Una vigilia en Lewiston recuerda a los fallecidos por el tiroteo más grave del año en EE.UU.
El miércoles por la noche, armado con un fusil semiautomático, Robert Card abrió fuego y matando a 18 personas e hiriendo a otras 13 en un doble tiroteo mortal
Más de 1,000 personas participaron este domingo en una vigilia celebrada en la ciudad de Lewiston (Maine) para recordar a los 18 muertos y los 13 heridos de los dos tiroteos registrados el pasado miércoles, el incidente violento más grave en Estados Unidos en lo que va de año.
La basílica de San Pedro y San Pablo y sus alrededores fueron el lugar elegido para celebrar el primer gran acto de comunión entre los habitantes de la ciudad, que tuvieron que pasar dos días encerrados ya que el asaltante se dio a la fuga tras disparar masivamente en una bolera y en un restaurante.
Robert Card, un militar en la reserva de 40 años, fue encontrado muerto el pasado viernes en un camión de reciclaje de una planta en la que había trabajado, en el vecino municipio de Lisbon.
“No podemos permitir que Lewiston sea recordado por su violencia, sino por la fuerza y por el amor que se han mostrado unos a otros y por el consuelo que compartirán en tiempos oscuros”, apuntó en la ceremonia el periodista deportivo Tom Caron, nativo de Lewiston.
Aunque se mantuvieron en un segundo plano, en el acto participaron familiares de los fallecidos, quienes se sentaron frente a un altar decorado con flores y las fotografías de cada uno de ellos. Murieron 2 mujeres y 16 hombres, de edades comprendidas entre los 14 y los 76 años.
La vigilia se celebró en un centro perteneciente a la Diócesis Católica Romana de Portland, pero en la ceremonia participaron oradores de distintas religiones.
Fue interpretada en todo momento por lenguaje de señas, en un gesto en respeto de la comunidad sorda, duramente afectada por la tragedia, ya que cuatro de los fallecidos eran sordos.
En las afueras de la basílica, centenares de ciudadanos se reunieron frente a una pantalla que retransmitió el acto, portando velas para homenajear a las víctimas y presentarse como pueblo unido. Muchos de ellos llevaban camisetas o sudaderas con el lema “Maine Strong” o “Lewiston Strong” (“Maine sé fuerte”, “Lewiston sé fuerte”).
“No seremos definidos por las tragedias que sucedieron. El miedo, la ansiedad y la inquietud no dictarán nuestro presente ni nuestro futuro”, afirmó el reverendo Todd Little de la Primera Iglesia Pentecostal Unida de Lewiston, uno de los participantes en la ceremonia.
Según el Departamento de Seguridad Pública de Maine, Card falleció por un disparo autoinfligido. El arma con el que acribilló a tres decenas de personas en una bolera y en un restaurante, un rifle de asalto, fue encontrada en el interior del coche en el que presuntamente huyó y que fue abandonado en un embarcadero de Lisbon, vecina a Lewiston.
El cuerpo se encontró el pasado viernes dentro de un camión aparcado en un estacionamiento perteneciente a la empresa de reciclaje en la que había trabajado, y que fue revisada en dos ocasiones.
En una de las casas que la policía registró se encontró una nota en la que Card se despedía de sus seres queridos y dejaba escritos datos sensibles como sus contraseñas del teléfono móvil y de las cuentas bancarias.
Todavía no se sabe -y no se sabrá hasta la publicación de la autopsia- en qué momento murió Card, quien hizo que los habitantes de la ciudad de Lewiston y los pueblos vecinos estuvieran confinados durante 48 horas.
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