Camila Parker debuta como reina consorte con una lujosa corona de Isabel II
La joya en cuestión se trata de una tiara de zafiro belga que fue un regalo del padre de la reina Isabel II
La reina consorte británica Camilla posa para una fotografía durante un banquete de Estado en el Palacio de Buckingham Crédito: CHRIS JACKSON/POOL | AFP / Getty Images
Luego de ser rechazada en un principio por la recientemente fallecida Reina Isabel II, Camila Parker debutó hace unos días como reina consorte en un acto público usando una costosa corona que le heredó su suegra.
La esposa del rey Carlos III debutó en público como reina consorte en el Palacio de Buckingham con motivo de la visita de Estado del presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa. Para la ocasión, Camila uso una lujosa tiara con la que homenajeó a la reina Isabel II a unos meses de su muerte.
La joya en cuestión se trata de una tiara de zafiro belga que fue un regalo del padre de la reina Isabel II a la monarca. Sin embargo, no solamente uso la corona, sino que se trata de un set que contiene collar, pendientes y un brazalete.
Camila combinó la famosa tirara con vestido largo en color azul eléctrico y con encaje de transparencias en las mangas de Bruce Oldfield, además de una banda con la Orden de la Familia Real y joyería a juego.
Historia de la tiara
La lujosa joya perteneció a la princesa Luisa de Bélgica, quien se vio obligada a subastar la famosa tiara. El rey Jorge la adquirió y se la regaló a la reina Isabel II por su boda con Felipe de Edimburgo y finalmente pasó a manos de Camilla Parker, la nueva reina consorte de Reino Unido.
El nombre con el que se le conoce a esta pieza es la “Tiara de Zafiros Belgas” o “Tiara de zafiro victoriana”, según el sitio The Court Jeweller, ya que cuando se adquirió fue para coordinar un conjunto de joyas de zafiro de la era victoriana que la reina ya poseía.
La reina Isabel II, que falleció el pasado 8 de septiembre a los 96 años de edad, usó la misma tiara en 1999 cuando viajó a Singapur y en 2015 cuando visitó China.
Tras su muerte, la reina Isabel II dejó una cuantiosa herencia, la cual contiene las joyas de la corona, tal como lujosas tiaras que han pasado de generación en generación.
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