Activistas y académicos llaman al diálogo en la Universidad del Sur de California
Oradores boicotean eventos de graduación en USC; mientras que se reporta que la violencia el fin de semana en UCLA fue 'provocada'
Activistas y expertos académicos hicieron un llamado “urgente” a las administraciones de USC y UCLA a dialogar con los estudiantes universitarios pro-Palestina y pro-Israel para poner fin a las manifestaciones y protestas que fueron violentas el domingo.
Ayer, frente a una de las entradas a USC, en la intersección de las calles Hoover y Jefferson, Earl Ofari Hutchinson, presidente de la Mesa Nacional Redonda Urbana, pidió públicamente a la presidenta de USC, Carol Folt, que comience un “diálogo de emergencia en el campus”, sobre las protestas por la guerra entre Israel y el grupo terrorista Hamás en la Franja de Gaza.
“El primer paso ahora es que, a pública y vigorosamente, Carol Folt no emita simplemente una declaración o envíe algo en papel, sino que se pare ante las cámaras, convoque una conferencia de prensa y diga que acepto el desafío”, dijo Hutchinson.
“No queremos tener más enfrentamientos en los campus, y le pido [a la presidenta de USC] que contacte a cada uno de los líderes estudiantiles, a cada uno de los grupos de estudiantes, y que tenga un lugar y tiempo para una reunión”.
Hutchinson expresó que la cuestión es si Folt acepta el desafío, el cual consideró que sería una gran oportunidad y buen ejemplo para el liderazgo y lograría que el problema desaparezca.
En efecto, en la USC, una activista pro-Palestina no identificada destrozó la famosa estatua de Tommy Trojan en Alumni Park durante el fin de semana, pintando en la base con aerosol “Di no al genocidio”, en relación al actual guerra en Gaza, donde han muerto más de 34,000 palestinos y 1,200 israelíes.
El campus de la USC permaneció bajo acceso restringido por segundo día consecutivo y guardias de seguridad desviaron a los estudiantes hacia las únicas entradas que permanecían abiertas, y tuvieron que caminar más.
Oradores boicotean la graduación
En medio de los desacuerdos entre la administración de la USC y los estudiantes, la novelista C Pam Zhang y la profesora de UCLA Safiya U. Noble decidieron no dirigirse a los graduados de la Escuela de Educación Rossier de USC, como un acto de boicot a la represión por parte de las autoridades universitarias de seguridad y agentes del LAPD y por el arresto de 93 manifestantes pro-Palestina.
En una carta abierta dirigida al rector Andrew T. Guzmán, a la presidenta Carol Folt y a la Junta Directiva de USC, Zhang y Noble condenaron a la administración de la universidad por negarse a entablar un diálogo con un grupo de estudiantes manifestantes pacíficos conocidos como USC Divest from Death, por haber llamado -dos veces- a oficiales armados de LAPD al campus, y por censurar el discurso que daría la mejor estudiante del año Asna Tabassum.
“Hablar en la USC en este momento traicionaría no sólo nuestros propios valores, sino también los de la USC… No podemos pasar por alto el vínculo entre los acontecimientos recientes y el genocidio en curso en Palestina”, escribieron Zhang y Noble a Folt a los administradores de USC.
Tensión y violencia en UCLA
Las manifestaciones en favor del pueblo palestino y en contra de lo que llaman “genocidio” de Israel, continúan perturbando la seguridad escolar, tanto en USC como en UCLA.
El domingo, en UCLA se suscitaron actos de violencia entre ambos bandos, luego de que se rompiera una reja que separaba a los manifestantes en Haines Hall y Kaplan Hall.
Reportes en las redes sociales indican que una mujer judía fue atacada con gas pimienta.
El Consejo Israelí Americano y otras organizaciones judías organizaron una manifestación de apoyo a los estudiantes judíos, tras días de protestas pro-Palestina en numerosas universidades de Estados Unidos y del mundo.
Inicialmente, Mary Osako. vicerrectora de Comunicaciones Estratégicas de UCLA se refirió a un grupo de manifestantes que rompieron una barrera que la universidad había establecido para separar a los dos grupos, lo que resultó en pleitos en el área de Royce Quad.
“UCLA tiene una larga historia de ser un lugar de protesta pacífica y estamos desconsolados por la violencia que estalló”, expresó.
Más tarde, indicó que la universidad había instituido medidas de seguridad adicionales y aumentado el número de miembros del equipo de seguridad.
“Como institución de educación superior, defendemos firmemente la idea de que incluso cuando no estemos de acuerdo, debemos participar respetuosamente y reconocer la humanidad de los demás. Estamos consternados porque ciertas personas optaron por poner en peligro la seguridad física de la comunidad”.
Las manifestaciones contra la guerra en una de las universidades públicas más importantes de California siguieron el lunes, pero en una forma más pacífica.
“No eran tan apáticos”
El doctor Raúl Hinojosa-Ojeda, profesor asociado en el Departamento de Estudios Chicanos de UCLA, dijo a La Opinión que las protestas en la universidad son “una muy buena señal de que el espíritu de critica está vivo y sigue fuerte entre los jóvenes, especialmente al lado de la justicia y de la humanidad ”.
“Los estudiantes del país reconocen la importancia de hacer acción directa en los temas que les interesan; además, con sus acciones demuestran al mundo y a su generación que no eran tan apáticos como los creían”.
Hinojosa-Ojeda expresó la forma espontánea en que creció el movimiento y la reacción estudiantil sobre los sucesos en Gaza y la violenta reacción contra estudiantes en la Universidad de Columbia.
“Eso fue lo que detono más actividad en otras universidades; no solo eran los ataques en Gaza, sino el intento de represión aquí, en Los Ángeles, en contra del uso de las protestas”, agregó. “Creo que fue un increíble error llamar a la policía, que puede crear una cadena de reacciones negativas, por lo que aún estamos en una zona de peligro”.
“Un intento de provocación”
Para el profesor Gaspar Rivera Salgado, director de proyecto del UCLA Labor Center, los acontecimientos del domingo “básicamente fueron un acto de provocación” por parte de la Coalición Judía Unida en asociación con el Consejo Israelí Americano (IAC), además de otros grupos.
“Ellos dicen que tienen el derecho a expresar su apoyo a Israel y a las personas que capturó Hamás y lo querían hacer de una manera pública”, declaró. “Ahora, el hecho es que pidieron hacer su manifestación justamente a un costado donde se encuentra el campamento pro-Palestina e instalaron un gran escenario, con fuerte sonido y, de esta manera, querían empujar a que la universidad llamara a la policía”.
Agregó que “vinieron jóvenes bastante agresivos de ambas partes, no porque no se sentían seguros en la universidad, sino que había bastantes jóvenes radicales que venían decididos a la confrontación”.
Explicó que era “básicamente un acto de provocación para interrumpir el campamento; traían mucha propaganda política en favor y justificando la guerra y traían a mucha gente que venía preparada a provocar violencia, además que trajeron a un gran número de guardias privados”.
Gaspar Rivera Salgado y aproximadamente 70 catedráticos marcharon en UCLA y tuvieron un mitin con unos 300 estudiantes que apoyaron a sus homólogos del campamento.
“El cuerpo docente y el personal de UCLA apoyan a nuestros estudiantes”, decía una pancarta que llevaron al frente de la marcha.
La Opinión contactó a Elan S. Carr, director ejecutivo del Consejo Israelí Americano (IAC), para conocer su punto de vista sobre la violencia el fin de semana pasado y la manera en que podría ponerse un alto al aumento de violencia por parte de ambos grupos, pero al cierre de edición no había respondido.