La OTAN tiene un plan para proteger el Internet en caso de una guerra mundial
El Proyecto HEIST pretende proteger los cables submarinos responsables del tráfico de Internet mundial los cuales pueden ser atacados en caso de un conflicto bélico
En un mundo cada vez más interconectado, la seguridad de las infraestructuras de comunicaciones se ha convertido en una prioridad estratégica. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha dado un paso adelante en este sentido, financiando un ambicioso proyecto de investigación destinado a proteger los cables submarinos de fibra óptica en caso de guerra o sabotaje.
Esta iniciativa, conocida como HEIST (Hybrid Space and Submarine Architecture to Ensure Information Security of Telecommunications), busca desarrollar un sistema que permita redirigir el tráfico de internet desde los cables submarinos a sistemas satelitales en situaciones de emergencia.
El proyecto HEIST: una respuesta innovadora a las amenazas cibernéticas
El proyecto HEIST, que cuenta con un presupuesto total de 2,5 millones de dólares, de los cuales la OTAN aporta hasta 400.000 euros, reúne a investigadores de Estados Unidos, Islandia, Suecia y Suiza. Su objetivo principal es crear un mecanismo que detecte perturbaciones en los cables submarinos y, de forma automática, redirija el tráfico de datos a través de satélites o cables alternativos.
Este esfuerzo de investigación se produce en un contexto de creciente preocupación por la vulnerabilidad de las infraestructuras submarinas. Los cables de fibra óptica que cruzan los océanos transportan diariamente transacciones financieras por valor de unos 10 billones de dólares y canalizan casi todo el tráfico de internet de la OTAN. La posibilidad de que estos cables sean objeto de sabotaje por parte de potencias hostiles como Rusia o China ha llevado a la alianza atlántica a redoblar sus esfuerzos para protegerlos.
El proyecto HEIST no solo busca desarrollar métodos para detectar perturbaciones en los cables con mayor precisión, sino también crear un sistema operativo capaz de redirigir datos sensibles de forma preventiva. Según Hans Liwång, profesor asociado de sistemas de defensa en la Universidad de Defensa de Suecia y codirector del proyecto, tiene sentido desarrollar un sistema de respaldo automatizado en el espacio, dadas las crecientes amenazas a la infraestructura crítica submarina.
Desafíos técnicos y legales
El desarrollo de HEIST no está exento de desafíos. Gregory Falco, ingeniero de sistemas espaciales en la Universidad de Cornell y codirector del proyecto, describe la iniciativa como técnicamente compleja y dependiente de leyes internacionales “muy complicadas”. Además, requerirá una importante coordinación jurisdiccional entre los países participantes.
Los investigadores de HEIST se enfrentan a diversos obstáculos, desde la navegación de regulaciones internacionales hasta la creación de prototipos funcionales. El proyecto, que se lanzará formalmente con un simposio en la Universidad de Cornell este mes, prevé dos años de pruebas antes de crear un sistema operativo funcional.
Uno de los aspectos más innovadores de HEIST es su enfoque en la detección precisa de amenazas. Mientras que los operadores de redes de cables submarinos actuales pueden detectar perturbaciones con una precisión de un kilómetro, el proyecto aspira a reducir este margen a un metro. Esta mejora significativa en la capacidad de detección permitiría una respuesta más rápida y eficaz ante posibles ataques o fallos en la infraestructura.
La importancia de HEIST trasciende el ámbito militar. Empresas como Viasat Inc. y Sierra Space Corp., así como la compañía de ciberseguridad islandesa Syndis, participan en el esfuerzo. Esta colaboración entre el sector público y privado subraya la naturaleza crítica de la infraestructura de comunicaciones para la economía global y la seguridad nacional.
El proyecto HEIST representa un paso significativo en la protección de las comunicaciones globales. Al combinar tecnologías terrestres y espaciales, la OTAN y sus socios buscan crear un sistema resiliente capaz de mantener las comunicaciones en funcionamiento incluso en los escenarios más adversos. En un mundo donde la información es poder, asegurar su flujo ininterrumpido se ha convertido en una prioridad estratégica de primer orden.
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