El Día de Muertos, una tradición que trasciende en el sur de California

Cientos de angelinos llenaron la calle seis en el centro de San Pedro para festejar una de las tradiciones mexicanas que más ha crecido en los últimos años en el sur de California: el Día de los Muertos. 

Durante el evento había niños con la cara pintada como calaveras, ofrendas con coloridas decoraciones y familias reunidas para recordar a los familiares que han fallecido. 

El Día de los Muertos es una celebración mexicana que poco a poco se ha ido extendiendo a Estados Unidos y en el barrio de San Pedro, se ha celebrado anualmente en los últimos 11 años. 

Este festejo combina la antigua costumbre azteca de celebrar a los antepasados con el Día de Todos los Difuntos, una ceremonia que llegó con los españoles a México a principios del siglo XVI. 

Es por eso que cada 1ro y 2do de noviembre se recuerda en México a los santos difuntos, y se cree sus almas regresan a compartir algunos de los alimentos que sus familiares preparan y dejan en un altar. 

En muchas familias mexicanas y latinas en Estados Unidos, el Día de Muertos es un momento alegre que ayuda a las personas a recordar a los difuntos y celebrar su memoria. 

Para José Guerrero, originario de México y residente de San Pedro, el día de los muertos es algo que aprendió de su familia desde que era pequeño. 

Compartió que recuerda en su infancia llegar a casa y ver las velas, el pan de muerto y fotografías de sus seres queridos. 

Últimamente, Guerrero se ha dado cuenta que después de que salió la película Coco de Disney, inspirada en dicha festividad, mucha gente solo ve la tradición como algo que se puso moda.  

“Hoy en día parece que la gente lo toma muy a la ligera, como un estilo de vida. Y no es eso. Es más que eso”, dijo Guerrero. “Es triste porque la gente no entiende lo que realmente significa. Para mí significa recordar a mis seres queridos, los que ya fallecieron”. 

Guerrero explicó que es importante para él y su familia que sus hijos que nacieron aquí en los Estados Unidos aprendan de la tradición cultural y espera que ellos continúen con la tradición familiar en el futuro.  

Elizabeth Torrez también quiere inculcar la tradición del Día de los Muertos a sus hijos. Ella los trajo al evento anual de San Pedro por primera vez antes de la pandemia del 2020 y ahora regresaron.  

“Empezamos a traer a nuestros hijos porque son mexicoamericanos de tercera generación”, explicó Torrez. “Entonces queremos que mantengan un poco de sus tradiciones, cultura, vengan y vean porque no han visitado muchas partes de México”. 

La familia, de cuatro miembros, caminó con las caras pintadas de calaveras y disfrutaron de las ofrendas que llevó la comunidad. 

Ariana Orozco, la hija de Torrez, comentó que le encanta ver la creatividad de la vestimenta cultural que se pone la gente; mientras que para Franco Orozco Jr., el hijo de Torrez, dijo que le gusta estar en medio de la cultura y ver las ofrendas tradicionales.  

Más cerca de la calle cinco había carros clásicos con ofrendas en las cajuelas, y uno de los carros era de Kathy Mendoza. 

Mendoza explicó que fue invitada por una amiga que mencionó que cada año se junta la gente con carros clásicos para poner ofrendas y se acordó de que Mendoza tenía uno. 

No solo fue su primera vez en el evento para Mendoza, también fue su primera vez creando una ofrenda para recordar a su familia.  

“Nosotros vivimos aquí en San Pedro, pero nunca hemos venido a él; estoy un poco triste por no haber venido antes”, explicó. “Fue un buen desafío y algo lindo que hacer”. 

Mendoza subrayó que le gustó mucho reunirse con familiares, amigos y preparar la ofrenda para los familiares que ya no están con ella. 

Hope Dawson se sentía muy triste por los incendios que ocurrieron en Lahaina en Hawaii en agosto pasado. 

Entonces se animó a crear una ofrenda para reconocer y recordar mucha de la gente que falleció. 

Con la ayuda de Carla Ortega, que ayudó a empezar el evento del Día de los Muertos en San Pedro, Dawson puso una ofrenda. 

La ofrenda llevaba dos calaveras de papel maché, un maniquí que representa la virgen de Guadalupe y varias fotos de los que fallecieron a través de los incendios en Lahaina.  

“Quería hacer un altar para honrar a las víctimas de los incendios porque creo que tal vez los estemos olvidando en los tiempos en que está pasando todo”, explicó Dawson.