Ballenas pueden ayudarnos a salvar al mundo del calentamiento global
Estos grandes mamíferos ayudan a realizar el ciclo del dióxido e carbono y a enviarlo al fondo del océano
Ademas de ser seres espectaculares e inmenso, las ballenas podrían ayudar a combatir el cambio climático reduciendo las emisiones de dióxido de carbono.
De acuerdo con una investigación publicada en Trends in Ecology and Evolution, las grandes ballenas pueden desplazar una gran cantidad de materia orgánica por el planeta con sus enormes cuerpos y sus gigantescos penachos de excrementos.
Para el estudio, investigadores de la Universidad de Alaska Southeast revisaron literatura científica para evaluar el impacto que podrían tener estos mamíferos gigantes como solución natural al cambio climático.
“Su tamaño y longevidad permiten a las grandes ballenas ejercer fuertes efectos sobre el ciclo del carbono al almacenar carbono de forma más eficaz que los animales pequeños, ingerir cantidades extremas de presas y producir grandes volúmenes de productos de desecho”, explican los autores del estudio.
De acuerdo con la investigación, las grandes ballenas, que incluyen las ballenas barbadas filtradoras y los cachalotes dentados, desempeñan un papel importante en la bomba biológica de carbono del océano, realizando el ciclo del carbono entre el océano y la atmósfera.
Así funciona el proceso
Cada día, las ballenas ingieren alrededor del cuatro por ciento de su peso en krill y plancton, lo que en el caso de las ballenas azules equivale a unos 2.000 kilos.
Los tsunamis de excremento resultantes alimentan el plancton secuestrador de CO2 que flota cerca de la superficie del océano. a su vez, el krill se alimenta de ese plancton, pasando esos nutrientes y carbono a los muchos animales que se dan un festín con ellos a su vez.
Los enjambres de krill también desempeñan un papel en la bomba biológica de carbono con sus propios depósitos de excremento que envían carbono a las profundidades del océano.
La ballenas también realizan el ciclo el carbono al hundirse en el fondo del océano cuando mueren. Allí, su biomasa se convierte en alimento para otros animales, secuestrando el carbono bajo el agua.
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