El alucinante de los hongos modifica las redes cerebrales durante semanas
La psilocibina de los hongos alucinógenos altera redes cerebrales temporalmente, afectando la flexibilidad cerebral y la salud mental
Un estudio reciente ha puesto de manifiesto que la psilocibina, el compuesto activo presente en los hongos alucinógenos, puede provocar cambios temporales en las redes cerebrales relacionadas con el pensamiento introspectivo, tales como la ensoñación y la memoria.
Estos efectos persisten durante semanas, lo que sugiere que el cerebro puede volverse más flexible y, en consecuencia, mejorar la salud mental de los individuos.
La investigación abre nuevas posibilidades para el desarrollo de terapias basadas en psilocibina dirigidas a tratar la depresión y el trastorno de estrés postraumático. El estudio enfatiza la necesidad de utilizar estos fármacos bajo supervisión médica, subrayando que los cambios inducidos en las redes cerebrales no son permanentes, sino temporales, lo cual es ideal para un potencial medicamento.
Los consumidores de hongos que contienen psilocibina, comúnmente llamados hongos mágicos, suelen reportar experiencias distorsionadas de espacio, tiempo y percepción de sí mismos.
Durante mucho tiempo, los defensores de los psicodélicos han sostenido que, bajo las condiciones adecuadas, estas experiencias pueden aliviar la angustia mental. Algunos estudios científicos apoyan esta teoría, sugiriendo que la psilocibina podría tener beneficios terapéuticos.
En el estudio llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis, se descubrió que la psilocibina altera temporalmente una red crítica de áreas cerebrales involucradas en el pensamiento introspectivo.
Estos hallazgos proporcionan una explicación neurobiológica de los efectos alucinógenos de la droga y sentarían las bases para desarrollar terapias para enfermedades mentales como la depresión y el trastorno de estrés postraumático.
El Dr. Nico UF Dosenbach, uno de los coautores principales del estudio, explicó que el efecto inicial de la psilocibina es muy potente y que, aunque se disipa, deja un impacto duradero. Este efecto es deseable en un posible medicamento, ya que no se busca destruir las redes cerebrales de las personas, pero tampoco se pretende que todo vuelva a la normalidad de inmediato.
Tratamientos para enfermedades psiquiátricas
La investigación, publicada en la revista Nature, ofrece una guía que otros científicos pueden seguir para evaluar los efectos de las drogas psicoactivas en la función cerebral. Esto podría acelerar el desarrollo de fármacos para diversas enfermedades psiquiátricas.
El primer autor del estudio, Joshua S. Siegel, MD, PhD, reunió a un equipo de expertos, incluyendo a Dosenbach y la coautora principal Ginger E. Nicol, MD. Juntos, desarrollaron una forma de visualizar el impacto de la psilocibina en las redes cerebrales funcionales de los participantes y correlacionar estos cambios con experiencias subjetivas.
El equipo reclutó a siete adultos sanos que tomaron una dosis alta de psilocibina o metilfenidato, en condiciones controladas. Cada participante fue acompañado por expertos capacitados que les brindaron apoyo durante toda la experiencia.
Además, se realizaron múltiples exploraciones cerebrales por resonancia magnética funcional en los días y semanas previas, durante y hasta tres semanas posteriores a la ingesta de psilocibina.
Los resultados mostraron que la psilocibina provocó cambios profundos y generalizados en las redes funcionales del cerebro. En particular, desincronizó la red neuronal por defecto, que suele estar activa cuando el cerebro no está ocupado en nada específico. Después de perder la sincronización, la red se restableció, pero pequeñas diferencias persistieron durante semanas.
El estudio encontró que los cerebros de las personas que toman psilocibina se parecen más entre sí durante la experiencia psicodélica que a sus propios cerebros antes de tomarla. Esto sugiere una pérdida temporal de la individualidad, confirmando neurocientíficamente la sensación de pérdida de sí mismo reportada por los usuarios.
Los participantes también calificaron sus sentimientos de trascendencia, conexión y asombro, y se encontró una correlación entre la magnitud de los cambios en las redes funcionales y la intensidad de la experiencia subjetiva.
Nicol, Siegel y Dosenbach advierten que su estudio no debe interpretarse como una justificación para el uso no supervisado de psilocibina. El fármaco no está aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para tratar la depresión u otras condiciones, y su uso sin la supervisión de profesionales de la salud mental capacitados puede ser riesgoso.
Sigue leyendo: