Mortalidad infantil en EE.UU. aumentó en 2022 por primera vez en décadas

La mortalidad infantil en EE.UU. aumentó un 3% en 2022, primera alza en 20 años, con 5,6 muertes por cada 1.000 nacidos vivos, según datos de los CDC

Mortalidad infantil en EE.UU. aumentó en 2022 por primera vez en décadas

Las malformaciones congénitas fueron responsables de casi una de cada cinco muertes, seguidas por trastornos relacionados con una gestación corta y bajo peso al nacer. Crédito: New Africa | Shutterstock

En 2022 Estados Unidos experimentó un aumento en la tasa de mortalidad infantil, rompiendo una tendencia de 20 años de descensos continuos. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) publicaron datos que revelan que más de 20.500 bebés murieron antes de cumplir un año, con una tasa de 5,6 muertes por cada 1,000 nacidos vivos.

Este incremento del 3% en comparación con el año anterior es significativo, marcando el primer aumento estadísticamente relevante desde 2002, según el Centro Nacional de Estadísticas de Salud de los CDC.

A pesar de una tendencia general a la baja desde 1995, la tasa de mortalidad infantil en Estados Unidos sigue siendo considerablemente más alta que en muchos otros países similares. Los expertos en salud pública, como Amanda Jean Stevenson, demógrafa y profesora adjunta de sociología en la Universidad de Colorado en Boulder, subrayan la gravedad de esta situación.

Stevenson destaca que la salud infantil es uno de los indicadores más importantes de salud pública, y cualquier interrupción en la tendencia a la baja es motivo de preocupación. Según ella, es crucial que estas cifras continúen disminuyendo, ya que incluso una estabilidad en las tasas no es suficiente para un país con tasas tan altas.

El informe de los CDC identifica las principales causas de mortalidad infantil en 2022, que permanecieron constantes respecto al año anterior. Las malformaciones congénitas fueron responsables de casi una de cada cinco muertes, seguidas por trastornos relacionados con una gestación corta y bajo peso al nacer, síndrome de muerte súbita del lactante, lesiones no intencionales y complicaciones maternas. Notablemente, la tasa de muertes infantiles debido a complicaciones maternas aumentó un 9%, pasando de unas 30 muertes por cada 100,000 nacidos vivos a más de 33 por cada 100,000.

La salud infantil está estrechamente ligada a la salud materna, y Estados Unidos enfrenta un desafío persistente con altas tasas de mortalidad materna durante el embarazo, el parto y el posparto. A pesar de algunas mejoras recientes, el país aún muestra una tasa de mortalidad materna superior a la de otras naciones de altos ingresos.

Stevenson sugiere que el aumento en las complicaciones maternas puede atribuirse a que muchos estados no cumplen con los estándares de atención necesarios para enfrentar estas complicaciones, exacerbadas por la pandemia de COVID-19.

Impacto de la pandemia de Covid en la mortalidad infantil

La pandemia ha tenido un impacto significativo en la salud de las madres y los bebés. Un estudio amplio del año pasado mostró que las mujeres embarazadas que contrajeron COVID-19 tenían casi cuatro veces más probabilidades de ser ingresadas en unidades de cuidados intensivos, 15 veces más probabilidades de requerir ventilación y siete veces más probabilidades de morir en comparación con las no infectadas. Además, estos bebés enfrentaban mayores riesgos de parto prematuro y bajo peso al nacer.

Las comunidades indígenas y nativas de Alaska han sido desproporcionadamente afectadas por el COVID-19, y sus tasas de mortalidad infantil aumentaron drásticamente entre 2021 y 2022. En particular, la tasa de mortalidad infantil entre los bebés negros fue la más alta, con casi 11 muertes por cada 1.000 nacidos vivos.

Sin embargo, la tasa entre los bebés indígenas americanos y nativos de Alaska mostró un aumento del 20% en un año, alcanzando más de 9 muertes por cada 1.000 nacidos vivos. En contraste, la tasa de mortalidad entre los bebés blancos, aunque también aumentó, se mantuvo por debajo de la mayoría de los otros grupos raciales y étnicos, con aproximadamente 4,5 muertes por cada 1,000 nacidos vivos.

Este incremento en la mortalidad infantil subraya la necesidad urgente de abordar tanto la salud materna como infantil con políticas y estándares de atención más efectivos y equitativos a nivel nacional.

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