Víctima de crimen de odio en transporte público narra desafíos para reportar el traumático asalto
Fue toda una lucha conseguir que las autoridades reconocieran que sufrió un crimen de odio no un incidente de acoso
Esther Lee, una educadora por más de 20 años, hija de inmigrantes coreanos, nunca imaginó que sería el blanco de un ataque de odio cuando viajaba en el transporte público de Nueva York, la ciudad que considera su hogar.
“Estaba corriendo hacia mi casa para asistir a una junta por Zoom. Inmediatamente después de sentarme, un hombre sin mascarilla y con una sudadera con capucha de color rosa intenso, levantó el puño en mi cara. Incluso después de ignorarlo, el hombre persistió. Me volví hacia él y cortésmente le dije, señor, por favor no me toque ni se involucre conmigo”.
Lee relató el crimen de odio que vivió durante la videoconferencia: “Haciendo el transporte público más seguro para los pasajeros”, organizada por Ethnic Media Services.
La respuesta que Esther le dio al individuo en el Metro de Nueva York, lo enfureció mientras le gritaba agresivamente que era una perra.
“Cuando me levanté y me paré contra la pared dentro del tren en movimiento, comencé a filmar el incidente con mi teléfono. Él gritaba, bésame el culo, chúpame la polla mientras agarraba sus genitales”.
Pero eso no fue todo, Esther relata que cuando se acercaban a la calle 42, el individuo le gritó ‘quién querría tocarte’ y procedió a escupirle dos veces. Al parar el tren, Esther se mudo de vagón y descendió en la estación de la calle 59.
“Recuerdo haberme sentido violada, enojada. Además de que nadie de los que iban en el tren me ayudó”,
Cuando hizo el reporte a la policía del tren, dijo que recordó que el agresor la llamó portadora de la pandemia de covid.
Sin embargo, dice que dos semanas después, llamó a la policía para dar seguimiento a su caso y se encontró con que el incidente había sido calificado como de acoso en lugar de crimen de odio, y no habían incluido que el agresor la llamó portadora de covid.
“Sencillamente porque el atacante no había usado un insulto asiático”.
Después de que se negaron a corregir el reporte, llamó a la subinspectora de la Unidad de Crímenes del Estado de Nueva York, Jessica Cory, quien le respondió que no se consideraba un crimen de odio lo que le sucedió porque se sentó junto al atacante, y muy probablemente ella propició que la situación pasara a mayores.
Lo que finalmente ayudó a Esther fue que grabó el incidente, y en diciembre, un panel civil de revisión, le notificó que la traumática experiencia vivida había sido etiquetado como un crimen de odio.
“Una vez que obtuve este fallo, hice pública mi historia para llamar la atención sobre el manejo inapropiado de casos dentro de la comunidad AAPI. Me quedó claro que la Policía de Nueva York como cualquier otra agencia en el país fallan para investigar adecuadamente las denuncias”.
Mencionó que si casos como el suyo son inapropiadamente etiquetados como crímenes de odio, eso significa que muchos incidentes similares son mal categorizados y desechados.
“Es claro que las estadísticas actuales de los crímenes de odio asiáticos no son precisas, a menos que sufras un gran daño físico”.
Y dijo que esto perpetúa la lamentable realidad de qué mujeres como ella, que son acosadas y agredidas en el transporte público y en las calles, no denuncian sus casos.
Dijo que a medida que empezó a hacer pública su historia, su madre de 81 años le expresó su preocupación por su seguridad, y eso la hizo convertirse en una activista.
“Cada ataque a un anciano asiático o a una mujer asiática lo siente la comunidad AAPI. Espero que al llamar la atención sobre la forma en que las fuerzas del orden etiquetan y llevan a cabo las investigaciones de delitos de odio, podamos generar cambios reales en el sistema para garantizar no solo la seguridad de todos los miembros de la comunidad AAPI, sino la de todos”.
Este mes, el senador de Irvine, Dave Mann presentó la medida SB 434 para mejorar la seguridad en el transporte público y aumentar el número de pasajeros, dijo que lo que hará, será requerir que los 10 principales sistemas de transporte, coleccionen información de los pasajeros que enfrenten problemas de acoso y comportamiento inapropiado.
“Originalmente exigía a las agencias de transporte recolectar estadísticas y luego desarrollar e implementar soluciones para hacer estos sistemas más seguros, pero debido al costo tuvieron que limitar la medida y le pidieron al MIneta Transportation Institute, que desarrollara un sondeo para que fuera usado por las agencias de transporte”.
Como consecuencia, este proyecto de ley requerirá que las agencias de transporte comiencen a aplicar la encuesta a sus pasajeros.
“Anecdóticamente sabemos que hay un problema con el acoso y los asaltos en el transporte público, pero necesitamos datos duros para desarrollar soluciones”.
Así que dijo que su medida dará voz a millones de pasajeros del transporte a través del estado de California, particularmente a aquellos que sienten que no pueden usar el transporte público con libertad y seguridad.
“Necesitamos saber dónde está pasando, qué tipo de poblaciones son blanco, cuáles son los tipos de casos que estamos viendo, y una vez que tengamos los datos, podemos usarlos para desarrollar soluciones”.
Dijo que todo lo que saben es que alrededor de 11,500 incidentes de odio asiático fueron reportados entre 2021 y 2022, y dos tercios involucraron acoso, como gestos inapropiados y mensajes de odio escrito o verbal.
“También sabemos que otras comunidades vulnerables como mujeres, niñas, gente de color, personas con discapacidad y las comunidades LGBTQ, se sienten inseguros en espacios públicos y en el transporte”.
En California, han tenido reportes de problemas en el Metro de Los Ángeles, el condado de Orange y el BART de San Francisco.
Janice Li, presidenta de la Bay Area Rapid Transit Board más conocido como el sistema de trenes BART de la Bahía de San Francisco, dijo que luego de que el pasaje se ha reducido en cerca de 40% a causa de la pandemia, sus dos prioridades son la seguridad y la situación financiera.
“No vamos a poder existir si no encontramos nuevas formas de ingresos, pero también en los pasados cuatro años nos hemos enfocado en aumentar la presencia policiaca en todas las áreas incluyendo los elevadores”.
Además ahora, dijo, tienen policías que viajan en todos los trenes en sus plataformas para asegurarse que la gente se sienta segura y pueda hacer preguntas.
“Los delitos ocurren en nuestros trenes, pero son raros. La policía de BART informó que se redujeron a un mínimo de 7.45 delitos por millón de viajes”.