Angélica Mata: maestra de lunes a viernes y mariachi durante los fines de semana

Emplea la música de mariachi como una herramienta para la educación de sus alumnos en su mayoría latinos

La maestra Angélica Mata es también cantante, guitarrista y maestra de Mariachi. (AMO/La Opinión y cortesía)

La maestra Angélica Mata es también cantante, guitarrista y maestra de Mariachi. (AMO/La Opinión y cortesía) Crédito: Impremedia

Cuando la maestra Angélica Mata no está dando clases, se encuentra cantando y tocando la guitarra en el mariachi de su familia.

“Durante la semana trabajo como maestra en la escuela St Thomas The Apostle (Santo Tomás El Apóstol) y el fin de semana, estoy con mis padres y mi hermana trabajando en el mariachi de la familia”, dice la maestra Angélica, quien es nieta de abuelos inmigrantes mexicanos.  

“Mis abuelos por el lado de mi mamá son de Michoacán; y por la parte de mi papá son de Torreón, Coahuila en México”.

Para la maestra de preescolar de la escuela Santo Tomás El Apóstol perteneciente a la Arquidiócesis de Los Ángeles, tanto el magisterio como la música de mariachi son sus más grandes pasiones. 

“De niña yo odiaba el mariachi porque sentía que me quitaba a mis papás cuando se iban los fines de semana a tocar. Ellos siempre han sido mariachis. Cada uno tocaba en un mariachi diferente cuando se conocieron”.

Su padre Richard Mata toca de todo en el mariachi; su mamá Esperanza Juárez; y su hermana América, el violín.

Pero todo cambió para ella cuando tenía 12 años, y sus padres la invitaron a un concierto de mariachi donde ellos iban a participar.

“Cuando escuché cantar a dueto a mis padres por primera vez, me puse a llorar, pensando cómo puedo odiar esta música tan bella”.

Además dice que desde que estaba en el vientre, su madre cantaba y tocaba en el mariachi. 

“En carreola, me llevaban cada domingo a la Iglesia donde cantaban”.

Su padre la enseñó a tocar la guitarra y a cantar. 

“La música de mariachi me hizo aprender español. Aunque todavía necesito practicar más porque a veces me siento como una impostora por no hablarlo tan bien”.

Recuerda que fue un maestro, quien le dijo que si podía cantar con el mariachi canciones en español, también podía hablar español. 

“Vamos a practicar leyendo como si estuvieras cantando, me dijo. Eso me ayudó mucho”

Una técnica que también pone en práctica con sus alumnos de preescolar en la escuela Santo Tomás El Apóstol, al ponerlos a sus alumnos a cantar canciones en inglés.

Y utiliza la música para animarlos o ayudarlos a relajarse.

“Cuando los niños se sienten tristes, cantamos; o cuando es su tiempo de dormir”, dice Angélica, quien lleva 4 años como maestra; y este año terminó una maestría en educación en la Loyola Marymount University. Además tiene una licenciatura en educación por la Universidad Cal State LA.

La maestra Angélica cuenta que la música también le ayuda a que los niños conozcan y amen su cultura. 

“Por ejemplo, les enseña las canciones infantiles de Pedro Infante como El Conejo Blas o El Piojo y la Pulga”.

La pasión por enseñar va muy ligada a su otra pasión, el mariachi.

“Cuando tenía 15 años, mi papá me dijo que yo estaba lista para enseñar en su escuela de música Mariachi Conservatory (fundada en enero de 2007 en Boyle Heights) donde niños y adultos acuden a aprender música de mariachi”.

Ahí empezó enseñando a tocar guitarra, un poco de mariachi y vihuela.

Además, el deseo de enseñar lo saca de sus padres que trabajaron como asistentes de maestros.

Cuando se graduó de la carrera de educación, decidió dar clases en una escuela católica porque quiso ser congruente con sus valores. “Para mí, mi fe es muy importante, y quiero regresar a Dios algo de lo mucho que me ha dado. Por eso quise trabajar en una escuela católica”.

La maestra Angélica enseña preescolar a niños de 3 y 4 años en la St. Thomas The Apostle School.

Luisen Galdamez, un niño de 5 años, llegó de Guatemala hace unos 5 meses, sin saber una palabra de inglés. Sus padres son guatemaltecos.

“Gracias a la educación que recibe en la Escuela St. Thomas the Apostle se está convirtiendo en bilingüe a pasos agigantados”, dice la maestra.

Y platica que Luisen ha mejorado bastante, porque cuando llegó de Guatemala no quería hablar mucho. 

“Cuando le empecé a preguntar cosas sobre su país y le dije que podíamos hablar en español, quiso hablar más”.

Lo que es más, dice que cuando los niños escuchan que su maestro les habla en su idioma natal, se conectan con las lecciones. 

“Así que hablamos los dos idiomas con aquellos niños que como Luisen lo necesitan”.

La maestra Angélica Mata con su estudiante Luisen. (Araceli Martínez/La Opinión)

A medida que ha ido aprendiendo inglés, algunas veces ya contesta en inglés.

“El niño como todos los demás estudiantes tienen el apoyo para practicar inglés y español; y yo quiero que su cultura esté presente en el salón de clases. Luisen se puso muy feliz cuando vio la bandera de su país en el aula”.

Platica que los niños se sienten muy bien, cuando se reconoce su cultura en la escuela, y saben aceptados. Eso les permite crecer como estudiantes.

“Muchos estudiantes hablan inglés en la escuela, pero en su casa solo español”.

Para la maestra Angélica, es muy importante que los niños no pierdan su idioma de origen a la hora de aprender inglés, porque si lo hacen – dice – les va a doler mucho cuando crezcan.

“Yo hablaba español de niña, pero cuando fue creciendo paré, y ya de más grande, me di cuenta que necesitaba trabajar en aprender a hablar bien el español porque de repente las palabras se me anudaban”.

Así que dice que si van a ayudar a los niños, hay que tener presente el idioma que hablan en la casa. 

“Cada estudiante es diferente, necesita su tiempo para aprender inglés. En el caso de Luisen, ha empezado a hablarlo muy rápido”.

La maestra Angélica trabaja en el Mariachi The Mata Family junto a sus padres Ricardo y Esperanza Juárez, y su hermana menor América Mata.

Angélica canta su canción dedicada a Santa Cecilia. (Cortesía)

También es cantautora, y compositora de una canción dedicada a la patrona de los músicos, Santa Cecilia.

“Trabajar en mis dos pasiones: la educación y la música es mi mejor regalo. Cada día aprendo como ser una buena maestra. La música me ha ayudado mucho para lograrlo”.

La Escuela Santo Tomás El Apóstol se encuentra en el 2632 W 15th Street de Los Ángeles, 90006. Imparte clases desde preescolar hasta el grado 8. El 99% de los estudiantes son latinos.

“Es sumamente básico tener maestras como Angélica Mata que son un ejemplo para los niños, y porque para nosotros la relevancia cultural es muy importante. Por eso hemos cambiado el plan de estudios en la parte de literatura para incluir autores latinoamericanos para que los niños se vean reflejados en sus historias”, dice Adrián Javier Cuevas, director desde hace 5 años de la escuela St Thomas The Apostle, y quien lleva 15 años como educador.

Añade que la maestra Angélica incorpora en sus lecciones, su pasión por la música, la cultura y su amor por la enseñanza.

“Eso ha permitido que los niños vayan más adelantado de lo planeado”.

El maestro Adrián X. Cuevas, director de la escuela St. Thomas The Apostle. (Araceli Martínez/La Opinión)

Explica que aunque no son oficialmente una escuela bilingüe, le pide a los maestros que apoyen a los estudiantes que comienzan hablando solo español, para no tener que rechazarlos por no hablar inglés.

“Aquí no le cerramos las puertas a nadie. Apoyamos a todos para que aprendan”.

El director Cuevas sostiene que el 92% de los estudiantes tienen becas para el pago de sus colegiaturas tanto por parte de la fundación de la Arquidiócesis Católica de Los Ángeles como de la escuela. 

“Se entregan de acuerdo a los ingresos de los estudiantes, pero muchos niños reciben ambas becas, y no tienen que pagar nada”.

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