Desamparados de LA: vivienda y terapia como prevención en vez de destruir sus campamentos

Wellnest Los Ángeles, proveedor de salud mental y bienestar emocional, cumple 100 años

The Nest en Exposition Park

The Nest en Exposition Park  Crédito: Cortesía

En 1949, la organización Mental Health America estableció en todo el país el Mental Health Awareness Month, lo que traducimos generalmente por Mes de concientización sobre la salud mental. Los pioneros de esta celebración lo definieron bien. Durante todo el mes de mayo, los gobiernos, responsables de la salud, organizaciones comunitarias y especialmente expertos en medicina enseñan, explican, ponen al tanto de la naturaleza de la enfermedad mental, que – aunque pasaron ya 75 años desde entonces – la necesidad es la misma, así como es la misma dificultad: el estigma social que la rodea. La incomprensión, el malentendido, el prejuicio, y la discriminación. 

Naturaleza del estigma

El problema es global, y es peor en países menos desarrollados, lo que explica por qué es prevalente entre los latinos del país, inmigrantes o hijos de inmigrantes de América Latina. 

La actitud tiene consecuencias negativas: el silencio, la ocultación, la vergüenza. Es un tabú. Es como un secreto sucio en la familia del que no se habla. Resultado: los enfermos se abstienen de pedir ayuda médica.

El estigma se manifiesta de diversas maneras, que reflejan el carácter de la comunidad. Porque somos personas privadas, encasilladas, tratamos al enfermo mental como un “loco”,  débil, sin voluntad, carente de carácter. O se atribuye el mal a un causante maléfico, diabólico, en medio de supersticiones y creencias basadas en la ignorancia. 

El resultado es que la condición de la persona empeora. Y si es hombre, de quien en la cultura latina se espera que sea “fuerte”, “valiente”, “macho”, el conflicto es aún peor. 

Más vale prevenir que curar 

En esta situación, más vale prevenir que curar. Es decir, la prevención de los casos significa que se debe luchar contra el estigma, al mismo tiempo que urge enfrentarse con la enfermedad una vez que aparece. Y luchar contra el estigma es buscar las raíces de la enfermedad mental. El detonante. Muchas veces, se refiere a una crisis personal, sea económica o un trauma  familiar, o problemas de alcoholismo y drogadicción. Interviene la enfermedad mental y el individuo a menudo termina en la calle, sin recursos y muchas veces, sin esperanzas. 

Una encuesta de la Universidad de California San Francisco publicada en junio pasado informa 

que el 82% de los “homeless” han sufrido síntomas de enfermedad mental. 

Otro estudio, del Departamento federal de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD) de 2022 arroja que la mitad de los desamparados del estado dicen que la enfermedad mental los llevó a esa situación. Y enumeran: desde ansiedad, depresión, deterioro cognitivo a alucinaciones. 

A pesar de todo, hay esperanzas. Nuestro conocimiento de la relación entre todos estos factores avanza, la ciencia médica hace maravillas, así como se incrementa la actividad de quienes se dedican a ampliar los servicios disponibles de salud mental atacando las raíces del problema. 

The Nest on Exposition

A mediados de marzo se colocó la piedra angular del edificio “The Nest on Exposition”, un proyecto de Wellnest Los Ángeles en conjunto con el condado de Los Ángeles. El complejo proporcionará 24 unidades de vivienda provisional para jóvenes sin hogar.

Wellnest Los Ángeles combina la terapia de trauma y conducta con la solución de vivienda y es activa desde 1924. El 58% de su público beneficiado son latinos. 

En su sitio se define como “un proveedor líder y aclamado a nivel nacional de servicios de bienestar y salud emocional para niños, adultos jóvenes, familias y comunidades a las que servimos”.

Y sí, está cumpliendo cien años de actividad. Lo que motivó en parte esta nota. 

En entrevista con CALOnews en junio pasado, su presidenta Charlene Dimas-Peinado describió así a su público: 

“El 75% de los trastornos de salud mental se presentan entre los 24 años y el 50% de ellos antes de los 14 años. El trauma suele ser el factor desencadenante de esos trastornos de salud mental”.

El proyecto se basa en el concepto del “Nido”, por el cual se le proporciona ayuda de salud mental al individuo, ya estabilizado, directamente donde está viviendo. 

The Nest on Exposition se agrega a The Nest on Florence, inaugurado en julio de 2022 y “designado para hogares de bajos ingresos que se encuentran sin hogar y que también son jóvenes en edad de transición (TAY)”,  según el sitio del condado angelino. Se refiere a quienes tienen de 18 a 25 años, más allá de la edad del sistema de cuidado de crianza (Foster Care System),. 

Cada uno de  los residentes de The Nest on Florence tiene un problema de salud mental. 

Otro proyecto futuro es The Nest on Jefferson, en Downtown Los Ángeles, que incluirá también un Centro de Bienestar Comunitario (CWC), al igual que vivienda para jóvenes en edad de transición. 

Wellnest no es la única organización que trabaja en ese sentido, y son variados los enfoques y objetivos de grupos comunitarios, organizaciones de beneficencia, clínicas profesionales y centros de filantropía. Pero sí es un ejemplo poderoso de cómo se puede solucionar, a la larga, con paciencia y superando mil problemas, la crisis de salud mental entre los homeless

La mano dura, un obstáculo

Me resulta importante resaltar este enfoque porque hay un obstáculo formidable para imponerlo: la actitud de mano dura de las autoridades del orden, de “limpiar”, es decir destruir,  los campamentos y conglomerados de tiendas de los sin casa, dejándolos a la intemperie, sabiendo fehacientemente que no existen suficientes camas en los refugios y templos de la ciudad, lo que asegura que más gente dormirá en las calles. La actitud de mano dura hace a los sin casa una vez más víctimas de la violencia institucional y los priva de esperanza. 

Claro, existe el problema que parece insuperable por la enorme cantidad de personas que sufren en las calles. en terrenos baldíos, debajo de puentes, en espacios peatonales de las calles, que crecen en lotes que ya tienen “vehículos recreativos, tiendas de campaña, montañas de basura e incluso cachorros” como lo describe KABC.

Esto desespera a las autoridades, a las que urge contentar primero a la población que vive en los alrededores de esos campamentos. De ahí que a menudo vemos en nuestro barrio de Van Nuys un conglomerado de carpas, digamos debajo de un puente. Pocas semanas después, han desaparecido. Un par de meses más, ahí están otra vez. Un círculo vicioso. 

La iniciativa de la alcaldesa de Los Ángeles Karen Bass, “Adentro es más seguro”, es un buen comienzo. Su alcance es sí, limitado. El mes pasado su equipo se ufanó de haber encontrado solución de vivienda a 30 acampados en Wilmington. Es loable. Desde 2022 han hecho 47 operativos similares, proporcionando vivienda inicial a más de mil desamparados. 

Pero el número de personas sin hogar en la ciudad, era a fines de 2023 de 46,260.

Solo en la ciudad de Los Ángeles, constituye un aumento del 10% respecto a 2022, cuando eran 41,980. Creció en más de cuatro mil. 

El problema empeora, no mejora, y expulsar a esta gente de donde estén quitándoles sus carpas como se ve no ayuda. Lo que sí ayuda es el enfoque de prevención. Es el que muestra Wellnest y tantas otras organizaciones que atacan el problema desde diferentes ángulos, en los que conviven también la lucha contra los efectos de la pobreza, el abuso infantil y doméstico, la malimentación y el hambre, el alcoholismo, la cesantía, la drogadicción. Las encabeza el Los Angeles Homeless Services Authority (LAHSA), donde cooperan la ciudad y el condado, y luego, entre muchas, Path, Union Rescue Mission, Weingart Center AssociationDowntown Women’s Shelter, Upward Bound House, Emmanuel Baptist Rescue Mission. Y también  Covenant House of California, LA Family Housing, Homeless Healthcare Los Angeles, Union Station Homeless Services, Shelter Partnership Los Angeles, y muchas, muchas más. 

Para ello se necesita la voluntad de los gobiernos, una colaboración de todas las fuerzas vivas de la sociedad y una inversión adecuada. Sin olvidar que en última instancia deben coexistir suficientes fuentes laborales, recursos de ayuda mental y el trabajo conjunto de grupos locales, iglesias, las escuelas y las policías, y también, cómo no, medios de comunicación como este, para modificar la cultura del estigma. Ataquemos las causas. 

En esta nota

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