La Universidad Popular se dedica a forjar líderes comunitarios para California

Mientras las escuelas en California estaban el viernes en vacaciones de primavera, decenas de estudiantes de la Universidad Popular –de entre 60 y 17 años de edad—honraban a César Chávez al recoger basura de un amplio sector alrededor de una escuela elemental, en un día de servicio a la comunidad para honrar al dirigente campesino.

Entre los universitarios voluntarios se encontraban campesinos, jubilados, estudiantes de preparatoria o high school, la mayoría inmigrantes de México y Centroamérica.

Arcela Núñez Álvarez, cofundadora y codirectora de la Universidad Popular platicó a La Opinión que ese contingente que limpió las calles refleja tanto los valores como lo que es cotidiano en el campus en San Marcos.

“La Universidad Popular es un lugar donde las persona de cualquier lugar, su procedencia, sin importar su nivel de preparación educativa ni el idioma que hablen, se pueden preparar particularmente para servir a la comunidad”, dijo la directora. Muchos de los estudiantes, incluso algunos de entre 78 y 79 años de edad, nunca tuvieron oportunidad de estudiar y aprender, ni en sus países de origen ni en California, pero han aprendido sobre salud, historia, civismo, participación comunitaria y justicia ambiental, entre otras materias.

Otros son alumnos de preparatoria que han decidido dar su servicio social en el campus, unos más son madres, padres de familia, o campesinos que carecen de mucho tiempo libre para estudiar.
La directora platicó que la idea es preparar dirigentes comunitarios que busquen el bien común, especialmente entre las comunidades más necesitadas.

Algunos ex estudiantes de la Universidad Popular son ahora regidores, miembros de consejos de gobierno de ciudades, como Corinna Contreras y Cipriano Vargas en Vista, o María Núñez en San Marcos, “pero muchos de nuestros exalumnos son dirigentes de organizaciones, de grupos que buscan el bienestar colectivo”, dijo la cofundadora.

Además ha ayudado a residentes legales de varias comunidades a prepararse para obtener la ciudadanía estadounidense. Arcela Núñez dijo que muchos de los exestudiantes al tener la ciudadanía deciden continuar sus estudios con intención de ser líderes comunitarios.

La universidad comenzó a formar dirigentes desde hace una década, pero presentó sus cursos formalmente hace tres años y entonces empezó también a vincularse con otras universidades y centros educativos. Y varios ex alumnos de las primeras generaciones continuaron en la universidad, pero como asistentes de las clases.

Pero cuando llegó la pandemia hace tres años, la Universidad Popular encontró en esa crisis de salud oportunidad de poner en práctica su sentido de servicio comunitario.

El plantel reorientó sus clases para apoyar activamente a la gente, llegó a comunidades a las que las autoridades de Salud difícilmente habrían llegado; llevaron a las familias información crítica en español y en otros idiomas sobre el Covid 19, y promovieron desde su plantel la vacunación como defensa popular contra el coronavirus.

Arcela Núñez desconoce un impacto preciso de la movilización de la universidad contra la pandemia, pero los contagios bajaron y la gente tomaba más medidas preventivas.

A partir de esa experiencia inició una clase de Salud, en la que un médico platica con los alumnos y los orienta en temas de salud de beneficio social.

La cofundadora de la universidad explicó que, en lo personal, su inquietud por ayudar la trajo desde un día en que hace unos 42 años cruzó la frontera como indocumentada.

La mamá de Arcela Núñez, la señora Eva Tinoco, tuvo que salir del estado mexicano de Michoacán y vino a la región agrícola de San Marcos y el norte de San Diego en busca de trabajo.

Con el tiempo y conforme los ahorros le permitieron, doña Eva trajo a California a cada una de sus seis hijas, todas mujeres, todas cruzaron la frontera de San Diego.

La regidora María Núnez, hermana de Arcela y exestudiante de la Universidad Popular, recuerda que cuando la Arcela Núñez llegó a California, “traía solo la ropa que vestía”, y nada más.

En 1986, con la reforma migratoria, toda la familia obtuvo la residencia legal y luego la ciudadanía, y Arcela Núñez comprendió que podía hacer mucho por su comunidad si era estadounidense.

Así que unió el gusto por ayudar a otros de parte de doña Eva Tinoco y como si estuviera en Michoacán, quiso apoyar a los vecinos y conocidos para que se hicieran ciudadanos.

La clase de Historia y Ciudadanía ha sido desde entonces una de las más solicitadas en la Universidad Popular y se convirtió en representativa, porque en una misma clase los jóvenes de preparatoria sin tutores de adultos y las pláticas cambian constantemente de idioma. Ocasionalmente han llegado 150 personas.

Esa tarea la reconoció hace unos días el asambleísta Brian Maienschein, al otorgar en el capitolio a Arcela Núñez un reconocimiento como una de las Mujeres de California que Hacen Historia. Arcela entró al capitolio con su mamá, porque dijo que todo eso se debía a doña Eva Tinoco.

La Universidad Popular se encuentra en proceso de registro oficial ante la Asociación de Colegios y Universidades de California y, como parte de su expansión, la codirectora dijo que le gustaría establecer intercambios con instituciones de Los Ángeles para formar dirigentes.

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