‘Necesitamos pensar en grande para un Compromiso Climático 2.0 de California’

En medio de importantes recortes presupuestarios, activistas piden redoblar esfuerzos para abordar la crisis climática antes de que sea demasiado tarde

En la ciudad de Wilmington en el sur de California, miles de familias latinas viven entre varias refinerías.

En la ciudad de Wilmington en el sur de California, miles de familias latinas viven entre varias refinerías.  Crédito: Cortesía

Luego de varios meses de estira y afloja sobre los gastos y recortes del presupuesto de California, a unos días del 1ro de julio, fecha en que inicia el nuevo año fiscal 2024-2025, el gobernador Gavin Newsom y los legisladores anunciaron el plan de gastos de $297,000 millones de dólares.

Desafortunadamente y debido al déficit que el estado venía arrastrando de $47,000 millones de dólares, muchos programas sufrieron recortes, pero hay uno que podría costar más caro y en menos tiempo de lo pensamos.

Estamos hablando del Compromiso Climático de California que vio sus esfuerzos reducidos de $54,000 millones anunciados en 2022, a $45,000 millones, pero de los cuales, hasta ahora, garantizados para el siguiente ciclo fiscal (2024-2025) se tendrán $36,000 millones de dólares, una reducción significativa que pone en tela de juicio el compromiso de las autoridades del estado ante la acelerada crisis climática que cada vez trae más inundaciones, altas temperaturas e incendios forestales al estado Dorado.

Personalmente, me atrevo a mencionar que en los últimos años hemos cubierto algunas de las consecuencias más extremas en las últimas décadas producidas por las lluvias, las altas temperaturas y los incendios, fenómenos que dejaron desalojos, destrucción, dolor y muerte.

Es por eso que no es de sorprender la respuesta de algunos activistas y líderes en la lucha contra el cambio climático, que busca llegar al 2045 con un medio ambiente libre de dióxido de carbono en California.

“Este presupuesto presagia el fin del Compromiso Climático 1.0 de California…”, dijo David Weiskopf, asesor sénior de NextGen California.

“La crisis climática no está cediendo, y California tampoco puede hacerlo…”, expresó Barry Vesser, director de operaciones, The Climate Center.

“Muchos programas recibieron recortes dramáticos…, en un momento en que más lo necesitan los californianos vulnerables…”, puntualizó Asha Sharma, consejera de Liderazgo para la Justicia y la Responsabilidad.

Todas esas expresiones sombrías y no con mucho optimismo parten del sentimiento de que pudo haberse hecho un esfuerzo más por parte del liderazgo estatal para mantener los programas que mejoran el medio ambiente, considerados vitales en una lucha que es de todos y donde todos los californianos, más temprano que tarde nos veremos afectados.

Algunos se preguntan, cómo es posible que el estado no haya ido un poco más lejos, para proteger la lucha contra el cambio climático, eliminando todos los subsidios para las compañías de petróleo y gas en el código tributario.

Mientras otros se cuestionan, cómo es que en dos años el estado ha recortado $9,000 millones de dólares al paquete de inversión climática aprobado apenas en el 2022, situación que ha reducido a cero el financiamiento para los autobuses escoleres eléctricos, exponiendo a la niñez a la contaminación dañina del diésel.

Desafortunadamente, en Los Ángeles, la gran mayoría de las comunidades de color viven en zonas rodeadas de autopistas y algunos de refinerías que han generado efectos negativos en la salud a cientos de familias, pero como algunas de esas enfermedades son progresivas y no son de un día a otro, muchos terminan no dándose cuenta, o cuando se enteran ya es un poco tarde.

Es por eso la importancia de seguir construyendo un liderazgo en California que dé prioridad a sólidos programas de medio ambiente que traiga justicia ambiental a las comunidades más vulnerables.

En una de las respuestas un poco más claras al presupuesto aprobado esta semana, el asesor Weiskopf expresó que se necesita pensar en grande ante una situación donde el presupuesto anual no es completamente seguro. Es importante encontrar fuentes de financiamiento nuevas y específicas a través de un bono climático y un bono escolar alineado con el clima, cerrar las lagunas fiscales que subsidian la industria petrolera y crear mecanismos nuevos y más sólidos para que quienes contaminan paguen por el daño que las compañías de combustibles fósiles han causado, algo muy coherente considerando la crisis de medio ambiente que se vive actualmente.

Por último, Weiskopf agradeció al gobernador y a los legisladores por sus esfuerzos para aprobar un presupuesto que les permitiera seguir adelante sin sobresaltos; además subrayó que los $36,500 millones de dólares no eran poca cosa, pero subrayó que desafortunadamente “la crisis climática nos impondrá costos muy superiores a los que podemos aliviar con una financiación única periódica y temporal cuando tengamos un superávit presupuestario. California puede y debe hacer más para afrontar este momento”.

Consideramos que hay cosas que pueden esperar, pero posponer programas que nos ayudan a todos a contrarrestar los efectos del cambio climático, pudiera ser una decisión que en un futuro podría resultar más cara de lo que ahora nos estamos ahorrando.

Gabriel Lerner es editor Emérito de La Opinión.

En esta nota

California Cambio climático Presupuesto
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain