su loable valor, pero lamentablemente, el crimen organizado también está al pendiente de su trabajo, pues gracias a ellas se han descubierto varios centros de exterminio, y cobardemente han asesinado a quienes buscan a sus seres queridos.
El registro de la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en México contabiliza cuatro feminicidios de personas que estaban en búsqueda de algún familiar desaparecido hasta octubre del 2022. La muerte de María del Carmen Vázquez Ramírez, madre de Osmar Zúñiga, ocurrida el pasado domingo 6 de noviembre en el municipio de Abasolo, Guanajuato, suma una víctima más a esta lamentable lista de activistas buscadoras que perdieron la vida en el país en lo que va del año.
Buscadores asesinados
En el recuento histórico, son ya 22 familiares de personas desaparecidas las que han sido asesinadas en el país desde 2010. Todas ellas murieron sin volver a saber nada de aquellos a quienes buscaban.
El primer asesinato de este tipo en 2022 fue el de Ana Luisa Garduño, ocurrido el 27 de enero en el municipio de Temixco, Morelos, en un bar que era de su propiedad.
Era madre buscadora de 51 años. Su hija fue víctima de feminicidio presuntamente por su entonces novio, quien desapareció en diciembre de 2012 cuando tenía 17 años. Ana fue reconocida por la creación de su propia asociación “Ana Karen vive”.
El segundo ocurrió en Ciudad Obregón, Sonora, en julio, la víctima fue Brenda Jamín Beltrán, quien buscaba a su hermano desaparecido en 2018 y por quien se unió al colectivo “Guerreras buscadoras de Cajeme”.
El tercero, en Elota, Sinaloa, fue precedido de un secuestro, pues cuando Rosario Lilián Rodríguez salía de la iglesia fue privada de su libertad y posteriormente asesinada, ella pertenecía a “Corazones sin justicia” y buscaba a su hijo Fernando Abixahy Ramírez Rodríguez, desaparecido el 16 de octubre del año 2019.
El cuarto asesinato se suscitó en una carretera de Puebla el pasado 4 de octubre, cuando Blanca Esmeralda Gallardo fue ultimada a balazos en el marco de la búsqueda de su hija Betzabé Alvarado, desaparecida en 2021.
El más reciente fue el de María del Carmen, asesinada el pasado 6 de noviembre en la puerta de su casa, en Abasolo, Guanajuato. Ella buscaba a su hijo Osmar, desaparecido el 14 de julio.
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