Churros el Bochito, el postre perfecto que combina el sabor y el béisbol

Joven inmigrante no descansó hasta encontrar el vehículo y la receta perfecta que deja a sus clientes ‘con ganas de otro’, como le aconsejó su pequeño hijo

Carlos Pavón a un lado de su vehículo que le ha dado un éxito muy singular.

Carlos Pavón a un lado de su vehículo que le ha dado un éxito muy singular. Crédito: Fotos: Mey Lyn Mitteenn. | Cortesía

Si te gustan los churros y además te consideras un fanático de Dodgers, estás en el lugar indicado. Hay un negocio latino en Los Ángeles que combina ambos y que además va sobre ruedas.

Sí, leíste bien, el negocio no está dentro de un edificio sino más bien al interior de un vochito. Lo puedes encontrar fácilmente si tomas el autobús 251 de Metro y te bajas en el paradero Cypress/Alice, en el vecindario de Glassel Park al noreste de Los Ángeles. Solo te va a tocar caminar cuadra y media.

Te hablo de Churros el Bochito, un Volkswagen Beetle de 1970 que tiene el chasis pintado de azul y blanco y cuyo interior alberga una cocina donde se preparan uno de los dulces más ricos que tu paladar pueda experimentar: churros bien doraditos.

“A nuestros clientes les gusta el sabor, pero también vienen para sacarse una foto con el vochito”, cuenta Carlos Pavón, dueño del negocio y quien ha logrado combinar su conocimiento para preparar este postre tan particular con su fanatismo por el béisbol angelino desde los años 80. Fue por esa época que empezó a seguir al lanzador Fernando Valenzuela. Tanto así que, aunque el 34 de Dodgers ya se retiró, hay una fotografía de él en una de las puertas del vochito.

Hay churros revolcados en azúcar y churros rellenos.
Crédito: Fotos: Mey Lyn Mitteenn. | Cortesía

Aunque ahora cada vez más gente sabe sobre el negocio por la magia de las redes sociales, al principio, no fue fácil. “Yo empecé a vender churros en una lonchera en el sur de Los Ángeles en 2019, pero no destacaba del resto”, cuenta Carlos de 49 años.

Un día, por Internet vio el anuncio de la venta de un vochito. El dueño original ya no lo quería porque tenía el descapotable dañado, pero el joven emprendedor vio en ese auto una oportunidad. Lo compró, él mismo lo pintó con spray azul y blanco, y lo puso al lado de su lonchera. Nada pasó, el negocio no levantaba.

Luego, llegó la pandemia y el mercado nocturno de la Avenida 26, donde aún mantenía sus ventas, cerró. “Nos fue mal, pero nosotros teníamos que salir adelante”.

Carlos, quien es esposo, padre y abuelo, dijo que una vez se le ocurrió poner una parrilla dentro del vochito y se dio cuenta de que a la gente le llamó la atención.

Con eso en mente, pidió un préstamo y llevó a pintar su escarabajo (auto-vochito) de manera profesional; además, mandó a diseñar una cocina a la medida para instalarla con todo lo necesario para arrancar de nuevo con la venta de churros -un postre que ha estado presente a lo largo de su vida.

Carlos recuerda que cuando aún vivía en Almoloya del Río, en el Estado de México, veía a uno de sus tíos usar un palo de madera para preparar churros, que luego iba a vender en una canasta a los ‘tianguis’. Dice que se veían fáciles de hacer y que estaban buenos, pero que les faltaba algo más.

“Cuando nos animamos a hacer churros en Los Ángeles, mi hijo me dijo: ‘pa’, la persona que se va a comer sus churros tiene que quedarse con ganas de otro’”.

Así fue como luego de dos años de experimentar y ‘echando a perder’ masa, lograron dar con la receta que buscaban. Hoy el producto, que se fríe a 350 grados, es lo más crujiente que puedas probar. Con eso y el Volkswagen listo, lo siguiente era promocionarlo.

Así fue como en 2022 decidieron tomar un video de Churros el Bochito, paseando a lo largo del Puente de la calle 6. El lugar, que conecta el centro de Los Ángeles con Boyle Heights, acababa de reabrir y las imágenes que pusieron en las redes sociales se volvieron virales.

“Eso nos dio la oportunidad de que la gente nos viera y ahí empecé a agarrar más clientela”, recuerda Carlos.

Los que llegan al negocio encuentran un menú variado. Los clientes pueden escoger los tradicionales churros revolcados en azúcar y canela o churros rellenos de cajeta, nutella, fresa, chocolate o lechera. El favorito de todos es el churro sundae, que viene con nieve y crema.

El negocio estuvo un tiempo sobre la avenida Pasadena en Los Ángeles y desde hace siete meses se pasó a la avenida Cypress. No obstante, una de las ventajas de ir sobre ruedas es que le dio la facilidad de ofrecer churros para eventos.

Hasta ahora, este antojo de postre ha llegado a escuelas, celebraciones corporativas, bodas, quinceañeras y hasta a un panteón.

“La persona que murió era fan de Dodgers y la familia nos llamó porque querían hacer un convivio. Cuando llegué la tumba estaba adornada con flores azules y blancas y todos llevaban algo representativo del equipo”.

La fiebre por el equipo profesional de béisbol en Los Ángeles está presente en todo lugar y si bien, a la gente se le antoja los churros por el aroma, otros llegan con sus gorras y playeras de Dodgers a tomarse la foto con el característico vochito y ponerlo en las redes sociales.

La gente ya reconoce a Churros el Bochito, dijo Carlos, quien explicó que una vez iba a un evento de catering a Corona y el auto ya no quiso jalar…, de pronto un agente de la Patrulla de Caminos los ayudó a empujarlo para sacarlo de la autopista y le dijo que le había gustado el carrito.

“Creo que la gente lo ve y se le hace curioso”, dice Carlos. “Veo que se emocionan, le toman fotos y sacan la mano por la ventana para saludar cuando van por la calle”.

¿Dónde están los churros?

Churros el Bochito se ubica en el 1157 Cypress Ave, Los Angeles, CA 90065 de lunes a domingo de 5:00 p.m., a 9:30 p.m.

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