Sierra & Tierra: Se le hiela a uno la sangre
Javier Sierra es columnista del Sierra Club. Sígalo en Twitter @javier_SC
Glaciólogos han detectado por primera vez alarmantes signos de debilidad del lugar más frío del mundo—la Antártica Oriental. Debido a recientes años extraordinariamente cálidos, sus plataformas de hielo y glaciares se están debilitando, lo cual hace temer que la región con un potencial de elevación del nivel del mar global de 52 metros entre en un ciclo imparable de derretimiento.
Casi al mismo tiempo, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU emitió su reporte más tajante y concluyente: para evitar los catastróficos efectos de calentar la atmósfera más de 1.5o centígrados, la humanidad no puede expandir el uso de combustibles fósiles ni un día más.
Aun así, la industria petrolera y gasera, con su abrumadora influencia en los gobiernos del mundo, sigue comportándose como si estuviéramos en 1950. La administración Biden ha aprobado el Proyecto Willow, una enorme iniciativa de energía sucia en Alaska que emitirá a la atmósfera cerca de 300 millones de toneladas de CO2, y ha abierto el acceso a 1.6 millones de acres del Golfo de México a esta industria.
Esta negligencia planetaria exige una respuesta histórica. Más de 20 estados y ciudades han presentado pleitos contra la industria en busca de compensación por los desastres desatados por la crisis climática. La Corte Federal de Apelaciones del 8o Circuito decidió que estos pleitos deben dilucidarse en el ámbito local, donde la industria tiene menos probabilidades de triunfar. Y la hasta ahora práctica impunidad con la que opera esta industria está desatando reacciones sin precedentes, incluyendo un estudio que propone querellarse por homicidio.
“La industria de combustibles fósiles no solo ha estado engañando al público,” declara el estudio, en parte patrocinado por el grupo Public Citizen. “También ha matado a miembros del público a un ritmo acelerado, y los fiscales deben traer ese crimen a la atención pública”.
La respuesta más eficaz hasta el momento ha sido impactar donde más duele, en el bolsillo. El movimiento ambiental nacional ha lanzado una intensa campaña para presionar a los bancos que continúan financiando la expansión de los combustibles fósiles. Pese a que hace un año Bank of America, Wells Fargo, Chase y Citibank se comprometieron a alcanzar cero emisiones climáticas, siguen siendo el mayor respaldo financiero de esta industria.
Este es un escándalo mundial. Desde la firma del Tratado Climático de Paris en 2015, la industria bancaria mundial ha prestado $4.6 billones (trillions en inglés) al sector de combustibles fósiles. Según el Fondo Monetario Internacional, en 2020, el sector recibió $5.9 billones en subsidios, o el 6.8% del PNB mundial.
La industria de combustibles fósiles, pese a sus escandalosas ganancias, cada vez está más acorralada. Los pleitos y la presión social contra ella se están extendiendo a otras industrias temerosas de que las consecuencias financieras de este histórico escándalo les salpique.
Es bueno que no solo a los inocentes se nos hiele la sangre.
Javier Sierra es columnista del Sierra Club. Sígalo en Twitter @javier_SC