Rite Aid se declara en bancarrota en medio de demandas relacionadas por opioides
La cadena de farmacias recibió $3,500 millones de dólares en financiación mantenerse a flote durante el quiebre
Este domingo la cadena de farmacias estadounidense Rite Aid se declaró en bancarrota a consecuencia de múltiples demandas relacionadas con opioides y la caída de sus ventas, no obstante recibió $3,500 millones de dólares en financiación para la reducción de su deuda con prestamistas a fin de mantenerse durante su quiebra.
El nuevo director ejecutivo de Rite Aid, Jeff Stein señaló que “con el apoyo de nuestros prestamistas, esperamos fortalecer nuestra base financiera, avanzar en nuestras iniciativas de transformación y acelerar la ejecución de nuestra estrategia de recuperación. Al hacerlo, estaremos en mejores condiciones de ofrecer los productos y servicios de atención médica en los que confían nuestros clientes y sus familias, ahora y en el futuro”, dijo en un comunicado.
Parece que el momento actual se muestra con un entorno difícil para las grandes farmacias, quienes desde el año pasado están afrontando costosas batallas legales debido a la venta de recetas ilegales de opioides. Aunque la situación de Rite Aid era más complicada, sus otros rivales Walgreens, CVS también enfrentan los mismos problemas.
Un quiebre inevitable
Para la jornada del domingo Rite Aid no tuvo otra opción que acogerse al Capítulo 11 de protección por bancarrota. El anuncio de la quiebra no fue para nada una sorpresa luego de que el jueves ante la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos anticipó que no podía mostrar su último informe financiero trimestral ya que estaba buscando “alternativas estratégicas” para evitar su bancarrota.
Se calcula que antes del anuncio del quiebre Rite Aid tenía aproximadamente unos $134 millones de dólares en efectivo, esto le daría la capacidad para pedir $390 millones de dólares en préstamos y al menos $524 dólares en liquidez.
Sin embargo, la posición de la farmacéutica es financieramente desfavorable teniendo en cuenta que en los últimos seis años ha acumulado unos $3,300 millones de dólares en deuda a largo plazo y más de $2,900 millones de dólares en pérdidas.
Además, la compañía ha tenido que cerrar más de 200 ubicaciones por múltiples dificultades entre las que resalta el alto costo del alquiler y el bajo rendimiento de sus tiendas. Aunado a que la empresa emplea a cerca de 45,000 trabajadores, de los cuales aproximadamente 6,100 son farmacéuticos.
El analista minorista de GlobalData, Neil Saunders comentó al respecto que “desafortunadamente, la quiebra puede provocar más cierres de tiendas que, a menos que otras cadenas intervengan para adquirir activos de las tiendas, dejarán algunos huecos en el panorama de las farmacias y potencialmente correrán el riesgo de que se abran desiertos de farmacias en algunos lugares”, dijo.
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