Aumentan los tiroteos y víctimas de niños que accidentalmente utilizan el arma familar

Un niño de tres años de edad encontró una arma en su hogar y le disparó en la cabeza a su hermanita de un año, la pequeña perdió la vida

La oficina del sheriff del condado de San Diego dijo que el lunes muy temprano recibió una llamada que reportaba un tiroteo en la comunidad de Fallbrook. Cuando los agentes de una subestación se presentaron, encontraron dentro de una casa una víctima de disparo, una niña de solo un año de edad con un impacto en la cabeza.

El hermanito de la pequeña, un niño de apenas 3 años, había encontrado en su casa un arma de fuego que no estaba bajo llave, la tomó y disparó a la bebé, de acuerdo con informes preliminares del sheriff.

Los agentes que acudieron, confirmaron que el niño de 3 años obtuvo el arma que estaba sin asegurar antes del tiroteo, y ahora investigadores de homicidios están “reuniendo más información para determinar las circunstancias de la muerte”, informó el sheriff.

También se espera que la oficina del forense confirme la causa de muerte de la niña. Los oficiales llegaron a la casa cerca de las 7:30 de la mañana, llamaron a emergencias y pidieron una ambulancia, para las 8:30 un hospital declaraba muerta a la menor.

Residentes de la comunidad de Fallbrook, una zona de rancherías y algunas áreas residenciales a unas 60 millas al noreste de San Diego, dijeron sentirse impactados; hubo una presencia sin precedentes de oficiales del orden en el área habitualmente muy tranquila, pero los devastaba saber que un niño tan pequeño habría disparado fatalmente a su hermanita de solo un año.

Se trata de una tragedia que enluta cada vez más a las familias, comentó a La Opinión la directora del programa “Alto al fuego en las familias” de la Campaña Brady contra el uso de armas, Colleen Creighton.

“Las muertes de niños por disparos de armas de fuego encontradas inseguras en sus hogares va en aumento. No sabemos si es porque efectivamente está sucediendo más a menudo o porque se está cubriendo más en los medios”, pero se nota el aumento, dijo la experta.

Cuando La Opinión redactaba esta información el miércoles, transcurría el día 200 en el año y el archivo nacional de violencia armada en Estados Unidos reportó para entonces 156 niños asesinados por disparos en el año, cerca de uno cada día.

Pero los niños heridos con armas y reportados son casi dos diarios, 387 en 200 días. Muchos de esos menores sufrirán secuelas pro los disparos el resto de sus días.

Una organización nacional de “Cada poblado por la seguridad de las armas” informó a La Opinión que este año van cerca de 200 tiroteos accidentales de niños que encuentran armas que no estaban bajo llave en sus hogares. Esos incidentes han causado 67 muertes de pequeños.

Pero los niños no solo causan víctimas por disparos entre sus hermanitos u otros menores. La directora Creighton dijo que uno de los casos más notables este año fue cuando un niño de seis años de edad encontró un arma en su casa, la metió a su mochila y se fue a clases; un rato después le disparó a su maestra.

Craighton comentó que definitivamente hay un aumento en este tipo de incidentes y que bien “podría haber surgido de la pandemia; durante la pandemia se incrementaron en 64 por ciento las compras de armas de fuego, así que ahora hay muchas más armas, en más domicilios donde hay niños”.

Pero las armas “también a menudo son olvidadas en guanteras u otras partes de vehículos donde las encuentran los niños”.

También se ve más a menudo que “las personas dejan las armas donde se puedan alcanzar y las encuentran adultos mayores quienes por su edad sufren de padecimientos mentales como Alzheimer, lo que también resulta en tragedias”.

La experta del instituto Brady dijo que se trata de una “doble tragedia”, porque los descuidos llevan a las muertes por disparos entre niños, pero también casi siempre a enfrentar cargos por muerte por negligencia, contra padres de familia y otros adultos.

En la Campaña Brady quisieran que no hubiera armas entre la población, pero “si después de todo las adquieren, las personas tienen que asegurarse de que permanezcan bajo llave y lejos del alcance de niños”.

El fiscal Rob Bonta declaró al hablar sobre el tema recientemente que “alguien muere por disparos de armas de fuego cada tres horas en California”, y, aunque suena alarmante, está muy por debajo del promedio nacional.

California tiene 8.5 muertes por armas por cada cien mil residentes; Texas, por ejemplo, tiene 14.5 por cada cien mil habitantes.

El Centro Legal Giffords informa que “la ley de California tipifica como delito que una persona almacene o deje un arma de fuego de manera negligente en un lugar donde debería saber, razonablemente, que es probable que un niño tenga acceso al arma”.

El padre o adulto legalmente responsable enfrenta cargos “si el niño tiene acceso al arma y la lleva a un lugar público, y la enseña de manera amenazante o si alguien resulta herido.La pena es significativamente mayor si alguien muere o sufre lesiones corporales graves como consecuencia”, informó el centro.

Estadísticas nacionales indican que los niños afroamericanos tienen cinco veces más posibilidades de perecer por disparos de armas que los menos blancos o latinos.

El activista angelino Ron Gochez, de Unión de Barrio, dijo a La Opinión, que habría que tener cuidado con cifras que pudieran crear prejuicios, pero destacó que “independientemente del grupo étnico, todas las personas que ejercen el derecho a tener armas de fuego también deben responsabilizarse de mantenerlas bajo buen resguardo y lejos del alcance de los niños”.

“Personalmente tengo arma, es mi derecho, pero tengo un hijo pequeño, y de ninguna manera voy a dejar el arma donde la alcance o donde pueda abrir y tomarla”, dijo el también profesor al confesar sentirse muy impactado por el caso en Fallbrook.

En el caso bajo investigación en Fallbrook no se han presentado cargos, ni el sheriff identifica a alguien como sospechoso, pero a partir del resultado de la autopsia a la niña de un año, los padres podrían ser acusados de homicidio imprudencial en segundo grado por negligencia.

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