Científicos investigan la ‘fiebre del valle’ en el sur de Utah
Especialistas están investigando la fiebre del valle, una enfermedad fúngica en aumento en Utah, para comprender la distribución del hongo responsable y mejorar la conciencia pública
Un equipo de científicos de la Universidad de Utah está dedicando sus esfuerzos a desentrañar los misterios de una enfermedad fúngica poco conocida pero llamada como la fiebre del valle. Estadolencia, causada por un hongo que habita en el suelo y se transmite a través de la inhalación de esporas microscópicas, ha estado afectando a los habitantes del estado de Utah, principalmente en el condado de Washington.
Sin embargo, su alcance geográfico abarca partes del oeste americano, así como zonas secas de América Central y del Sur.
La fiebre del valle, aunque no se transmite entre humanos ni entre humanos y animales, ha estado en constante aumento en Utah desde aproximadamente 2009, según informa BreAnne Osborn, epidemióloga del Departamento de Salud y Servicios Humanos del estado. Aunque la mayoría de los casos se han registrado en el suroeste de Utah, existe la sospecha de que el hongo responsable de la enfermedad pueda estar presente en otras áreas del estado. Este hecho plantea una pregunta crucial para los investigadores: ¿dónde reside exactamente este hongo y cómo evolucionará su distribución en el futuro?
Para abordar estas incógnitas, la profesora asistente de epidemiología Katharine Walter lidera un equipo de investigación respaldado por una reciente subvención del Fondo Burroughs Wellcome. Su estudio, que se llevará a cabo durante los próximos tres años en el condado de Washington, se centra en la recopilación de muestras de suelo y roedores para identificar la presencia del hongo mediante técnicas moleculares en laboratorio.
“La fiebre del valle es un patógeno poco estudiado, y nuestra comprensión de su distribución se basa en datos recopilados décadas atrás”, explica Walter. “Creemos que el cambio climático y el desarrollo urbano acelerado podrían expandir el rango de hábitat del hongo en Utah”.
A pesar de su creciente prevalencia, la fiebre del valle rara vez causa enfermedades graves en los afectados. La mayoría de las personas infectadas experimentan síntomas leves que incluyen fiebre, fatiga, tos y dificultad para respirar, que tienden a desaparecer por sí solos en poco tiempo. No obstante, para aquellos cuyos síntomas persisten durante más de una semana, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan buscar atención médica y solicitar pruebas específicas para la fiebre del valle.
La importancia de la investigación de Walter y su equipo va más allá de la mera identificación del hongo. Buscan crear conciencia entre las poblaciones más vulnerables, como los ancianos, las mujeres embarazadas y las personas con sistemas inmunológicos comprometidos, sobre los riesgos asociados con la fiebre del valle.
Además, esperan proporcionar información crucial a los proveedores de atención médica para mejorar el diagnóstico temprano y el manejo de la enfermedad.
“Queremos educar a las personas sobre cómo protegerse y qué hacer si experimentan síntomas relacionados con la fiebre del valle”, enfatiza Walter. “Nuestro objetivo final es mejorar la salud pública y la calidad de vida de los habitantes de Utah y de cualquier otra región afectada por esta enfermedad fúngica”.
A medida que avanzan en su investigación de campo y en el análisis de muestras en laboratorio, Walter y su equipo esperan arrojar luz sobre los factores que influyen en la distribución y prevalencia de la fiebre del valle.
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