Descubren un centro de exterminio del Cártel del Golfo en la frontera entre México y EE.UU.
A diferencia de otros lugares usados por el narco, los restos humanos no estaban enterrados, sino a plena vista junto con ropa roída y casquillos percutidos
En México diariamente se viven situaciones que parecen sacadas de una película de terror, personas desaparecen y no se vuelve a saber de ellas, pero aquellas que caen en manos de los cárteles viven un infierno antes de morir y los sicarios se encargan de que su familia viva otro, pues hacen de todo para que no los encuentren.
Los colectivos de búsqueda han encontrado lugares que revelan lo que ocurre, se conocen como campos de exterminio, allí no solo matan, también reducen los cuerpos para que no sean localizados y uno de ellos fue hallado recientemente en la frontera entre México y EE.UU.
Fue en las inmediaciones de la ciudad de Reynosa, en el estado mexicano de Tamaulipas, donde se halló este sitio, todo el dolor que viven los familiares lo atribuyen al Cártel del Golfo (CDG), que vive una eterna disputa con Los Zetas y el Cártel del Noreste.
En esa narcoguerra han quedado decenas de personas en medio, algunas resistiendo y aferrándose al amor por sus hijos u otros familiares, haciendo que salgan a buscarlos en los lugares menos pensados, pero esa labor ha sido clave para encontrar estos llamados centros de exterminio, uno de los cuales fue documentado por el diario Milenio.
Este rancho fue ubicado desde febrero de 2022 gracias a que allí se localizó el celular de un joven desaparecido, pero las autoridades no intervinieron y no había sido inspeccionado, año y medio después un grupo de mujeres acudieron al lugar, acompañadas por elementos de varias dependencias estatales y federales. Para llegar al sitio pasaron por otros ranchos abandonados, usados también por el narco, los cuales muestran la desolación que impera en la región.
Al llegar al lugar son recibidos con las siglas CDG pintadas con gis en la fachada de la casa, a diferencia de otras zonas de búsqueda, allí los restos humanos no están enterrados, están a plena vista, se observa ropa roída, casquillos percutidos y fragmentos pequeños de huesos.
También encontraron un área de calcinación, un horno, una alberca y una cisterna o “cocina”, con casi cinco kilos de restos. El colectivo de búsqueda enlistan uno a uno los hallazgos, mientras recuerdan al familiar que desapareció.
Don Antonio, el único hombre que acompaña a las buscadoras, cuenta que hace ocho años, en agosto de 2015, sus tres hijos y un ahijado salieron por la mañana a comprar barbacoa y, por pelearse con un “puntero”, como se les llama a los distribuidores de droga, se los llevaron, señaló a Milenio.
Las buscadoras se siguen abriendo paso en el lugar para dar con más restos humanos, pues les han dicho que ahí suelen tirar bolsas que los contienen, pero a lo lejos ven tres columnas de humo, esa es la manera que los cárteles tienen para avisarse que las autoridades están cerca, por lo que terminan la búsqueda.
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