¿Hasta dónde llega el poder de la Eme en el sistema carcelario del condado de LA?
Un total de 13 miembros o asociados a la Mafia Mexicana son acusados de pertenecer a una red de narcotráfico dentro del sistema penitenciario de Los Ángeles; residentes de Pico-Union tienen miedo y guardan silencio total
Jóvenes y adultos que viven en el área de influencia de la pandilla Rockwood, en las inmediaciones de la primaria Gratts y el Centro de Aprendizaje Miguel Contreras, temen hablar de la distribución y venta de narcóticos, después de la acusación sobre trece miembros o asociados a la pandilla carcelaria de la Mafia Mexicana o La Eme.
“Yo no sé nada. Solamente trabajo en la tienda”, “A mí me gusta vivir tranquilo, sin meterme en los problemas de los demás” o, “He enseñado a mis hijos y a mis nietos a mantenerse alejados de las pandillas”, son algunos comentarios recogidos en el área de Westlake y Pico-Union.
En dicha zona, Carson, Compton y Long Beach las autoridades lograron acusar a 13 personas de recolectar dinero por la venta de drogas y extorsionar bienes o artículos dentro de las cárceles del condado de Los Ángeles en nombre de Michael “Mosca” Torres, un miembro de la mafia mexicana que controló los negocios detrás de las rejas hasta su muerte en julio de 2023.
Estela Guerrero, de 50 años y residente de Long Beach, fue arrestada en su casa el 14 de marzo, al igual que Daniel Arochi-González, 24, de Carson California.
Al día siguiente fue atrapada en la ciudad de Compton, Rosa Christina Martínez, de 35 años.
Otros ochos acusados como José Martínez, de 36 años; Pharoah Brooks, de 47 años; David Fraysure, de 28 años; Jackie Triplett, de 40 años; Jessie Quintero, de 44 años; Andy Domínguez, de30 años; Ángel Grajales, de 33 años y Daniel García, de 37 años, se encuentran encarcelados por otros cargos.
Miembros del Departamento del Sheriff del condado de Los Ángeles y el Grupo de Trabajo de Calles Seguras del Valle de San Gabriel del FBI están buscando a dos personas que están prófugas: Marco Lujan, de 47 años y Ariel Pereyra, de 28 años.
¿Cómo funciona La Eme?
El caso, que fue presentado por fiscales del condado, muestra la manera de cómo la llamada Mafia Mexicana, integrada por pandilleros latinos, controla y cobra “derecho de piso” a los reclusos detenidos en el complejo carcelario más grande del país.
Michael “Mosca” Torres, de 59 años, fue apuñalado de muerte, a las 9:00 a.m. del 6 de julio de 2023, en el patio de ejercicios de la Prisión Estatal de California en Sacramento.
Según un comunicado del Departamento de Correccionales y Rehabilitación de California, los asesinos fueron sus compañeros de la prisión de máxima seguridad: Juan Martínez, de 47 años y Ray “Cisco” Martinez, de 49 años. Los tres están cumpliendo sentencias de cadena perpetua.
Torres, cumplía una pena de 133 años a cadena perpetua con posibilidad de libertad condicional por intento de asesinato en segundo grado, posesión de un arma de fuego por parte de un exdelincuente, amenaza criminal de causar grandes lesiones corporales o muerte, e intentar impedir o disuadir a una víctima o testigo. El individuo recibió una sentencia mayor por sus nexos a la pandilla de la calle Rockwood.
Funcionarios penales sospechan que el asesinato de Michael Torres fue una lucha de poder interna por el control de las cárceles del condado de Los Ángeles.
Los cargos contra los acusados
Los crímenes alegados en el caso de los 13 acusados son anteriores a la muerte de “Mosca” Torres.
Ellos enfrentan cargos por de extorsión, conspiración para cometer extorsión, participación en pandillas, contrabando de drogas en una cárcel, conspiración para contrabandear drogas en el interior de una cárcel y conspiración para cometer agresión.
El caso se centra en José Martínez, de 35 años, un presunto miembro de la pandilla Rockwood, apodado “Duke”, quien fue descrito en un informe policial como un “facilitador fuera de custodia”.
En documentos judiciales, José Martínez está acusado de transmitir mensajes entre reclusos y recaudar dinero por la venta de drogas. También presuntamente cobró el producto de los bienes extorsionados en la cárcel.
Los miembros de la pandilla Rockwood son identificados por su grafito en paredes de casas, negocios, tiendas y calles: RWST (Rockwood Westside Street), RSL (Westside Rockwood Locos) o RSLCS. En su mayoría son hispanos que residen en el área de Westlake, al oeste del centro de Los Ángeles.
Cobros de dinero en la cárcel
A finales de la década de 1970, Rockwood era un club de futbol que jugaba contra otras comunidades.
Durante la década de 1980, conocidos como Rockwood Locos, los jóvenes de este vecindario entraron en la escena del grafiti y demarcaron su “territorio” en el antiguo muro del túnel Belmont, ubicado entre la avenida Lucas y el bulevar Beverly, donde ahora se encuentran los apartamentos Belmont Station.
Las autoridades afirman que por cada $10 que un recluso latino gastaba en la comisaría de la cárcel en refrigerios, ropa o artículos de higiene, debía contribuir con $1.50 en bienes para una colección llamada “kitty. Después, todos esos artículos se revendían, creando así un mercado secundario más barato que el autorizado en la cárcel.
Sin embargo, la entrega de artículos comprados se hizo de forma de amenazas y violencia.
Contrabando de narcóticos
A partir de febrero de 2022, la Oficina de Delitos Mayores del Departamento del Sheriff del Condado de Los Ángeles y el Grupo de Trabajo de Calles Seguras del Valle de San Gabriel del FBI comenzaron a investigar informes de contrabando de narcóticos en la Cárcel del Condado de Los Ángeles, así como un ataque violento de un recluso dentro de la celda.
La investigación alega que, tres reclusos: Ariel Pereyra, Andy Domínguez y Ángel Grajales atacaron brutalmente a Michael Núñez, en el Centro Correccional del Norte del Condado de Los Ángeles. Supuestamente lo golpearon durante un minuto y 30 segundos hasta que los agentes del alguacil disolvieron el pleito. Núñez fue hospitalizado con un traumatismo craneoencefálico.
Además, se alega que el contrabando de narcóticos y el asalto violento fueron coordinados por varios asociados de alto rango de la Mafia Mexicana desde fuera de la cárcel y bajo la autoridad de un miembro de “La Eme”, recluido en una prisión estatal.
Ese reo había sido acusado de operar dentro de una instalación del condado de Los Ángeles en nombre la organización criminal.
Según los investigadores y fiscales adjuntos que presentaron recientemente el caso, un “facilitador” de la Mafia Mexicana supuestamente transmitió órdenes a asociados que están detrás de las rejas en la cárcel del condado de Los Ángeles, conocidos como “sureños” o “soldados”, para que atacaran a un individuo que había señalado falsamente ser miembro de la Mafia Mexicana.
Ese acto fue considerado como una grave ofensa a la organización criminal, según las órdenes transmitidas por el facilitador y múltiples “sureños” habrían agredido a la víctima, quien fue trasladado a un hospital para recibir tratamiento de sus heridas.
Durante la investigación, un “secretario” de “La Eme” y prisioneros conocidos como “shotcallers” (mandamás), que ocupan puestos de liderazgo en la organización criminal, supuestamente coordinaron el movimiento de drogas que habían sido introducidas de contrabando en la cárcel.
Según los investigadores, los narcóticos fueron trasladados a diferentes lugares dentro de la cárcel para ser vendidos a otros reclusos y el cobro de las ganancias era el beneficio de la Mafia Mexicana.
En otro incidente, un mandamás dentro de la cárcel supuestamente informó a un facilitador que un recluso había introducido narcóticos de contrabando que pertenecían a un miembro de la Mafia Mexicana.
Como resultado, los investigadores pudieron identificar al recluso en posesión de las drogas y los agentes del Departamento del Sheriff del condado de Los Ángeles confiscaron más de 30 gramos de heroína.
Una orden de allanamiento en la residencia de José Martínez, en la ciudad de Compton, resultó en la incautación de aproximadamente 10 onzas de metanfetamina, un arma de fuego, numerosas comunicaciones de la Mafia Mexicana y aproximadamente $16,000 en efectivo encontrados en sobres etiquetados con los nombres de varios “mandamases” dentro de la cárcel.
Este caso fue presentado y está siendo procesado por el agente a cargo Lou Ávila y la fiscal adjunta de distrito Abbigail Briones de la Unidad de Delitos Penitenciarios de la Oficina del Fiscal de Distrito del Condado de Los Ángeles.