Adopta un ajolote y otras estrategias para salvar a la “mascota de México”

MEXICO-  Científicos, universidades, autoridades y amantes de los animales están en una carrera a contrarreloj para salvar a los ajolotes, un tipo de salamandra en riesgo de extinción. Peligra cada una de las 18 especies que hay en el país y, para salvarlas, se ha hecho de todo.

Desde dedicarle un día del año a museos, reservas ecológicas, laboratorios de conservación, billetes de conmemoración, “ajolotarios” y campañas de adopción.

El Laboratorio de Restauración Ecológica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) apuesta a la campaña Adopta Virtualmente un Axolote “AdoptAxolotl 2024”, en la que escribe la palabra con la “x” que se usaba en nahuatl. 

En los últimos años, los ajolotes se han posicionado como uno de los animales más queridos y como un símbolo de mexicanidad. Tiene una versión animada o caricaturizada en el que aparece con su rostro sonriente y bonachón en playeras, peluches y llaveros, memes, promocionales…

En 2021, el ajolote saltó desde el éxito comercial a la historia cuando el Banco de México (Banxico) le imprimió un hermoso ejemplar de color predominante morado que puso en circulación el 28 de octubre; seis meses después, fue premiado a nivel mundial por la Sociedad Internacional de Billetes de Banco.

Fabricado en polímetro, el billete se inspiró para su anverso en el período histórico del México-Antiguo y el “Teocalli de la Guerra Sagrada”, un monolito cultural que se exhibe actualmente en el museo nacional de Antropología. 

Pero para el reverso tomó de modelo a “Gorda”, una ajolota que vive actualmente en el Museo Nacional del Ajolote (Axolotitlán), ubicado en la Ciudad de México.

El museo informó que Gorda hizo casting entre todos los ajolotes por medio de una sesión fotográfica y al analizar las imágenes ella fue la elegida.

Los científicos han estado a la expectativa, observando el romance de los mexicanos con el ajolote, cuyo nombre procede del nahuatl “axolotl” que significa monstruo de agua, y tiene la capacidad de regenerar completamente sus extremidades.

El senado de la República instauró en 2018 el Día Nacional del Ajolote el 1 de febrero luego de que la revista Nature se reveló que la especie tiene 32 millones de pares bases de ADN, lo cual significa que es el genoma más grande que ha sido secuenciado en la historia.

LAS CAMPAÑAS

Pero una vez que la popularidad del ajolote se fue por los cielos, hacía falta algo más para enganchar a los amantes del ajolote a la acción. 

Luis Zambrano González, investigador del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México, informó al arrancar la campaña Adopta Virtualmente un Axolote “AdoptAxolotl 2024” que en 1998 había 6,000 ajolotes por kilómetro cuadrado y en el último censo, que se realizó en 2014, había solo 36.

“Por esos censos nos dimos cuenta de que está al borde de la extinción y si no hacemos algo se perderá en vida silvestre en unos años”, dijo. 

“Es necesario entender su conservación como una situación que compete a la sociedad en general, cuidar de su hábitat y generar estrategias que permitan a las personas relacionarse más con estos animales”, agregó.

Adopta Virtualmente un Axolote “AdoptAxolotl 2024” es la continuidad de una estrategia similar que se ideó en 2023 y logró recaudar casi medio millón de pesos, con 498 donativos de escuelas, empresas, sociedad civil, universidades y hasta la embajada británica.

Para donar, basta con ingresar al sitio web del Laboratorio de Restauración Ecológica https://www.restauracionecologica.org/adopciones los usuarios pueden contribuir con montos a partir de 200 y 108,000 pesos (entre 12 y 6,350 dólares al tipo de cambio actual).

Para adoptar virtualmente a un ajolote hay formas y compensaciones a cambio. En todos casos, la UNAM otorga una carta de agradecimiento más otros incentivos. 

Si se decide invitar a cenar a un ajolote, por ejemplo, se da a cambio una infografía de alimentación de la salamandra endémica; si se mejora “la casa de uno de ellos”, te envían una postal de Xochimilco (uno de sus principales hábitats) y una infografía de la biodiversidad en la Chinampa Refugio. 

Pero si se “adopta” la casa completa se da la infografía, más un carnet de registro, un certificado de adopción, una carta de agradecimiento, tres postales de Xochimilco más visitas con una especialista a la colonia de ajolotes del laboratorio de manera individual o con 15 amigos.

La UNAM ha informado que el dinero recabado es fiscalizable y se usa tanto para la investigación como para la preservación de sus hábitats.

En México, la familia de los ajolotes es de 18 especies (de un total de 32 que hay en el mundo) y una importante es la que vive en Xochimilco, en la Ciudad de México, porque es endémica, pero los esfuerzos se extienden por los diversos estados donde se encuentran otras nativas.

El ajolote de arroyo de montaña, por ejemplo, se encuentra en las Áreas Naturales Protegidas Parque Nacional Desierto de los Leones, la Reserva Ecológica Comunitaria San Nicolás Totolapan y La Cañada en Magdalena Contreras.

En septiembre de 2022, la Sedema inauguró la Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre “El Pantano” donde monitorean a ajolotes de montaña en su entorno natural y en donde, a otros ejemplares, los estudian en un laboratorio.

En otros casos, como en el Ajolotario Axoxal, en el estado de Veracruz, se han arrancado criaderos controlados por biólogos particulares autorizados por las autoridades de medio ambiente. Ahí se dan cursos, talleres, visitas guiadas y abre la invitación a responsables de escuelas a ponerse en contacto para darle continuidad a una adopción real, si se desea.

Pero es muy complicado tanto por el tipo de cuidado y la autorización oficial porque la apuesta principal es que prevalezcan en su hábitat natural. 

La reproducción controlada es una estrategia urgente, mientras se logra revertir la amenaza de extinción causada por el cambio climático, la contaminación de ríos, arroyos o canales y hasta por los hábitos culinarios que durante décadas hacían del  ajolote un manjar atractivo.

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