Hacer jardinería puede beneficiar los hábitos alimenticios de los niños: investigación
La participación de niños en programas de educación sobre jardinería y alimentación en la escuela primaria influye positivamente en sus hábitos alimentarios a lo largo de la vida, fomentando la preferencia por alimentos frescos y saludables
Los niños que cultivan verduras en el huerto escolar y aprenden a preparar comidas parecen mostrar un deseo duradero de alimentos frescos. Crédito: MNStudio | Shutterstock
Un reciente estudio llevado a cabo por el Instituto Milken de la Universidad George Washington ha arrojado luz sobre la impactante conexión entre cuidar un jardín durante la infancia y el desarrollo de actitudes saludables hacia los alimentos en la edad adulta.
Este innovador estudio revela que los niños que participan en programas de educación sobre jardinería y alimentación durante la escuela primaria muestran una mayor propensión a adoptar hábitos alimentarios más saludables a medida que crecen.
El programa de educación alimentaria FoodPrints, implementado en 20 escuelas primarias de Washington, DC, se convirtió en el foco de atención de los investigadores. Estos recopilaron datos a través de grupos focales que incluían participantes actuales y anteriores del programa, siendo en su mayoría estudiantes de noveno grado.
El programa que comienza en prekínder y continúa hasta quinto grado, tiene como objetivo enseñar a los niños a cultivar verduras y frutas en un huerto escolar, cosechar los productos y utilizarlos para preparar alimentos saludables.
La autora principal del estudio, Christine St. Pierre, candidata a doctorado e investigadora del Instituto Milken, destacó la significativa correlación entre la participación en este tipo de programas y la adopción de hábitos alimentarios saludables en la vida adulta. “Los niños que cultivan verduras en el huerto escolar y aprenden a preparar comidas parecen mostrar un deseo duradero de alimentos frescos y saludables cuando son adultos jóvenes”, afirmó St. Pierre.
El impacto en las decisiones alimenticias
Los participantes en los grupos focales compartieron experiencias reveladoras sobre cómo el programa había impactado positivamente en sus elecciones alimenticias y en la percepción de los alimentos en sus hogares. Antes de unirse a FoodPrints, muchos de ellos admitieron no consumir ciertos alimentos frescos en casa, pero la participación en el programa amplió significativamente su variedad alimentaria.
El énfasis en la participación activa de los niños en el proceso, desde cultivar hasta preparar alimentos, parece haber influido no solo en sus hábitos alimentarios, sino también en sus habilidades culinarias y en la confianza en la cocina. Los participantes expresaron que recibir libros y tarjetas de recetas para llevar a casa estimuló la práctica de cocinar alimentos saludables con sus familias, afectando positivamente las elecciones alimenticias en el hogar.
Un aspecto destacado del estudio fue la observación de que los niños mayores que participaron en el programa mostraron una mayor disposición a probar nuevos alimentos y una mayor confianza en tomar decisiones saludables.
Esta actitud positiva hacia la alimentación se trasladó a la adolescencia, donde expresaron disfrutar de la cocina y aplicar las habilidades aprendidas a una edad temprana.
Los investigadores subrayan la importancia de programas educativos similares en la mejora de la salud a lo largo de la vida de los niños, al fomentar la continuidad en la adopción de dietas de calidad. “La esperanza es que dichos programas puedan ayudar a los adolescentes y adultos jóvenes a tomar mejores decisiones alimentarias a medida que crecen”, señaló St. Pierre.
Estos resultados, publicados en la edición de enero de la revista Journal of Nutrition Education and Behavior, resaltan la importancia de invertir en programas educativos que promuevan una relación saludable y positiva con los alimentos desde la infancia, sentando las bases para una vida adulta más saludable y equilibrada.
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