Ronda Política: José Huizar, un mes más en libertad

De nuevo le aplazan la fecha de entrega para comenzar a cumplir su condena de 13 años de prisión federal

El exconcejal de la ciudad de Los Ángeles, José Huizar logra aplazar de nuevo su fecha de entrega. (Archivo/La Opinión)

El exconcejal de la ciudad de Los Ángeles, José Huizar logra aplazar de nuevo su fecha de entrega. (Archivo/La Opinión) Crédito: J. Emilio Flores | La Opinión

De nueva cuenta, al exconcejal José Huizar le han pospuesto la fecha para entregarse y comenzar a cumplir su condena de 13 años. Estaba supuesto a  rendirse el viernes 30 de agosto, pero ahora la Oficina del Fiscal Federal le ha extendido el plazo de entrega hasta el 7 de octubre. Es decir, que tendrá un mes más en libertad. Inicialmente debía iniciar a purgar su condena en abril, pero le han venido aplazando la fecha. 

Las razones esgrimidas para el aplazamiento tienen que ver con asuntos familiares serios. Al parecer, relacionados con la salud de un ser querido muy cercano. Eso le ha permitido al exconcejal gozar de unos meses más fuera del calabozo, un tiempo que debe ser una tortura sabiendo lo que le espera.

Es una desgracia lo que ha pasado con Huizar condenado a principios de año por corrupción federal, bajo cargos de evasión fiscal y conspiración por violar la Ley de Organizaciones Corruptas e Influenciadas por el Crimen Organizado (RICO). 

El  hombre ha reconocido sus errores públicamente, y suplicó a través de sus abogados por una condena de ocho a nueve años, pero el juez fue implacable y no cedió, quizá queriendo mandar un duro mensaje de advertencia al resto de funcionarios públicos ante el crecimiento de la corrupción política.

Mucha gente guarda sentimientos encontrados por el caso Huizar.

Por supuesto que la corrupción en la que se vio involucrado es condenable a todas luces y debe ser penada; pero al mismo tiempo, no deja de ser triste, observar como tiró por las escaleras toda su carrera política y su vida personal.

Había vencido todas las adversidades en contra para llegar hasta el cargo de concejal.

Era un concejal muy querido y una estrella política en permanente ascenso, que no supo decir no a las tentaciones que se le presentaron en el camino, y cayó vilmente, hundiéndose en el fango de la corrupción.

Fue un niño migrante mexicano que vino a vivir a Estados Unidos a los tres años, hijo de padres obreros, que creció en la pobreza en el barrio de Boyle Heights; de adolescente fue repartidor de periódicos, y con todo en contra se graduó de UC Berkeley, obtuvo una maestría en Princeton University y un doctorado en la escuela de derecho de UCLA. Se hizo ciudadano de Estados Unidos, estando en la universidad.

Fue el primer latino en servir en la Junta Directiva de Princeton; y el primer inmigrante en ser miembro del Concejo de Los Ángeles. Derrotó a una politicaza de la estatura de Gloria Molina quien buscaba desbancarlo y se reeligió por cuarta vez.

Incluso en 2005 fue considerado uno de los 100 hispanos más influyentes de Estados Unidos por la Hispanic Business Magazine; y fue nombrado por Los Angeles Business Journal como una de las 25 figuras en Los Ángeles que se destacaban por su potencial  para moldear vidas.

Huizar consiguió muchos logros, pero al mismo tiempo vinieron las acusaciones de mala conducta y acoso sexual que le costaron un dineral resolver, y el resto ya lo saben, la investigación federal que terminó por condenarlo a pasar más de una década en prisión.

Es una tragedia el caso Huizar, por su familia y en especial por sus cuatro hijos.

Su historia es la del hombre que lo tuvo todo y lo perdió todo.

Y tristemente no es el único. Se dio a conocer esta semana que en la última década, 576 funcionarios públicos en California han sido condenados por corrupción federal.

Cuando se trata de latinos que fallan, duele y mucho, porque a esta comunidad le ha costado bastante adquirir representación política en California.

Negocios bajo amenaza

Cuando el propietario del icónico restaurante Langer’s Deli cercano al parque MacArthur pegó el grito en el cielo al anunciar que estaba a punto de cerrar debido a que el crimen, las pandillas y los desamparados estaban amenazando con la supervivencia de su negocio, mientras que la ciudad no hacía nada, la alcaldesa Karen Bass se le apareció.

Norm Langer recibió la visita para almorzar de Bass y hasta intercambiaron teléfonos.

Ojalá Bass se haya comprometido de verás con ayudar, y no solo haya sido una oportunidad para la foto. 

Recordemos también que el restaurante de Langer no es el único afectado con la inseguridad en esa área. Muchos de los negocios alrededor del parque MacArthur sufren del mismo mal, y sus dueños se quejan de verse obligados a pagar cuota a los pandilleros para que los dejen trabajar en paz.

Y ¿dónde está la concejal Eunisses Hernández? Esta área es parte de su distrito.

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