Silvia Pérez Cruz, la vida en 21 canciones
Su disco "Toda la vida, un día", que estrenó recientemente, narra mucho de lo que la cantante española ha vivido
Por más de una década, Silvia Pérez Cruz trabajó con más de una decena de bandas españolas como vocalista. A los 25 años se convirtió en madre y a los 27 murió su padre. Estos dos acontecimientos cambiaron el rumbo de su carrera para siempre.
“En ese momento me di cuenta de que la vida empezaba y acababa”, dijo la intérprete catalana en una conversación reciente. “Y [fue cuando] decidí ordenar y cuidar las cosas que me hacían bien y dejé los grupos con los grupos con los que no congeniaba, y empecé a buscar mi propia manera de contar las cosas”.
De ese momento hasta ahora han pasado 13 años, y Silvia sigue haciendo las cosas a su manera, como su disco “Toda la vida, un día”, que estrenó recientemente y que narra con canciones mucho de lo que ha vivido y mucho de lo que quería expresar como un ser humano que ha llegado a la mitad de la vida, si se considera que las expectativas de vida para una persona promedio es de 80 años.
“Empecé a componer durante el confinamiento”, dijo. “Pero en un momento me voy a Uruguay y conozco a Liliana Herrera, una cantaora de Argentina y le compongo una canción, ‘Toda la vida, un día’, y a partir de ahí entiendo que el disco que estoy haciendo es una vida entera, yo yo creo que tener esta edad [40 años] me sentía como a la mitad, que podía mirar para un lado y para otro”.
Es decir, Silvia ya tenía la distancia de lo vivido y de lo que imaginaba que podía vivir.
Sus canciones, por lo tanto, son su manera de expresar sus emociones, o su terapia, como ella lo explica. Pero en esta ocasión las cosas con el álbum sucedieron de manera diferente.
“Estaba muy creativa, tenía mucho que decir”, dijo.
Fue así como se le ocurrió el concepto de este álbum, un producto que no solo engloba muchos sentimientos, sino que cuenta de manera cíclica la vida de Silvia. Incluye cinco movimientos que se expresan en 21 temas. Comienza con la infancia, y sigue con la juventud, la madurez, la vejez y termina con el renacimiento.
Cada una de estas etapas tiene un sonido y un ritmo específico, que van desde el cante jondo, el fado, la samba, el jazz y hasta la música clásica; todos estos han sido géneros que han permeado la carrera de Silvia a través de sus más de 25 años sobre las tablas.
“Yo creo que somos trocitos de lo que nos gusta”, dijo. “En mi caso, mis padres cantaban, estudié música clásica, luego jazz, folclor flamenco, y de cada cosa me quedó algo”.
Además hay homenajes a las personas que Silvia quiere y admira y tintes de todos los lugares que la artista recorrió para grabar el álbum, entre ellos Barcelona, Madrid, México, Argentina y Cuba.
A eso hay que agregar que el disco está cantado en varios idiomas, como francés, portugués, castellano y catalán.
“Para mí el idioma es como una melodía más, y cuando estoy compartiendo decido en qué idioma quiero cantar esa melodía”, dijo.
Silvia propone varias ideas para escuchar el disco, desde pieza por pieza, sin un orden, o movimiento por movimiento. La invitación es a hacer un viaje de 69 minutos “que hacen un homenaje a una vida entera”.