Ciselé destaca el trabajo de artesanos mexicanos en California
Verónica Quezada crea una marca de productos de piel hechos a manos
Ciselé, cincelado en francés, es una marca de productos de piel hechos a mano por artesanos jaliscienses y creada por Verónica Quezada.
La joven, hija de padres inmigrantes, contó que de joven viajaba mucho a visitar a sus familiares en México y siempre le habían llamado la atención las bolsas, pero fue hasta el 2018, cuando visitaba Jalisco, que se compró su primera bolsa de piel artesanal y su vida cambió.
De acuerdo con Quezada, al regresar de su viaje, recibió demasiados halagos por su novedosa compra, incluso recuerda que mucha gente le preguntaba a dónde la había conseguido.
“No pretendía iniciar este negocio. Simplemente admiraba este tipo de arte y el trabajo de los artesanos”, explicó la empresaria.
Agregó que lo que más le sorprendió fue que el interés por la bolsa no venía únicamente de gente latina, sino también de personas de otras culturas, con esa información en la mente, Quezada se inspiró para rebasar las barreras culturales y creó Ciselé para presentar y apreciar el trabajo de los artesanos del país nativo de sus padres.
Al inicio, Quezada dijo que recibía encargos de bolsas cuando viajaba a México por parte de las maestras de sus hijos y de sus amistades, pero cuando empezó a recibir más pedidos con solicitudes de diseños más específicos decidió asociarse con artesanos de Jalisco para poder traer a California más bolsas y venderlas en su comunidad.
“El trabajo de los artesanos era apreciado por mucha gente. Al principio les vendía a mis conocidos y recibía encargos por modo telefónico, fueron mis clientes los que realizaron este negocio”, reconoció Quezada.
Sabedora del éxito que tenían las bolsas, la joven mexicana comenzó a promover su marca Ciselé en eventos comunitarios, en centros comerciales y en mercados de agricultores.
Aunque la empresaria considera que su negocio sigue siendo pequeño, dice que ha tenido la oportunidad de trabajar en varios eventos fuera de West Covina, donde reside.
En particular, Quezada dijo que se sintió orgullosa luego de ser invitada a un evento de la fábrica americana de productos de motociclistas, Harley-Davidson, en la ciudad de Ventura.
“Harley-Davidson no es tu típico cliente de bolsas artesanales mexicanas, pero fue un honor para mí poder promocionar el arte mexicano en este evento”, aseguró la empresaria.
Además de asistir a eventos importantes, Quezada dijo que Ciselé la ha llevado a poder trabajar con gente influyente como la diseñadora de bolsas de piel española, Carolina Crowley.
Pero lo que más emociona a esta emprendedora de su trabajo es poder ayudar a los artesanos para que sus negocios crezcan y sean reconocidos internacionalmente.
“Tengo la responsabilidad de demostrar el trabajo de los artesanos y proporcionar un mercado para que la gente pueda apreciar su arte. Es algo que me inspira y me hace sentir que estoy haciendo lo correcto”, explicó.
La empresaria agregó, que el emprendimiento de Ciselé no hubiera sido posible sin el apoyo de su esposo y sus hijos, ya que su pareja la acompaña a todos los eventos y la ayuda a resolver los pedidos de inventario y logísticas de envío.
“El trabajo se hace en equipo”, confesó Quezada. “No lo hubiera logrado sin el apoyo de mi esposo. Es un trabajo de familia. Todos contribuimos en la parte creativa y de diseño, elegimos la figura, el tamaño y el color de nuestros productos, pero trabajamos con cuatro artesanos que cincelan las bolsas”.
Quezada agregó que, en abril, decidió renunciar a su trabajo de tiempo completo en una empresa de conversión de agua para dedicarse por completo a Ciselé y aunque recuerda que la decisión no fue fácil, tras casi tres años de pensarlo optó por dedicarse a su negocio que tanto le apasiona.
“Creo en nuestro trabajo. Tengo el apoyo de mi familia y de los artesanos para poder expandir nuestro negocio”, aseguró Quezada.
Grandes retos
Quezada explicó que no todo ha sido felicidad y que han tenido momentos difíciles, ya que en algunas ocasiones se ha visto en la necesidad de alterar sus productos para darle gusto a sus clientes y como los artesanos residen en Jalisco, la empresaria dijo que ha aprendido a reparar daños de ferretería, coser y teñir la piel de las bolsas.
Aunque no ha sido fácil, Quezada confesó estar muy agradecida con sus clientes por el buen recibimiento de las bolsas artesanales.
“Se lo debo todo a nuestros clientes y el amor que les han dado a nuestros productos. Me siento muy feliz de poder promover el arte mexicano y poder exhibirlo en lugares que nunca hubiera imaginado”.